Faltaban cuatro suspiros
y el FC Cartagena se acercó hasta el estadio Carranza para intentar
ahogar a uno de ellos y tomar un poquitín de aire. No pudo ser. Y eso que hasta
allí se acercó, dicen que a título personal y para estar cerca del equipo, don
Francisco Belmonte, periodista murciano, convertido en cabeza visible de un grupo
de personas con intenciones de entrar en el Cartagena e intentar asumir una
herencia envenenada que se presentaba como la cabeza visible de una crisis
fuera de control donde todo aparecía como mal y donde era noticia constante
que las cifras económicas del club todavía eran peores de lo que se sabía. Se
anunciaba el apocalipsis y hasta algunos enteradillos, cercanos a las
terminales informativas del club, hasta comenzaba a gustarles la catástrofe. No era mala cosa, me refiero al apoyo de
Belmonte: los de Palomeque viajaban con muchas bajas y con los infinitos problemas
que seguían horadando en la herida que llevaba toda una temporada supurando al
estar muy infectada.
Pero la evidencia fue la que fue, los despropósitos siguieron
aumentado, la efesemanía se dio cuenta al ser el partido televisado y Palomeque
tuvo que reconocer que: “El Cádiz ha sido justo vencedor, pero felicito a mis
jugadores porque han dado la cara una vez más. Dentro de lo malo, me voy
satisfecho por la actitud de los jugadores. Más cabreado por las lesiones y las
expulsiones, por las bajas que tenemos de cara al domingo. Hay que recuperar a
la gente, ya que nos jugamos la vida el domingo".
Y para que las cosas no viniesen solas hasta el capellán del
Club, el franciscano Padre Turpín, se recuperaba de ese problema coronario que le
atormentaba desde hacía unos cuantos meses.
El Icue y…cuando sólo quedan tres suspiros
“La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de
la salvación”. (Ramón J. Sender)
Viendo a nuestro FC Cartagena esta tarde por
televisión he recordado esa expresión francesa “Printemps pourri” que sirve
para definir esas primaveras lluviosas, frescas, podridas en definitiva, que
estropean cosechas, fines de semana y negocios turísticos. El Icue sabe que en
la soleada Cartagena esto no ha lugar, aunque ahora cuando escribo truena y
llueve. Pero, en lo deportivo y visto lo visto, no me negarán que estamos ante
una primavera podrida futbolísticamente hablando. Y ya saben, las estadísticas
meteorológicas vienen a indicarnos que, tras una primavera podrida, nueve de
cada 10 veces llega un mal verano. ¡Ay, por Dios, que no ocurra esto! Cádiz FC 2 – FC Cartagena 0. Y todavía
quedan tres suspiros.
Hoy el Icue quisiera ser breve, el partido, una vez
terminada la primera parte, no ha dado más de sí, si exceptuamos los goles
marcados por el Cádiz: minuto 12 por Fran Machado que suponía para los
gaditanos el 1-0, y diez minutos
después el marcado por Jona para cerrar el partido con ese 2-0 con el que terminó.
Es cierto que durante la primera parte y con esa
arriesgada alineación presentada por Palomeque el Cartagena se desenvolvía
bien. Ejercía presión en el centro del campo, se cerraba arriba con cinco
hombres y Chus Hevia quedaba sólo arriba. El Efesé hacia su partido, el partido
que le convenía, y lo hacía bien. Pero llegó un minuto 43 nefasto, un minuto
traidor, ese que siempre llega cuando está por finalizar la primera parte. Caía
lesionado Tarantino, entraba en su sustitución Segura, cambiaba la distribución
de la defensa, se iban al descanso y todo comenzó a cambiar. El Cartagena
aguantaba un punto por el fantástico trabajo de los cuatro de atrás y la tela
de araña tejida en el centro del campo. Pero a pesar de eso comenzaron a
entrarnos malas y nefastas sensaciones.
