El Icue y…cuando Gato con su maullido aportó un punto
“¡Cuán diversas
sendas
se suelen seguir
en el repartir
honras y haciendas!
A unos da
encomiendas,
a otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas
pitos”. (Luis de Góngora)
Decía Simón Ruiz en la previa al partido celebrado
esta mañana en el Cartagonova que: “El domingo pasado hubo un accidente y hay
que seguir adelante”. ¡Oiga, señor Delegado del equipo, respóndame!; Y lo de
esta mañana ¿qué ha sido: un contratiempo, un simple percance, una gran desgracia,
un infortunio, una gran catástrofe sin damnificados, un atropello con víctimas
o un simple empate? El Icue, si usted señor portavoz no me responde, sí sabe lo
que ha sido: esto, amigo Simón, lo de esta mañana, y puesto que estamos muy al lado del
campamento de nuestras fiestas, ha sido una continua borrachera de patatuses,
síncopes, soponcios, desmayos y congojas que han dejado a toda, a la escasa
efesemanía, 2894, que acudió al Cartagonova como eso, como unos auténticos
gilipollas, porque esto, incluida la mala suerte, no hay quien lo soporte.
Al terminar el partido y volverme hacia mi
residencia “Garnacha” en las orillas del Mar Menor no he hecho otra cosa que
pensar en esa frase “No es miedo, es destemple” que el gran Tony Leblanc tiritaba
en lo alto de un trampolín de diez metros en aquella memorable escena de la
película “Historias de la Televisión” en la que terminaría estampándose contra
la masa de agua de la piscina a la que se lanzó para hacerse el machote delante
de su novia. Le sacaron en camilla. Esto es lo que el FC Cartagena ha tenido
esta mañana ante la UD Melilla, miedo y destemple en este partido de vía
crucis. Ahora es cuando el Icue se ha dado cuenta del poco valor que tenían las
palabras de los de Sporto Gol Man 2000 cuando aterrizaron en esta Ciudad
Trimilenaria prometiendo “aires nuevos” que, amigos efesemaníacos, están a
punto de no llegar a conocer el otoño que, si no ha cambiado el calendario Zaragozano
de Mariano Castillo, ya anda por aquí. Con el otoño, ya venido, nuestro, suyo
Cartagena está para ser rescatado del desván en el que lo ha introducido Julio
Cesar Ribas, todavía ausente. No sabe el Icue si Gladiator, en el tiempo que
lleva entre nosotros, ha aprendido a jugar a la petanca o a los bolos
cartageneros. Estaría bien, de haberlo hecho, que su aprendizaje le sirviera de
palanca para, con paciencia, fuerza y tino, trazar las nuevas líneas
futbolísticas de este equipo sediento de ellas.
El FC Cartagena, a día de hoy, ha triturado todas
sus coordenadas. Se ha convertido en el paradigma del equipo solvente, que
despacha sus compromisos sin gloria y con mucha pena, con sufrimiento y ya con
toda naturalidad. Este equipo tiene los nervios agarrados al estómago y el miedo
se le hace mitocondrial. Este equipo parece el equipo de las conspiraciones,
donde Limones discute con su defensa, de las confabulaciones, de las
conchabanzas, complots y las conjuras se mire por donde se mire. El estadio de
la Rambla se ha convertido en el estadio del miedo para el propietario y del éxito
para el contrario. Es el estadio en el que se juntan galgos con podencos y
churras con merinas. Y donde la silla de Julio Cesar comienza a oler a alcanfor
y los mensajes de sus allegados exhalan el mismo destemple y vértigo que Tony
Leblanc sintió antes de aquel costalazo en “Historias de la televisión”. Así,
desde luego, lo ha hecho con la UD Melilla, en la mañana festera de hoy en la
que, de nuevo, ha mordido el polvo de no ganar pareciendo ya un clásico resultado
del Cartagonova.
Este equipo, y van ya cinco jornadas, tiene agotada
la confianza, está más de venida que de ida y su línea de actuación negativa,
hoy aminorada, continúa y no sale de la bancarrota. El Efesé ya no admite otro
debate que el de pelear con los equipos proletarios de la Liga en este grupo IV,
y es que es esa pelea la que le servirá, si llega, como campo de pruebas para
irse ajustando de cara a los duelos de alta alcurnia, los que marcarán, si adquiere
otra envergadura, continuar con su lucha por alcanzar lo que dicen sus
mandatarios es su objetivo. De momento, la regresión sigue a pesar de ese
maullido de Gato en la prórroga, rozando el minuto 91.
Recuerdo que en 1965, tenía el Icue diecinueve años,
Umberto Eco estudió el problema de la cultura popular estableciendo que sólo
había dos formas de solucionarlo: la apocalíptica (pesimista) y la integrada
(optimista). Este es el ánimo cartagenerista que han mostrado los 2894
espectadores asistentes al Cartagonova, donde la mitad, 1447 se han marchado pitando
y sin ver el gol del empate, golazo del Gato, 2 -2, y la otra mitad, los
otros 1447 han permanecido en sus asientos para relamerse de gusto con ese
punto conseguido.
Y a pesar de esto todo está siendo duro, muy duro
para nuestro FC Cartagena: es como si el Oráculo de Delfos le hubiese impuesto
a Gladiator una pesada penitencia para expiar sus pecados y advertirle que esta
Liga no es Disneylandia y que cada punto le va a costar tinta china a nuestro querido Cartagena. Te darás cuenta,
querido amigo, que los equipos de este grupo tal vez no tengan demasiado glamour,
pero les sobra oficio. Que posiblemente no entrarán en puestos para jugar la
fase de ascenso pero se lo pondrán muy crudo a cualquiera que se acerque por
sus inmediaciones. Y mientras tanto la efesemanía deslumbrada por un sol de
justicia en mañana de dos maullidos. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 9/21: ante diem
undecimum Kalendas Octobres. Nº 341.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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