viernes, 26 de septiembre de 2014




Se comentó por aquellos días de finales de noviembre, cuando el frío ya rascaba la cara, que el FC Cartagena se echaba a la carretera para defender el liderato; que los de Tevenet visitaban Cáceres queriendo alargar esa racha de 8 partidos en liga sin conocer la derrota y que el CP Cacereño les aguardaba a 7 horas de autobús. Se escribió también, un tanto inconsciente, que los de la Ciudad Portuaria llegaban a este partido en un gran estado de forma y que, esperando, como estaban, toda una eliminatoria a doble partido ante todo un FC Barcelona y estando en lo más alto de la clasificación del Grupo IV, todo era un perfecto presagio.
Como ven, apreciados lectores, todo era positivo, todo buenas palabras. Vendieron la piel del oso antes de cazarlo, no fueron cautos. Y como narra el Icue no sólo se perdió el empaque, sino que los de Tevenet perdieron hasta el oremus. Y los que antes del partido dijeron digo con alabanzas después de él tuvieron que recoger velas, siempre lo hacen, y escribieron que todo había sido un “severo traspiés”. ¡Qué cosas! Da igual; ayer escribían que: “este Cartagena tiene buena pinta” y pocos días más tarde: “este Cartagena tiene que mejorar”. ¡Qué más da! Si no entienden de contradicciones. Y la contradicción, forastero, es contradicción la diga, escriba Agamenón o la manifieste su porquero. Vale.


El Icue y…cuando el FC Cartagena pierde el empaque

“El  equipo ha cogido el empaque y espero que dure mucho”. (Luis G. Tevenet)

No sé muy bien a que se refería Tevenet la otra mañana, en la previa, cuando literalmente vino a decirnos: “El  equipo ha cogido el empaque y espero que dure mucho”. Digo, querido Icue, que no lo sé muy bien. Me he ido a todos los diccionarios que tengo en mi librería, son unos cuantos, y después del partido, otro jugado a la hora del aperitivo, no he encontrado la definición exacta al término empaque con el que quiso obsequiarnos el sevillano. Efectivamente esta mañana el FC Cartagena no sólo ha perdido ese empaque que se inventó Tevenet, sino que también el equipo portuario perdió hasta el oremus. 

Mire usted amigo Tevenet, hay que tener mucho cuidado con las palabras que utilizamos: si al pronunciar la palabra empaque usted se refería a ese empaque como conjunto de materiales que forman la envoltura y armazón de los paquetes, papeles, telas, cuerdas y cintas, efectivamente nuestro Cartagena ha sido esta mañana en el Príncipe Felipe, un auténtico paquetón sin desempeñar su papel al quedarse éste como mera envoltura; si por el contrario al pronunciarlo se refería con el término empaque a tener descaro y desfachatez, usted dirá. Hoy ni hubo descaro y sí demasiada desfachatez; si entendió con la palabra empaque, encajonar y empaquetar, así ha sido. El Cacereño nos empaquetó con esos dos goles de Toni, recibiendo un balón proveniente del pase de la muerte y de Elías con el que definitivamente nos envió hasta la Ciudad Portuaria encajonados y corneados por esos dos pitonazos; si quiso decir que empaque era sólo una metáfora relativa a hacer el equipaje, pues tuvo razón: hoy nuestros jugadores al no tener tiempo de deshacer el equipaje se volvieron a Cartagena tal y como fueron a la ciudad extremeña. Así que, amigo Tevenet, cuídese en el uso de las palabras porque hoy usted tampoco acertó.  


Después de lo de esta mañana, al perder su partido, el FC Cartagena se ha quedado clavado en esta decimoquinta Jornada y ha habilitado al Cacereño para continuar en su record de nueve jornadas sin ser derrotado lo que ha sido oportuno para que, después del partido, la plaza Mayor de Cáceres fuese un lío de sutileza, punto de encuentro, reflejo lúdico, antesala de ciudad medieval y también centro de la polémica. 

¡Cuidado con ese hoyo! me refiero a esa sima en la que han caído esta mañana algunos jugadores de nuestro Cartagena: Fede, Carlos David, Marcos Rodríguez, Antoñito y hasta el goleador Fernando. También Tevenet, que si en Tudela le dije mirándole de frente que había sido un entrenador valiente, hoy no lo ha sido, ni durante el seguimiento del partido, ni a la hora de hacer los cambios por lo que, con este descalabro, todos han podido romperse la crisma de ser ilusos y así esta plantilla deberá dejar  de mirar a las estrellas cuando camine; el peligro de su agujero negro está en el suelo de algunos estadios, y sobre todo en los de fuera del Cartagonova.

 
Este querido equipo, hoy señor Tevenet y señores jugadores, ha tenido un problema, no sólo el haber perdido el puesto de líder y haber descendido hasta el cuarto puesto de la clasificación, sino que se ha mostrado como un equipo de juego a rachas, sin impulsos y desbocado que, al perder la intensidad, se ha convertido en vulgar y sin puntas de fútbol que pudiesen poner goles. Esta mañana no apareció el pragmatismo, ni las jugadas exquisitas de Antoñito, Fede, Mejías o Fernando, ni esa versión más admirada de los de la zamarra carmesí con la cruz blanca, al no ser capaces de hipnotizar y atolondrar al adversario, noquearlo y traerse los puntos hasta Cartagena. Hoy no hubo nada de esto. Este Cartagena hoy fue un equipo frío como el tiempo y los rocíos y las noches heladoras de estos días extremeños que han “quemado” a algunos de nuestros jugadores y hasta al entrenador que no ha sabido reaccionar quedando desvencijado y no sabiendo hacer de la necesidad virtud. Hoy el equipo ni calentó ni jugó, se paró y se retiró marchando hasta Cartagena sin respuesta del porqué de lo de esta mañana. Se quedaron cojos, sin habla y con cara de enfermo. 

Leopoldo Alas Clarín llamó a esta ciudad, patrimonio mundial, La Vetusta del Sur y el Icue, en su día, la encontró como ese perfecto lugar que mantiene esa dualidad de mostrarse poco por fuera y vivir hacia dentro. Hoy, después de esta desilusión en la que nuestro Cartagena ha vuelto al polvo de las derrotas, el Icue, que todavía tiene esperanza, rompe a cantar en una taberna y en la algarabía del tenderete de la calle intenta comprar torta del Casar, pimentón de la Vera y ese autóctono bombón de higo, dos, como los que nos han metido, botes de criadillas de la tierra, morcillas patateras y se larga a dar un paseo por el casco histórico de esta ciudad de pájaros y de subterráneos aljibes, desplazada en el tiempo, probablemente única en el mundo, hermosísima. Y todo esto cuando ya acaba noviembre con derrota vieja. ¡Por favor, que gobierne la noche! ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 11/24: ante diem octavum Kalendas Decembres. Nº 308.

Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/ y La Medusa Paca. Copyright ©

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