sábado, 10 de mayo de 2014





Fue aquella tarde, tarde fría de enero, una tarde primorosa en la vigésimo primera jornada de fútbol de la temporada que fue de 2012 – 2013. Fue la tarde de Oscar Rico, de Florián, la tarde del tercer triunfo consecutivo de nuestro FC Cartagena, fue la tarde en la que el equipo de Pacheta la lió parda, funcionando como un reloj, donde todas las piezas estuvieron perfectamente sincronizadas, firmes en la zona de defensa, con control y autoridad en el centro del campo y, fundamentalmente, con Diego Segura dirigiendo la orquesta: “no vamos a descubrir a Diego. Tiene cambio de ritmo, velocidad, último pase...” 

El Cartagena de Pacheta seguía creciendo. Y, en aquella tarde, completó en casa uno de sus mejores partidos  de la temporada, confirmando su espléndida recuperación de las últimas semanas. 

Y al final de la jornada Pacheta seguía  sin tener "ni idea de una posible marcha de Juanma". Pero eso sí siempre pensando y defendiendo a los suyos. “Tenemos argumentos como para creer en este equipo. Mariano y Urzaiz son muy buenos, tengo argumentos para estar contento, estoy tranquilo, dominamos muchas variables que se puedan dar en un partido, nos falta la presión con y sin balón, tenemos que ir todos, pero tal y como estaba el partido esto suele suceder".

Fue en enero, el día de San Sebastián donde todos, también el Icue, acabamos contentos y gustosos al ver a nuestro Cartagena dominador. Y así lo contó el Icue.

UN RINCÓN PARA DOCE. Pedro Roberto


El Icue y…”ya estamos en Haro que se ven las luces”
“Generalmente ganamos la confianza de aquellos en quienes ponemos la nuestra”. (Pietro Metastasio)

Domingo, 20 de enero de 2013

Ha terminado el partido FC Cartagena 3 & Écija Balompié 0 y mi admirado Icue acaba de recordarme aquello que se dice, esencialmente, en mi tierra: “Ya estamos en Haro que se ven las luces”. La frase suele decirse cuando de noche nos acercamos a cualquier  pueblo y vemos su alumbrado. Desde que Pacheta llegó a la Ciudad Trimilenaria se hizo la luz deportiva ganando once puntos de los quince en disputa. Nuestro, vuestro y su equipo luce, desde su llegada,  más que ese querido  Faro de Navidad que, emplazado en la bocana del puerto, alumbra, guía y hasta es refugio de pescadores al anochecer.

Este pícnico entrenador al que un día el Icue comparó con Clemente, ese querido y también enjuto Abad de Silos, impresiona cuando habla, al poner luz en ese castellano de Román Paladino, que también enhebra y tanto gusto da escucharle en las ruedas de prensa previas y después de los partidos. Es exquisito en el decir, aquilatado, sobrio y perfecto cuando se le tiene enfrente en esa distancia corta de la conversación sin ataduras. Se le entiende todo: “Yo solo pienso en ganar partido a partido”. Les prometo que, a no más tardar, lo comprobaré.

Este recio e inhiesto muchacho, criado a la sombra del ciprés silense habla como hablaba Machado cuando decía aquello de: “Bueno es recordar / las palabras viejas / que han de volver a sonar”. O, cuando el mismo poeta, nos recordaba aquello de: “Por dar al viento trabajo / cosía con hilo doble / las hojas secas del árbol”. He ahí pues de lo que “Pachetín” ha dotado a esta gran plantilla a partir de su llegada: Palabras viejas expresadas con nitidez, trabajo y ese continuo hilar lo cotidiano con el esfuerzo y la alegría de poder decir las cosas mirándose a los ojos. Esta es la luz que el salense ha traído a un equipo donde, hasta su llegada, solamente lucían las camisas de un engreído y soberbio entrenador, de corto verbo, que anhelaba exhibir promocionalmente sus prendas en el escaparate más cercano.


La situación deportiva de este equipo en este enero de cierzo y rebajas ha dejado de ser  desesperada y es por ello por lo que me propongo escribir sólo de fútbol. Pero claro, al no presenciarlo, me siento como aquel poeta de “Fresa y chocolate” que, al entregarle un ladrillo, preguntaba: ¿Dónde lo pongo? Y es entonces cuando el ladrillo se convierte en balón y aparece el equipo, su  intensidad, su confianza y su solidaridad. Y ahí están Diego Segura, Mariano Sánchez y Oscar Rico, que toma los balones para marcar él o para  que el francés los introduzca, esta tarde por partida doble, en la portería contraria y, ¡a celebrarlos, media vuelta, y a seguir jugando! Los macedonios ya han encontrado a su Alejandro. Su presencia tiene un reverso balsámico, y ese efecto ya sabemos cómo se llama: Pacheta, ese entrenador que solo desea que los suyos peleen humildemente partido a partido y nos ha permitido descubrir que todos juegan, todos pelean para que el francés marque goles, la portería se mantenga a cero, como en aquellos primeros en los que el FC Cartagena de Victor permanecía imbatido y ¡Juanma a la cuenca minera de Ponferrada! Por eso es bueno convivir con gente mejor. Este Pacheta es capaz de presentarse él solo en la balconada del hermoso ayuntamiento cartagenero con el ciprés de Silos a sus espaldas a celebrar el ascenso.
Esta tarde este equipo ya no es un caso único, ni irreal. Es un equipo creíble arrancando pedazos de realidad y, ¡ojo!, preparado para volver a hacer historia. Historia que esta tarde ha comenzado a ser más verosímil al estar vivos, tan vivos, como bien vivo estaba Tragabuches aquel gitano, rondeño y torero que perteneció a la partida de los Siete Niños de Écija descerrajando tres tiros  en la portería de Ramón y acabando con la ilusión de este Écija de Miguel Rivera que venía al Cartagonova con la ilusión de que el cartagenerismo disfrutase de un buen partido. Lo ha conseguido. Ya nada puede sonar a fantasía.

Y hasta aquí, amigo Icue, hemos llegado. El Efesé ha vapuleado a los ecijanos, extrayendo recursos de las piedras y sin tirar los euros, de momento, en el vacío del mercado invernal y es que este Pacheta  puede hacer maravillas y hasta milagros y, además, se expresa en un buen, perfecto castellano viejo para, sin cansarse, luchar contra los molinos de viento, porque “ya estamos en Haro que se ven las luces”. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 1/20: ante diem tertium decimum Kalendas Februarias. Nº 273.


Texto y fotos El Rincón del Icue. Copyright ©

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