sábado, 25 de abril de 2015



 

Recuerdo que en esa temporada 2013 – 2014 el Efesé se acercaba hasta la bahía gaditana con 33 puntos en su zurrón y asentado en el tercer puesto de la clasificación. Recuerdo que el FC Cartagena llegaba al Carranza donde ningún equipo, hasta esa fecha del 10 de diciembre, nadie había ganado, solamente La Hoya Lorca había arrebatado un punto a los de Raúl Agné. Y va, apareció nuestro Cartagena y logró arrebatarle un punto al equipo gaditano con sólo diez jugadores. ¡Qué bien le vendría esta tarde de domingo, final de abril, ese punto! Vamos a esperar.
Y allí estuvo Limones para obrar el milagro y así lo comprobaron, ya fuese desde la tribuna principal, cosa que hicieron Quique Pina,  dueño del Cádiz,  Juan Carlos Cordero y David Buitrago, o desde la zona noble del Carranza donde situaron, al lado de Florentino Manzano, para presenciar el partido a Fran de Paula, presidente ejecutivo del Efesé.  

Y allí apareció un Cádiz, sediento de fútbol, hambriento de balón, para morder en los primeros compases y arrinconar a los cartageneros en su puerta. Así que pronto, muy pronto, pusieron a Limones a sudar, que fue sorprendido, ya en el inicio del partido, por un trallazo de Juan Villar que se envenenó en su bote justo antes de encontrarse con las manoplas del excelente portero albinegro.
Y al final hasta apareció Luis Tevenet para manifestar con la claridad que le caracteriza y reconocer el esfuerzo de sus jugadores aquello de: “Mis jugadores demostraron tener dos pelotas como dos melones.” Y es que en aquella noche el FC Cartagena tuvo que hacer un tremendo esfuerzo al tener que jugar con diez jugadores desde el minuto 5 hasta el final, con el añadido de 4 minutos.  

¡Ojala que mañana vuelvan a tocar clarines de gloria! ¡Ojala que el FC Cartagena se muestre como el Séptimo de caballería! ¡Ojala que de nuevo aparezca el Limones de las tardes gloriosas! que los de Palomeque ataquen con todo, no se descompongan, no pierdan la compostura y se traigan para Cartagena aunque sólo sea un punto, ese que tanto se necesita.
 
 
 
 
 
 

El Icue y…cuando Limones sacó de quicio hasta a las habaneras

“El sufrimiento es casi un amigo”. (Antoine De Saint Exupery)

Habían transcurrido siete minutos de la primera parte cuando llegó la expulsión del capitán Mariano Sánchez y casi todo se vino abajo, fundamentalmente en el ánimo de todos los aficionados-oyentes que estábamos pegados al sonido de la radio pública. Entonces todos nos acordamos de aquel mago entrenador, llamado Helenio Herrera, que más o menos vino a decir que se juega mejor con diez que con once... Pues eso. Hoy eso no ha sucedido. El FC Cartagena, con diez, ha empatado a cero. Y mientras aquí, desde donde escribo, cae la niebla, mejor se echa la niebla, despeñándose lentamente como mariposa cencellada sobre las pocas hojas que todavía visten a los árboles. Y es que tal como se ponía la noche le dije al que tenía sentado a mi lado: estos nos deleitan con un festival de habaneras proponiéndose pregoneros del próximo carnaval. Pero ahí estaban Limones y sus defensas, sus centrocampistas y hasta todos sus delanteros para achicar todo lo que rondaba por el área cartagenera. Y todo, menos para la efesemanía, se quedó en canciones de nostalgias y lejanías, de mar y de horizontes.
Antes de que llegase esta tarde nos habían dicho, querido Icue, que el Cádiz estaba gripado, como gripados han quedado sus astilleros que permiten a los temporales arrastrar esas medusas tóxicas a sus playas gaditanas, que ya tampoco existe esa cigarrera, icono de la ciudad y que todos los gaditanos hasta están como preparados para fumarse el último cigarro en esta 2ª División B. Y va, querido Icue, y no nos ganan y quedan donde estaban antes del comienzo del partido. Y ese deseo de ponerse terceros en esa clasificación del Grupo IV queda en ruina incipiente aunque haya acudido a salvarlos ese nuevo mecenas del fútbol español llamado Quique Pina, símbolo de agrupar para su entorno una serie de clubs de fútbol. Pero amigos gaditanos, tranquilos, no todo es ruina, todavía os queda la marroquinería y esos matuteros, aptos y preparados para realizar sus procesiones desde el vecino Gibraltar. No, este equipo que en tiempos fue, simpático, glorioso y hasta gracioso de la Primera División y en otros comenzó a oler a chamusquina, hoy sigue siendo tan simpático y más ahora que ese olor ya no le asfixia ni oscurece los aledaños del nuevo Carranza, se ha transformado en perfume con olor a tabaco como aquel que salía por la chimenea de esa fábrica tabaquera no muy lejos de allí y que obligaba a muchos a taparse la nariz al no poder soportarlo.

Al salir expulsado Mariano pensé que si el FC Cartagena tenía que caer, lo haga con grandeza. Lo cual solamente suponía necesariamente en aguantar y no pensar en jugar bien. Se trataba de sobrellevar el acoso, el intento de derribo, de sufrir, defender, enrocarse, salir de la angustia y para eso, conjurado, ahí estaba nuestro portero Limones que dentro de muchos años, aunque no lo vimos, se dirá que en Cádiz vieron a un majestuoso y grandioso Limones asombrando a toda la bahía gaditana, y lo dirán todavía con admiración. Y es aquí cuando el Icue se ha acordado de Numancia y de su defensa y también de ese numantino Pacheta que hoy anda por esas tierras heladas de Polonia. Se trata, en fin, de que este grupo espléndido de jugadores puedan darse un pequeño homenaje al conseguir el objetivo. Después del descosido inicial, cuando no son goles prematuros, son expulsiones, se trataba de sacar un punto y este ha sido una buena recompensa. Y con esto, como agradecimiento, he comenzado a darle vueltas a esa frase de Di Stéfano, “sea el balón quien se vuelva y les diga aquello de, gracias, viejos”.
Y después del partido me acordé del cine y con él del western que siempre llevó consigo la perspectiva del crepúsculo. Y aunque nació nostálgico como el partido, con la mirada puesta en espacios abiertos, a defender los jugadores comenzaron a convertirse en héroes posibles. Esta noche, jugadores del Cartagena, os habéis transfigurado en centauros del desierto y habéis terminado la faena con un anochecer purísimo. Se trataba de ganar pero, al presentarse la expulsión del sheriff, no se pudo, aunque muy cerca del final, oímos las galopadas de Menudo y de Antoñito deseando presentarse ante el saloon de Alejandro. A los dos se les cerró la puerta y nuestras ilusiones quedaron fuera, condenados a vagar en solitario con las árguenas cargadas de un solo punto. Cierto, no se trataba de ganar pero os quedasteis con la chica. Se pudo perder todo, pero allí quedó vuestro orgullo. Por resumir, el Ramón de Carranza con Limones sacando de quicio hasta las habaneras. Lo máximo. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 12/10: ante diem quartum Idus Decembres. Nº 311.


Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
 


 

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