viernes, 28 de agosto de 2015




Faltaban cuatro suspiros  y el FC Cartagena se acercó hasta el estadio Carranza para intentar ahogar a uno de ellos y tomar un poquitín de aire. No pudo ser. Y eso que hasta allí se acercó, dicen que a título personal y para estar cerca del equipo, don Francisco Belmonte, periodista murciano, convertido en cabeza visible de un grupo de personas con intenciones de entrar en el Cartagena e intentar asumir una herencia envenenada que se presentaba como la cabeza visible de una crisis fuera de control donde todo aparecía como mal y donde era noticia constante que las cifras económicas del club todavía eran peores de lo que se sabía. Se anunciaba el apocalipsis y hasta algunos enteradillos, cercanos a las terminales informativas del club, hasta comenzaba a gustarles la catástrofe.  No era mala cosa, me refiero al apoyo de Belmonte: los de Palomeque viajaban con muchas bajas y con los infinitos problemas que seguían horadando en la herida que llevaba toda una temporada supurando al estar muy infectada.  

Pero la evidencia fue la que fue, los despropósitos siguieron aumentado, la efesemanía se dio cuenta al ser el partido televisado y Palomeque tuvo que reconocer que: “El Cádiz ha sido justo vencedor, pero felicito a mis jugadores porque han dado la cara una vez más. Dentro de lo malo, me voy satisfecho por la actitud de los jugadores. Más cabreado por las lesiones y las expulsiones, por las bajas que tenemos de cara al domingo. Hay que recuperar a la gente, ya que nos jugamos la vida el domingo". 

Y para que las cosas no viniesen solas hasta el capellán del Club, el franciscano Padre Turpín, se recuperaba de ese problema coronario que le atormentaba desde hacía unos cuantos  meses.


El Icue y…cuando sólo quedan tres suspiros

“La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación”. (Ramón J. Sender)

Viendo a nuestro FC Cartagena esta tarde por televisión he recordado esa expresión francesa “Printemps pourri” que sirve para definir esas primaveras lluviosas, frescas, podridas en definitiva, que estropean cosechas, fines de semana y negocios turísticos. El Icue sabe que en la soleada Cartagena esto no ha lugar, aunque ahora cuando escribo truena y llueve. Pero, en lo deportivo y visto lo visto, no me negarán que estamos ante una primavera podrida futbolísticamente hablando. Y ya saben, las estadísticas meteorológicas vienen a indicarnos que, tras una primavera podrida, nueve de cada 10 veces llega un mal verano. ¡Ay, por Dios, que no ocurra esto! Cádiz FC 2 – FC Cartagena 0. Y todavía quedan tres suspiros.

Hoy el Icue quisiera ser breve, el partido, una vez terminada la primera parte, no ha dado más de sí, si exceptuamos los goles marcados por el Cádiz: minuto 12 por Fran Machado que suponía para los gaditanos el 1-0, y diez minutos después el marcado por Jona para cerrar el partido con ese 2-0 con el que terminó.

Es cierto que durante la primera parte y con esa arriesgada alineación presentada por Palomeque el Cartagena se desenvolvía bien. Ejercía presión en el centro del campo, se cerraba arriba con cinco hombres y Chus Hevia quedaba sólo arriba. El Efesé hacia su partido, el partido que le convenía, y lo hacía bien. Pero llegó un minuto 43 nefasto, un minuto traidor, ese que siempre llega cuando está por finalizar la primera parte. Caía lesionado Tarantino, entraba en su sustitución Segura, cambiaba la distribución de la defensa, se iban al descanso y todo comenzó a cambiar. El Cartagena aguantaba un punto por el fantástico trabajo de los cuatro de atrás y la tela de araña tejida en el centro del campo. Pero a pesar de eso comenzaron a entrarnos malas y nefastas sensaciones.


Voy a confesarles que el Icue se sentó delante del televisor sosegado, los nervios los había abandonado en la comida, con un café asiático y con mucha esperanza: se podía perder, no mucho, y se podía ganar todo. Ocurrió lo segundo, era lo previsto, y ya está. A esperar al Cartagonova, a desear que llegue pronto el Real Betis pequeño, será el próximo domingo, tener la esperanza de la salida al campo de La Victoria jiennense y cerrar la contabilidad futbolera en el partido contra La Roda. Van a ser tres suspiros, tres cortadas respiraciones, tres campanazos, pero de gloria, ya lo verán. Tiene el Icue la intuición de que este último suspiro será deleitoso.

Cuando el Icue se sentó delante del televisor a presenciar el partido tuvo la sensación, además de la tranquilidad sosegada, de que en esta temporada el FC Cartagena había perdido el control del tiempo futbolístico desde el inicio de la temporada. Y fue desde que aparecieron esos Javieres con aires y parecido a ese Gorgias de Leontinos, sofista que siempre trató de defender con su palabrerío para envenenar o embaucar a la ya escasa efesemanía. Me han contado en infinidad de ocasiones y les he leído o escuchado y siempre me dio la sensación de ser capaces de defender encarnizadamente unas tesis a la vez que la contraria, argumentado y contraargumentando al tiempo que utilizaban mal la gloriosa Retórica. Y es esto lo que nos ha conducido hacia esas tres rampas con ese 14% maldito que le quedan por ascender a este Cartagena. 

Sabe el Icue que estas pendientes ya estaban en la hoja de ruta desde los primeros días de julio pasado. Otros, ya saben, jaleaban y hasta son capaces de escribir ahora que todo ha sido una sorpresa y que este equipo ha sido sorprendido hasta en su buena fe. Cosa que es cierta. Hay algo más: este Cartagena tiene pocas fuerzas, están  prácticamente exhaustos y al límite de su resistencia. Pero sabe el Icue que, a partir de hoy, esta muchachada, con su técnico a la cabeza, van a poner a prueba su resistencia para que ese pánico, que a todos nos atormenta, no nos ahogue. Pero, ¡cuidado! Todos los adversarios o enemigos que pisan los talones a este glorioso Efesé ya han olido la extrema debilidad de este equipo que hoy en la Tacita de Plata ha podido quedarse tieso en esas primeras rampas de esas tres cordilleras un tanto imprevistas que aun restan. Sus rivales van atacarle en bloque, aprovechando la pájara de un equipo sumido en el más absoluto desconcierto. Se miran entre ellos y no dan crédito. Conoce el Icue que a este equipo no le falta empuje ni confianza y le sobra unidad, solidaridad y sacrificio en estas horas críticas. Y hasta puede que ya hayan desaparecido esas sombras de complejos.


Intuye el Icue que lo que resta, además de tres suspiros, no son tres partidos, sino tres eliminatorias, y eso lo cambia todo. Sí, porque se trata de alargar la estrategia de partido hasta un ida y vuelta donde el error tiene un alto precio. Y van a tratar de jugar pensando. Luego está el factor campo, un componente que en el último suspiro puede ser insustancial si este equipo no cuida antes factores de verdad, determinantes, como el controlar nerviosismos para interpretar esencialmente la idea futbolística que este entrenador y sus jugadores ya poseen. 

Icue, por favor, transmite a esta plantilla que pueden hacer cualquier cosa: defender arriba, esperar al medio, quitar la pelota atrás, defender atacando, atacar los espacios, ataques largos...Que sea lo que sea, el objetivo pasa por ganar sólo dos suspiros, pasar dos eliminatorias para que, con el triunfo en la final,  no olviden que la mariposa fue antes gusano, al igual que estos jugadores ya fueron antes vencidos y mañana serán vencedores. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 4/26: ante diem sextum  Kalendas Maias. Nº 371.

Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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