Se acercaba la efesemanía al estadio para presenciar este
partido con muchas dudas. Y no le faltaba razón por los resultados de los
cuatro partidos jugados con anterioridad. La efesemanía estaba destinada a
sufrir en casa ya que, hasta ahora, todos los partidos oficiales en el
Cartagonova habían comenzado con marcador adverso y esta vez, en domingo
festero, no iba a ser menos. Comenzó el partido y los de Luis Tevenez volvían a
estar contra las cuerdas y con la necesidad de tener que remontar un resultado
adverso. Se adelantaron los de Arroyo de la Luz en el primer tiempo, minuto 37,
por medio de Santi Polo y en el 57 con Lolo. Y llegó la hazaña. El FC Cartagena
hizo lo que parecía imposible y
aperecieron Riau, minuto 64, y Fede minutos 65 y 89 y lo que era tristeza se
convirtió en épica victoria y las dudas con las que los cartageneristas se
habían acercado al estadio se tornaron en sonrisas y alegría. La reacción
cartagenerista fue total a base de lucha y entrega y fue premiada con una gran
ovación por la afición blanquinegra, que acabó entregada a su equipo.
Todo comenzó con el golazo de Miguel Ángel Riau a Juanma. Todo
fue providencial para que el Cartagena saliese de su asombro por el 0-2
adverso. Riau ejecutó de manera primorosa una falta sorteando la barrera
extremeña y marcando el primero de los tantos locales. El excartagenerista Juanma
no había estado mal hasta ese instante. La falta directa sacada por Riau lo
descompuso y Juanma perdió los papeles y hasta quedó sin aliento con los dos
siguientes marcados por Fede. La efesemanía se dio cuenta y trató de recordarle
con pitos y protestas su desgraciada temporada 2011 – 2012, en su primer paso
por el FC Cartagena. La efesemanía suele tener memoria y no se les olvidaron algunas
de sus nefastas actuaciones que contribuyeron al descenso de categoría.
Pero lo peor para el extremeño llegó cuando el
colegiado señaló el final del encuentro y Juanma Barrero se marchó hacia el
vestuario com una exhalación, sin querer saludar prácticamente a nadie. Apenas
un roce de manos con el fisio Fran Angosto.
Su cara de enfado se veía a la legua, pensando tal vez, que el Cartagonova no fue el mejor terreno de juego para exhibir sus virtudes como guardameta.
Tevenet, en la previa, había manifestado tener fe ciega en sus delanteros
a los que llegó a calificar como de los mejores goleadores la pasada Liga. Tenía
optimismo y confianza, también sus jugadores, tras los resultados registrados
en las salidas a Huesca (Copa del Rey) y Albacete (Liga). Acertó y al finalizar
el partido reconoció que: “Los puntos siempre son importantes, pero el equipo
necesita un voto de confianza ganando en casa. Cuando consigamos defender y
atacar bien seremos un buen equipo, pero si no vamos a dar la sensación de que
cualquiera nos puede hacer daño. En casa tenemos que ganar empaque y ser menos
'flan'”.
Y después de este trabajado triunfo, la Ciudad Trimilenaria, que
estaba en plenas fiestas, siguió en ellas y aquellos ruidos de tambores de
guerra dejaron de sonar en toda la ciudad. Y hasta Mariano Sánchez anunció
desear retomar el espíritu de Alcoy afirmando que este año, último de su
carrera deportiva, quería volver a salir triunfador.
El Icue y…el FC Cartagena se hace arte en los reflejos de un arroyo
“Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. (Ortega y Gasset)
“Icue, por
favor escríbelo, vocéalo, grítalo, ¡que todos lo oigan!, el Efesé está envuelto
en una nube de zozobras. Pide a Dios, a Nuestra Señora de La Caridad y a los
cuatro santos cartageneros que le ayuden.
Este equipo está mal, enfermo, sin recursos y con pocas reservas”. Así
comenzaba el Icue su artículo, guardado está,
en aquel día de 28 de octubre pasado y que Dios guarde.
Diez meses y unos días después todo ha cambiado y lo
que ayer fueron arroyos de lágrimas y de sangre, hoy son sonidos de alegría y entusiasmo.
