Monsieur y Grandeur Cygan
“En
torno a Soria, entre plomizos cerros
y
manchas de raídos encinares”. (A. Machado)
Sabe el Icue que, algunos, antes
de que llegases, ya te declararon “en ruinas” y otros te denominaron “mula
cansada” y, los menos, hasta quisieron crucificarte durante tu última Semana
Santa cartagenera. No pasó nada o sí, ya sabes, y es que, por aquellos días,
todavía poseías algunas gotas de esencia para resurgir y deleitarnos con tu
tranco largo, cabeza en alto, pases precisos, fuerte defensa, algún gol
trascendente y lucir por las canchas tu calva divina a lo Yul Brynner. Y es
que, amigo mío, fue por aquellas fechas, justo en ese partido FC Cartagena-Real
Betis, el de la temporada 2009-2010, cuando te abrazaste con Tato en aquel partido que se perdió 1-2 y que se
cumplían los cincuenta años de la muerte de Gary Cooper y, ¡oh casualidad!,
unos pocos aficionados y algún medio informativo empezó a abandonarte para
dejarte sólo ante el peligro y la mayoría siguió pensando en recordarte como
uno de los grandes y como uno de los nuestros. Pero la cosa terminó y entonces
el Icue no tuvo otro remedio que recordarte como hoy hace ante la fotografía de
nuestro Abel F. Ros con estos versos de Gabriela Mistral: “En costa lejana /y
en mar de Pasión, /dijimos adioses /sin decir adiós. /Y no fue verdad la
alucinación. /Ni tú la creíste /ni la creo yo, / "y es cierto y no es cierto"
/como en la canción”.
El Icue recordará a Cygan con
aquello que sucedió, él estuvo allí, aquel cinco de diciembre de 2009. Tendría
muchas cosas que contar, pero son estas líneas las que pueden definir
perfectamente lo que fue este futbolista.
Soria cinco de diciembre de 2009,
jornada décimo quinta, las predicciones meteorológicas anunciaban temperaturas
bajo cero, otra vez el “general invierno” que tantos dolores de cabeza nos ha
dado hasta ahora.
El partido acababa de empezar,
cuando, el “calvo divino”, en una jugada fortuita, clavaba en el fango de Los
Pajaritos su pierna izquierda cayendo de verdad y gravemente lesionado y sin
protección alguna del anacoreta visigodo San Saturio, patrono de Soria y
residente en la ermita colgada sobre el roquedal, al lado del Duero, que como
diría A. Machado, “TRAZA SU CURVA DE BALLESTA”. Y el Icue vio los grandes
gestos de dolor y como se acababa, todo, absolutamente todo, para Monsieur
Cygan.
Eso fue la historia de aquel
partido helador, doloroso y sangriento de aquel FC Cartagena y de ese
muchacho-futbolista que algunos declararon “en ruinas” y otros denominaron
“mula cansada”, resurgiendo del dolor de sus cenizas y que, recuperado, volvía a deleitarnos con su tranco largo,
cabeza en alto, pases precisos, fuerte remate, algún gol trascendente, y que
después de partida su rodilla por el hielo, regresó para recorrer, de nuevo,
las canchas luciendo su calva divina con mirada soñadora y pinta de actor, a lo
Yul Brynner.
En su corta vida deportiva en
Cartagena derrochó talento aderezado con fortaleza y abnegación, blandiendo su
rotura parcial del ligamento lateral interno en su rodilla izquierda como
bandera de sacrificio, para recuperado, mostrar un exquisito fútbol,
proponiendo paredes veloces en el campo, sin maltratar la pelota y
convirtiéndolo en el icono francés de la “grandeur” de la afición cartagenera.
Y al mismo tiempo y con la misma facilidad y elegancia que recorría el campo de
juego con la camiseta número 2, se transformó en un jugador diferente para
liderar a esa gran “camada” disciplinada de jóvenes y veteranos. Y siempre
joven, aunque alguien le considerase mayor en aquella y aciaga tarde donde
llegó a jugar contra el Alba y todos nos encontramos a un Pascal Cygan
desafortunado, el Cygan más desafortunado de toda la temporada. Tan
desafortunado estuviste que Juan Ignacio tuvo que dejarte en el vestuario para
no salir en la segunda parte. Es importante decir que el Icue llegó a pensar
que la juventud se había alejado de ti para siempre aquel 30 de abril.
Pero no estabas viejo, no. Y
todavía recuerda el Icue aquella anécdota que hoy te cuento: el Viernes Santo
de aquel año se hallaba en Cartagena y se acercó a la parroquia de Santa María
de Gracia, puesto que de sus entrañas iba a partir la gran procesión al
anochecer. Dentro y fuera bullían relucientes soldados romanos. De pronto, oí
una delicada voz que surgía a mi izquierda; era una anciana que, cerca de la
entrada, me insinuaba: ¡Por favor joven!
