Recuerdo que en esa temporada 2013 – 2014 el Efesé se acercaba
hasta la bahía gaditana con 33 puntos en su zurrón y asentado en el tercer
puesto de la clasificación. Recuerdo que el FC Cartagena llegaba al Carranza donde
ningún equipo, hasta esa fecha del 10 de diciembre, nadie había ganado,
solamente La Hoya Lorca había arrebatado un punto a los de Raúl Agné. Y va, apareció
nuestro Cartagena y logró arrebatarle un punto al equipo gaditano con sólo diez
jugadores. ¡Qué bien le vendría esta tarde de domingo, final de abril, ese
punto! Vamos a esperar.
Y allí estuvo Limones para obrar el milagro y así lo comprobaron,
ya fuese desde la tribuna principal, cosa que hicieron Quique Pina, dueño del Cádiz, Juan Carlos Cordero y David Buitrago, o desde
la zona noble del Carranza donde situaron, al lado de Florentino Manzano, para
presenciar el partido a Fran de Paula, presidente ejecutivo del Efesé.
Y allí apareció un Cádiz, sediento de fútbol, hambriento de
balón, para morder en los primeros compases y arrinconar a los cartageneros en
su puerta. Así que pronto, muy pronto, pusieron a Limones a sudar, que fue
sorprendido, ya en el inicio del partido, por un trallazo de Juan Villar que se
envenenó en su bote justo antes de encontrarse con las manoplas del excelente
portero albinegro.
Y al final hasta apareció Luis Tevenet para manifestar con la
claridad que le caracteriza y reconocer el esfuerzo de sus jugadores aquello de:
“Mis jugadores demostraron tener dos pelotas como dos melones.” Y es que en
aquella noche el FC Cartagena tuvo que hacer un tremendo esfuerzo al tener que
jugar con diez jugadores desde el minuto 5 hasta el final, con el añadido de 4
minutos.
¡Ojala que mañana vuelvan a tocar clarines de gloria! ¡Ojala que
el FC Cartagena se muestre como el Séptimo de caballería! ¡Ojala que de nuevo
aparezca el Limones de las tardes gloriosas! que los de Palomeque ataquen con
todo, no se descompongan, no pierdan la compostura y se traigan para Cartagena
aunque sólo sea un punto, ese que tanto se necesita.
El Icue y…cuando Limones sacó de quicio hasta a las habaneras
“El sufrimiento es casi un amigo”. (Antoine De Saint
Exupery)
Habían transcurrido siete minutos de la primera parte
cuando llegó la expulsión del capitán Mariano Sánchez y casi todo se vino
abajo, fundamentalmente en el ánimo de todos los aficionados-oyentes que
estábamos pegados al sonido de la radio pública. Entonces todos nos acordamos
de aquel mago entrenador, llamado Helenio Herrera, que más o menos vino a decir
que se juega mejor con diez que con once... Pues eso. Hoy eso no ha sucedido.
El FC Cartagena, con diez, ha empatado a cero. Y mientras aquí, desde donde
escribo, cae la niebla, mejor se echa la niebla, despeñándose lentamente como
mariposa cencellada sobre las pocas hojas que todavía visten a los árboles. Y
es que tal como se ponía la noche le dije al que tenía sentado a mi lado: estos
nos deleitan con un festival de habaneras proponiéndose pregoneros del próximo
carnaval. Pero ahí estaban Limones y sus defensas, sus centrocampistas y hasta
todos sus delanteros para achicar todo lo que rondaba por el área cartagenera.
Y todo, menos para la efesemanía, se quedó en canciones de nostalgias y
lejanías, de mar y de horizontes.
Antes de que llegase esta tarde nos habían dicho,
querido Icue, que el Cádiz estaba gripado, como gripados han quedado sus
astilleros que permiten a los temporales arrastrar esas medusas tóxicas a sus
playas gaditanas, que ya tampoco existe esa cigarrera, icono de la ciudad y que
todos los gaditanos hasta están como preparados para fumarse el último cigarro
en esta 2ª División B. Y va, querido Icue, y no nos ganan y quedan donde
estaban antes del comienzo del partido. Y ese deseo de ponerse terceros en esa
clasificación del Grupo IV queda en ruina incipiente aunque haya acudido a
salvarlos ese nuevo mecenas del fútbol español llamado Quique Pina, símbolo de
agrupar para su entorno una serie de clubs de fútbol. Pero amigos gaditanos,
tranquilos, no todo es ruina, todavía os queda la marroquinería y esos
matuteros, aptos y preparados para realizar sus procesiones desde el vecino
Gibraltar. No, este equipo que en tiempos fue, simpático, glorioso y hasta
gracioso de la Primera División y en otros comenzó a oler a chamusquina, hoy
sigue siendo tan simpático y más ahora que ese olor ya no le asfixia ni
oscurece los aledaños del nuevo Carranza, se ha transformado en perfume con
olor a tabaco como aquel que salía por la chimenea de esa fábrica tabaquera no
muy lejos de allí y que obligaba a muchos a taparse la nariz al no poder
soportarlo.
Al salir expulsado Mariano pensé que si el FC
Cartagena tenía que caer, lo haga con grandeza. Lo cual solamente suponía
necesariamente en aguantar y no pensar en jugar bien. Se trataba de sobrellevar
el acoso, el intento de derribo, de sufrir, defender, enrocarse, salir de la
angustia y para eso, conjurado, ahí estaba nuestro portero Limones que dentro
de muchos años, aunque no lo vimos, se dirá que en Cádiz vieron a un majestuoso
y grandioso Limones asombrando a toda la bahía gaditana, y lo dirán todavía con
admiración. Y es aquí cuando el Icue se ha acordado de Numancia y de su defensa
y también de ese numantino Pacheta que hoy anda por esas tierras heladas de
Polonia. Se trata, en fin, de que este grupo espléndido de jugadores puedan
darse un pequeño homenaje al conseguir el objetivo. Después del descosido
inicial, cuando no son goles prematuros, son expulsiones, se trataba de sacar
un punto y este ha sido una buena recompensa. Y con esto, como agradecimiento,
he comenzado a darle vueltas a esa frase de Di Stéfano, “sea el balón quien se
vuelva y les diga aquello de, gracias, viejos”.
Y después del partido me acordé del cine y con él del
western que siempre llevó consigo la perspectiva del crepúsculo. Y aunque nació
nostálgico como el partido, con la mirada puesta en espacios abiertos, a
defender los jugadores comenzaron a convertirse en héroes posibles. Esta noche,
jugadores del Cartagena, os habéis transfigurado en centauros del desierto y
habéis terminado la faena con un anochecer purísimo. Se trataba de ganar pero,
al presentarse la expulsión del sheriff, no se pudo, aunque muy cerca del
final, oímos las galopadas de Menudo y de Antoñito deseando presentarse ante el
saloon de Alejandro. A los dos se les cerró la puerta y nuestras ilusiones
quedaron fuera, condenados a vagar en solitario con las árguenas cargadas de un
solo punto. Cierto, no se trataba de ganar pero os quedasteis con la chica. Se
pudo perder todo, pero allí quedó vuestro orgullo. Por resumir, el Ramón de
Carranza con Limones sacando de quicio hasta las habaneras. Lo máximo. ¡Ay, ay,
ay!
Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 12/10: ante diem
quartum Idus Decembres. Nº 311.
Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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