Se comentó por aquellos días de finales de noviembre, cuando el frío
ya rascaba la cara, que el FC Cartagena se echaba a la carretera para defender
el liderato; que los de Tevenet visitaban Cáceres queriendo alargar esa racha
de 8 partidos en liga sin conocer la derrota y que el CP Cacereño les aguardaba
a 7 horas de autobús. Se escribió también, un tanto inconsciente, que los de la
Ciudad Portuaria llegaban a este partido en un gran estado de forma y que, esperando,
como estaban, toda una eliminatoria a doble partido ante todo un FC Barcelona y
estando en lo más alto de la clasificación del Grupo IV, todo era un perfecto
presagio.
Como ven, apreciados lectores, todo era positivo, todo buenas
palabras. Vendieron la piel del oso antes de cazarlo, no fueron cautos. Y como
narra el Icue no sólo se perdió el empaque, sino que los de Tevenet perdieron
hasta el oremus. Y los que antes del partido dijeron digo con alabanzas después
de él tuvieron que recoger velas, siempre lo hacen, y escribieron que todo
había sido un “severo traspiés”. ¡Qué cosas! Da igual; ayer escribían que: “este
Cartagena tiene buena pinta” y pocos días más tarde: “este Cartagena tiene que
mejorar”. ¡Qué más da! Si no entienden de contradicciones. Y la contradicción,
forastero, es contradicción la diga, escriba Agamenón o la manifieste su
porquero. Vale.
El Icue y…cuando el FC Cartagena pierde el empaque
“El equipo ha cogido el
empaque y espero que dure mucho”. (Luis G. Tevenet)
No sé muy bien a que se refería Tevenet la otra
mañana, en la previa, cuando literalmente vino a decirnos: “El equipo ha cogido el empaque y espero que dure
mucho”. Digo, querido Icue, que no lo sé muy bien. Me he ido a todos los
diccionarios que tengo en mi librería, son unos cuantos, y después del partido,
otro jugado a la hora del aperitivo, no he encontrado la definición exacta al
término empaque con el que quiso obsequiarnos el sevillano. Efectivamente esta
mañana el FC Cartagena no sólo ha perdido ese empaque que se inventó Tevenet,
sino que también el equipo portuario perdió hasta el oremus.
Mire usted amigo Tevenet, hay que tener mucho
cuidado con las palabras que utilizamos: si al pronunciar la palabra empaque
usted se refería a ese empaque como conjunto de materiales que forman la
envoltura y armazón de los paquetes, papeles, telas, cuerdas y cintas,
efectivamente nuestro Cartagena ha sido esta mañana en el Príncipe Felipe, un
auténtico paquetón sin desempeñar su papel al quedarse éste como mera
envoltura; si por el contrario al pronunciarlo se refería con el término
empaque a tener descaro y desfachatez, usted dirá. Hoy ni hubo descaro y sí demasiada
desfachatez; si entendió con la palabra empaque, encajonar y empaquetar, así ha
sido. El Cacereño nos empaquetó con esos dos goles de Toni, recibiendo un balón
proveniente del pase de la muerte y de Elías con el que definitivamente nos
envió hasta la Ciudad Portuaria encajonados y corneados por esos dos pitonazos;
si quiso decir que empaque era sólo una metáfora relativa a hacer el equipaje,
pues tuvo razón: hoy nuestros jugadores al no tener tiempo de deshacer el
equipaje se volvieron a Cartagena tal y como fueron a la ciudad extremeña. Así
que, amigo Tevenet, cuídese en el uso de las palabras porque hoy usted tampoco
acertó.
Después de lo de esta mañana, al perder su partido, el
FC Cartagena se ha quedado clavado en esta decimoquinta Jornada y ha habilitado
al Cacereño para continuar en su record de nueve jornadas sin ser derrotado lo
que ha sido oportuno para que, después del partido, la plaza Mayor de Cáceres
fuese un lío de sutileza, punto de encuentro, reflejo lúdico, antesala de
ciudad medieval y también centro de la polémica.
¡Cuidado con ese hoyo! me refiero a esa sima en la
que han caído esta mañana algunos jugadores de nuestro Cartagena: Fede, Carlos
David, Marcos Rodríguez, Antoñito y hasta el goleador Fernando. También
Tevenet, que si en Tudela le dije mirándole de frente que había sido un
entrenador valiente, hoy no lo ha sido, ni durante el seguimiento del partido,
ni a la hora de hacer los cambios por lo que, con este descalabro, todos han
podido romperse la crisma de ser ilusos y así esta plantilla deberá dejar de mirar a las estrellas cuando camine; el
peligro de su agujero negro está en el suelo de algunos estadios, y sobre todo en
los de fuera del Cartagonova.
Este querido equipo, hoy señor Tevenet y señores
jugadores, ha tenido un problema, no sólo el haber perdido el puesto de líder y
haber descendido hasta el cuarto puesto de la clasificación, sino que se ha
mostrado como un equipo de juego a rachas, sin impulsos y desbocado que, al
perder la intensidad, se ha convertido en vulgar y sin puntas de fútbol que
pudiesen poner goles. Esta mañana no apareció el pragmatismo, ni las jugadas
exquisitas de Antoñito, Fede, Mejías o Fernando, ni esa versión más admirada de
los de la zamarra carmesí con la cruz blanca, al no ser capaces de hipnotizar y
atolondrar al adversario, noquearlo y traerse los puntos hasta Cartagena. Hoy
no hubo nada de esto. Este Cartagena hoy fue un equipo frío como el tiempo y
los rocíos y las noches heladoras de estos días extremeños que han “quemado” a
algunos de nuestros jugadores y hasta al entrenador que no ha sabido reaccionar
quedando desvencijado y no sabiendo hacer de la necesidad virtud. Hoy el equipo
ni calentó ni jugó, se paró y se retiró marchando hasta Cartagena sin respuesta
del porqué de lo de esta mañana. Se quedaron cojos, sin habla y con cara de
enfermo.
Leopoldo Alas Clarín llamó a esta ciudad, patrimonio
mundial, La Vetusta del Sur y el Icue, en su día, la encontró como ese perfecto
lugar que mantiene esa dualidad de mostrarse poco por fuera y vivir hacia
dentro. Hoy, después de esta desilusión en la que nuestro Cartagena ha vuelto
al polvo de las derrotas, el Icue, que todavía tiene esperanza, rompe a cantar
en una taberna y en la algarabía del tenderete de la calle intenta comprar
torta del Casar, pimentón de la Vera y ese autóctono bombón de higo, dos, como
los que nos han metido, botes de criadillas de la tierra, morcillas patateras y
se larga a dar un paseo por el casco histórico de esta ciudad de pájaros y de
subterráneos aljibes, desplazada en el tiempo, probablemente única en el mundo,
hermosísima. Y todo esto cuando ya acaba noviembre con derrota vieja. ¡Por
favor, que gobierne la noche! ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 11/24: ante diem
octavum Kalendas Decembres. Nº 308.
Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/ y La Medusa Paca.
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