Cambiaron las palomas y los patos, cambiaron las plumas, también el diseño del
uniforme y hasta cambió la fisonomía de esta gran ciudad que, cada año que
pasa, está más rejuvenecida y guapa. Si ayer fueron zozobras, esta mañana todo
fue serenidad; si hace un año el equipo estaba enfermo, sin recursos y en la
reserva, hoy, en la hora del aperitivo, nuestro equipo se ha mostrado
saludable, talentoso e ingenioso, provisionado, repuesto y con fondos,
fundamentalmente, de esperanza. Así es el fútbol cuando hay criterio.
Mañana de fiesta, mañana de tropas y legiones, de
cartagineses y romanos y de triunfo con sabor a sangre y sudor, e incluso con
alguna lágrima al ver que el tiempo se acababa y no se salía del empate. Pero llegó
la victoria, rondaba el minuto cercano al noventa y apareció Fede para derrotar
al Arroyo, al que todavía le quedaba un hilillo de luz, y deshacer ese empate
de esperanza que todavía albergaba el ex blanquinegro Juanma.
Mañana de aperitivo y mañana, para el Icue, oxigenada
de frescura, de paz y de altura. ¡Qué coherencia!, ¡qué deferencia festera y
qué logro! Y el Arroyo ese equipo de ciudad diminuta que se apellida de La Luz
venía, y casi lo consigue, a arrebatarnos ese encendido del fuego sagrado queriendo
dejar a oscuras a este Cartagena que, de nuevo, comienza a alumbrar.
El FC Cartagena se me ha presentado esta mañana y a lo
largo del partido con todos los colores de la naturaleza: amarillo en sus
infinitas variedades, dorados, ocres, cárdenos verdes, apareciendo al final el
blanquinegro, como debe ser, en el estreno de su nueva indumentaria. Y en mi
alegría cartagenerista y desde las alturas en las que escribo apareció el
silencio, la umbría, el azul del cielo abriéndose paso entre la maraña de troncos,
hojas y ramas. Y la soledad. Y la compañía, que es lo que busqué.
¿Cómo explicar que un equipo arrollado en el primer
tiempo (0-2) llega y, dejándose ir, entusiásticamente empata y luego gana (3-2)
al borde del descuento? El Icue lo entiende por la suficiente dureza mental en
este conjunto, porque el nivel de concentración es muy uniforme entre sus
jugadores y sale en plan de emocionar y
avispado y, en particular, porque el equipo hoy ha terminado sobresaliente este
partido apretado. Y eso hay que apuntarlo indudablemente en el debe del
entrenador y entusiastas jugadores, que han sabido mantener al equipo tenso y
agresivo hasta el final.
Hoy el Icue podía haber escrito que el FC Cartagena ha
vencido a un equipo de aldea, compuesto por un grupo, obviamente de aldeanos.
No lo va a hacer, eso lo deja para los estadísticos, matemáticos y entendidos
expertos en la descripción de urbes masificadas. ¡Qué tendrán que ver las
grandes, masificadas y abejeras urbes con el buen hacer de un equipo de fútbol,
aunque sean aldeaniegos! Hoy, cuando el sol aplasta, el F. C. Cartagena ha sido
un hilillo de crecida en el Arroyo de la Luz. Su fútbol ha ido creciendo en
juego, ilusión y goles que han servido para hacer, como hace el agua
arrolladora, un corte, surco o hendidura en el armazón de este simpático
equipo.
Agresividad, emotividad y olés. Se jugó, se peleó y se
remontó con efectividad un 0-2 y al Arroyo se le apagó la luz. Estos días en la
paz de las montañas, a la sombra de los riscos y viendo volar los buitres al
mismo ritmo que el funicular se desliza he pensado que el FC Cartagena se ha
tirado esta mañana a un mar de nubes con el sol alzado sobre el horizonte como
la forma más ascética de limpiarse por dentro. En el refugio le espera al Icue
un café largo de puchero a la sombra de una encina donde, viendo pasar la
mañana, se ha vuelto a regocijar escribiendo de su, nuestro, suyo Cartagena.
¡Ay, ay, ay!
Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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