¿puede ofrecerme su brazo para subir esta rampa? ¿Joven yo, había oído bien?
Accedí y le ofrecí encantado mi brazo. Salí a la calle: el mundo volvía a ser maravilloso.
En la espléndida tarde-noche comprendí que uno no es mayor ni importante porque
así conste en el documento nacional de identidad. Basta con que uno haga un
favor al prójimo, al próximo, y tú, amigo Pascal, siempre los hicistes, aunque
sólo fuesen favores futbolísticos. Era lo tuyo, amigo.
En resumidas cuentas, este Divino
Calvo seguirá siendo, aunque no lo veamos corretear por el Cartagonova, ese
GRANDEUR, que de niño prodigio pasó a ser futbolista envidiado y deseado,
aunque sólo sea para impartir a otros jóvenes lo que lleva dentro, que no es
poco. Desde ayer y desde ahora, y con los deseos de siempre, fuiste y serás
aquel DIVINO CALVO, GRANDEUR, EMPERADOR Y ENVIDIADO futbolista envidiado que,
como dijo Hesíodo, primer autor clásico que se ocupó de la envidia: “El
alfarero envidia al alfarero, el artesano al artesano, el músico al músico, el
poeta al poeta y hasta el pobre envidia al pobre”.
Gracias Pascal, el Icue siempre
te recordará como un futbolista que fue tan niño prodigio y envidiado como
aquel Blaise Pascal de Clermont-Ferrand, filósofo compatriota y homólogo de tu
nombre.
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 4/10: ante diem quartum Idus Apriles.
Remember Nº 14.
Texto El Rincón del Icue. Foto
http://qapta.es/. Copyright ©
PD. Ha llovido mucho
y florituras las mínimas. Se ha llegado mucho por parte del FC Cartagena a la
portería del Mrbella CF, pero no se ha marcado. Así es complicado hacer goles, insisto. El Efesé buscaba alargar su
racha de imbatibilidad hasta los diez partidos y sin Limones, lesionado en un
hombro. Y la décima se quedó en deseos. Querían alcanzar al Real Jaén y no hubo
manera.
La pasada jornada el FC Cartagena empataba
con el Algeciras cuando faltaban menos de diez minutos para el final del
partido y esto fue un tremendo fiasco para un Cartagena que, a pesar de estar
en forma, no lograba su objetivo. Y hoy, otro fiasco en un partido extraño que hasta
en un fallo de Sergio García logró que los marbellíes lograsen el primero en su
cuenta y permitirles soñar con la toma del estribo de su último tren para no
perder comba en esa misma pelea.
Y cuando el reloj marcaba el minuto veintiuno
de la segunda parte apareció Menudo, se la puso a Sergio Jiménez para que este
marcara e hizo el empate. Y todo lo complicó Moisés con ese su gol en propia
meta transcurriendo el minuto veinticuatro para que el Marbella anotase su gol
segundo. No hay excusas ante este resultado, porque el Efesé, disfrutando de
ocasiones, no tiene gol y ante eso tampoco hay disculpas ante un partido que,
hasta escuchándolo, ha sido un partido loco, loco, loco. Y así ya sólo queda
una cosa: darle no una vuelta, sino un cambiazo a la situación. Y, ¡uf!,
mientras esto sucedía, Pallarés, un ex cartagenero le marcaba al Real Murcia el
gol que le valía la victoria a la UCAM. Y, al mismo tiempo, y casi en el mismo
minuto, minuto 78, que en la Nueva Condomina, apareció Chus Hevia para marcar
su gol que tanto se estaba negando. Y mientras
parecía que la breva estaba muy madura y podía caer en la cesta de cualquiera
de los dos equipos se quedó en la higuera y también el objetivo del Cartagena con
el que habían acudido al municipal marbellí.
Marbella CF 2 - FC Cartagena 2
ALINEACIONES
Marbella CF: Villanueva, Gabi Ramos (’56 Ocaña),
Herrera, Marcos Ruiz, Navarro, Emilio Cubo, Sielva, Durán, Gerrit, Sergio
Narváez y Juanfri (’71 Yebra).
FC Cartagena: Manzanares;
Mario Sánchez
(’64 Chus Hevia), Gonzalo, Moisés, Jesús Álvaro; Sergio Jiménez (‘72 Indiano),
Rivero; Cristo, Juanlu Hens, Menudo (’77 Laens); Sergio García.
GOLES: Marbella CF 2 (’60 Juanfri
y ‘68 Moisés en propia meta) - FC Cartagena 2 (’66 Sergio Jiménez; ’78 Chus
Hevia.
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