viernes, 3 de abril de 2015








Se acercaba la efesemanía al estadio para presenciar este partido con muchas dudas. Y no le faltaba razón por los resultados de los cuatro partidos jugados con anterioridad. La efesemanía estaba destinada a sufrir en casa ya que, hasta ahora, todos los partidos oficiales en el Cartagonova habían comenzado con marcador adverso y esta vez, en domingo festero, no iba a ser menos. Comenzó el partido y los de Luis Tevenez volvían a estar contra las cuerdas y con la necesidad de tener que remontar un resultado adverso. Se adelantaron los de Arroyo de la Luz en el primer tiempo, minuto 37, por medio de Santi Polo y en el 57 con Lolo. Y llegó la hazaña. El FC Cartagena hizo lo que parecía imposible  y aperecieron Riau, minuto 64, y Fede minutos 65 y 89 y lo que era tristeza se convirtió en épica victoria y las dudas con las que los cartageneristas se habían acercado al estadio se tornaron en sonrisas y alegría. La reacción cartagenerista fue total a base de lucha y entrega y fue premiada con una gran ovación por la afición blanquinegra, que acabó entregada a su equipo.


Todo comenzó con el golazo de Miguel Ángel Riau a Juanma. Todo fue providencial para que el Cartagena saliese de su asombro por el 0-2 adverso. Riau ejecutó de manera primorosa una falta sorteando la barrera extremeña y marcando el primero de los tantos locales. El excartagenerista Juanma no había estado mal hasta ese instante. La falta directa sacada por Riau lo descompuso y Juanma perdió los papeles y hasta quedó sin aliento con los dos siguientes marcados por Fede. La efesemanía se dio cuenta y trató de recordarle con pitos y protestas su desgraciada temporada 2011 – 2012, en su primer paso por el FC Cartagena. La efesemanía suele tener memoria y no se les olvidaron algunas de sus nefastas actuaciones que contribuyeron al descenso de categoría.

Pero lo peor para el extremeño llegó cuando el colegiado señaló el final del encuentro y Juanma Barrero se marchó hacia el vestuario com una exhalación, sin querer saludar prácticamente a nadie. Apenas un roce de manos con el  fisio Fran Angosto. Su cara de enfado se veía a la legua, pensando tal vez, que el Cartagonova no fue el mejor terreno de juego para exhibir sus virtudes como guardameta.


Tevenet, en la previa, había manifestado tener fe ciega en sus delanteros a los que llegó a calificar como de los mejores goleadores la pasada Liga. Tenía optimismo y confianza, también sus jugadores, tras los resultados registrados en las salidas a Huesca (Copa del Rey) y Albacete (Liga). Acertó y al finalizar el partido reconoció que: “Los puntos siempre son importantes, pero el equipo necesita un voto de confianza ganando en casa. Cuando consigamos defender y atacar bien seremos un buen equipo, pero si no vamos a dar la sensación de que cualquiera nos puede hacer daño. En casa tenemos que ganar empaque y ser menos 'flan'”.

Y después de este trabajado triunfo, la Ciudad Trimilenaria, que estaba en plenas fiestas, siguió en ellas y aquellos ruidos de tambores de guerra dejaron de sonar en toda la ciudad. Y hasta Mariano Sánchez anunció desear retomar el espíritu de Alcoy afirmando que este año, último de su carrera deportiva, quería volver a salir triunfador.



 

El Icue y…el FC Cartagena se hace arte en los reflejos de un arroyo

“Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. (Ortega y Gasset)

 “Icue, por favor escríbelo, vocéalo, grítalo, ¡que todos lo oigan!, el Efesé está envuelto en una nube de zozobras. Pide a Dios, a Nuestra Señora de La Caridad y a los cuatro santos cartageneros que le ayuden.  Este equipo está mal, enfermo, sin recursos y con pocas reservas”. Así comenzaba el Icue su artículo, guardado está,  en aquel día de 28 de octubre pasado y que Dios guarde.