Voy a confesarles que el Icue se sentó delante del
televisor sosegado, los nervios los había abandonado en la comida, con un café
asiático y con mucha esperanza: se podía perder, no mucho, y se podía ganar
todo. Ocurrió lo segundo, era lo previsto, y ya está. A esperar al Cartagonova,
a desear que llegue pronto el Real Betis pequeño, será el próximo domingo,
tener la esperanza de la salida al campo de La Victoria jiennense y cerrar la
contabilidad futbolera en el partido contra La Roda. Van a ser tres suspiros,
tres cortadas respiraciones, tres campanazos, pero de gloria, ya lo verán.
Tiene el Icue la intuición de que este último suspiro será deleitoso.
Cuando el Icue se sentó delante del televisor a
presenciar el partido tuvo la sensación, además de la tranquilidad sosegada, de
que en esta temporada el FC Cartagena había perdido el control del tiempo
futbolístico desde el inicio de la temporada. Y fue desde que aparecieron esos
Javieres con aires y parecido a ese Gorgias de Leontinos, sofista que siempre
trató de defender con su palabrerío para envenenar o embaucar a la ya escasa
efesemanía. Me han contado en infinidad de ocasiones y les he leído o escuchado
y siempre me dio la sensación de ser capaces de defender encarnizadamente unas
tesis a la vez que la contraria, argumentado y contraargumentando al tiempo que
utilizaban mal la gloriosa Retórica. Y es esto lo que nos ha conducido hacia
esas tres rampas con ese 14% maldito que le quedan por ascender a este
Cartagena.
Sabe el Icue que estas pendientes ya estaban en la
hoja de ruta desde los primeros días de julio pasado. Otros, ya saben, jaleaban
y hasta son capaces de escribir ahora que todo ha sido una sorpresa y que este
equipo ha sido sorprendido hasta en su buena fe. Cosa que es cierta. Hay algo
más: este Cartagena tiene pocas fuerzas, están
prácticamente exhaustos y al límite de su resistencia. Pero sabe el Icue
que, a partir de hoy, esta muchachada, con su técnico a la cabeza, van a poner
a prueba su resistencia para que ese pánico, que a todos nos atormenta, no nos
ahogue. Pero, ¡cuidado! Todos los adversarios o enemigos que pisan los talones
a este glorioso Efesé ya han olido la extrema debilidad de este equipo que hoy
en la Tacita de Plata ha podido quedarse tieso en esas primeras rampas de esas
tres cordilleras un tanto imprevistas que aun restan. Sus rivales van atacarle
en bloque, aprovechando la pájara de un equipo sumido en el más absoluto
desconcierto. Se miran entre ellos y no dan crédito. Conoce el Icue que a este
equipo no le falta empuje ni confianza y le sobra unidad, solidaridad y
sacrificio en estas horas críticas. Y hasta puede que ya hayan desaparecido
esas sombras de complejos.
Intuye el Icue que lo que resta, además de tres
suspiros, no son tres partidos, sino tres eliminatorias, y eso lo cambia todo.
Sí, porque se trata de alargar la estrategia de partido hasta un ida y vuelta
donde el error tiene un alto precio. Y van a tratar de jugar pensando. Luego
está el factor campo, un componente que en el último suspiro puede ser
insustancial si este equipo no cuida antes factores de verdad, determinantes,
como el controlar nerviosismos para interpretar esencialmente la idea
futbolística que este entrenador y sus jugadores ya poseen.
Icue, por favor, transmite a esta plantilla que pueden
hacer cualquier cosa: defender arriba, esperar al medio, quitar la pelota
atrás, defender atacando, atacar los espacios, ataques largos...Que sea lo que
sea, el objetivo pasa por ganar sólo dos suspiros, pasar dos eliminatorias para
que, con el triunfo en la final, no
olviden que la mariposa fue antes gusano, al igual que estos jugadores ya
fueron antes vencidos y mañana serán vencedores. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 4/26: ante diem
sextum Kalendas Maias. Nº 371.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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