Diez meses y unos días después todo ha cambiado y lo que ayer fueron arroyos de lágrimas y de sangre,  hoy son sonidos de alegría y entusiasmo. Cambiaron las palomas y los patos, cambiaron las plumas, también el diseño del uniforme y hasta cambió la fisonomía de esta gran ciudad que, cada año que pasa, está más rejuvenecida y guapa. Si ayer fueron zozobras, esta mañana todo fue serenidad; si hace un año el equipo estaba enfermo, sin recursos y en la reserva, hoy, en la hora del aperitivo, nuestro equipo se ha mostrado saludable, talentoso e ingenioso, provisionado, repuesto y con fondos, fundamentalmente, de esperanza. Así es el fútbol cuando hay criterio.

Mañana de fiesta, mañana de tropas y legiones, de cartagineses y romanos y de triunfo con sabor a sangre y sudor, e incluso con alguna lágrima al ver que el tiempo se acababa y no se salía del empate. Pero llegó la victoria, rondaba el minuto cercano al noventa y apareció Fede para derrotar al Arroyo, al que todavía le quedaba un hilillo de luz, y deshacer ese empate de esperanza que todavía albergaba el ex blanquinegro Juanma.

Mañana de aperitivo y mañana, para el Icue, oxigenada de frescura, de paz y de altura. ¡Qué coherencia!, ¡qué deferencia festera y qué logro! Y el Arroyo ese equipo de ciudad diminuta que se apellida de La Luz venía, y casi lo consigue, a arrebatarnos ese encendido del fuego sagrado queriendo dejar a oscuras a este Cartagena que, de nuevo, comienza a alumbrar.

El FC Cartagena se me ha presentado esta mañana y a lo largo del partido con todos los colores de la naturaleza: amarillo en sus infinitas variedades, dorados, ocres, cárdenos verdes, apareciendo al final el blanquinegro, como debe ser, en el estreno de su nueva indumentaria. Y en mi alegría cartagenerista y desde las alturas en las que escribo apareció el silencio, la umbría, el azul del cielo abriéndose paso entre la maraña de troncos, hojas y ramas. Y la soledad. Y la compañía, que es lo que busqué.


¿Cómo explicar que un equipo arrollado en el primer tiempo (0-2) llega y, dejándose ir, entusiásticamente empata y luego gana (3-2) al borde del descuento? El Icue lo entiende por la suficiente dureza mental en este conjunto, porque el nivel de concentración es muy uniforme entre sus jugadores  y sale en plan de emocionar y avispado y, en particular, porque el equipo hoy ha terminado sobresaliente este partido apretado. Y eso hay que apuntarlo indudablemente en el debe del entrenador y entusiastas jugadores, que han sabido mantener al equipo tenso y agresivo hasta el final.
Hoy el Icue podía haber escrito que el FC Cartagena ha vencido a un equipo de aldea, compuesto por un grupo, obviamente de aldeanos. No lo va a hacer, eso lo deja para los estadísticos, matemáticos y entendidos expertos en la descripción de urbes masificadas. ¡Qué tendrán que ver las grandes, masificadas y abejeras urbes con el buen hacer de un equipo de fútbol, aunque sean aldeaniegos! Hoy, cuando el sol aplasta, el F. C. Cartagena ha sido un hilillo de crecida en el Arroyo de la Luz. Su fútbol ha ido creciendo en juego, ilusión y goles que han servido para hacer, como hace el agua arrolladora, un corte, surco o hendidura en el armazón de este simpático equipo.

Agresividad, emotividad y olés. Se jugó, se peleó y se remontó con efectividad un 0-2 y al Arroyo se le apagó la luz. Estos días en la paz de las montañas, a la sombra de los riscos y viendo volar los buitres al mismo ritmo que el funicular se desliza he pensado que el FC Cartagena se ha tirado esta mañana a un mar de nubes con el sol alzado sobre el horizonte como la forma más ascética de limpiarse por dentro. En el refugio le espera al Icue un café largo de puchero a la sombra de una encina donde, viendo pasar la mañana, se ha vuelto a regocijar escribiendo de su, nuestro, suyo Cartagena. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce. Dies 9/22: ante diem decimum Kalendas Octobres. Nº 297.



Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©





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