Se jugó este partido en el día cuarto, fue
un primer domingo de mayo, día de la madre y en la primera semana de la “era de
Belmonte” cuando el FC Cartagena se iba a jugar la vida, y tanto se la jugó que
el abismo lo vio tan cerca que comenzó a mirar al descenso cara a cara. Y el FC
Cartagena volvió a fallar ante su público, más numeroso que en otras tardes;
hubo razones para ello: la primera fue que, como era día de comuniones, los niños
acudiesen al estadio vestidos de comunión entraron gratis junto a tres
familiares. Y la segunda fue esa promoción de entradas gratuitas para los
abonados, tanta demanda hubo que en las oficinas del club se estuvo trabajando
incluso el día del trabajador para facilitar su recogida. el FC Cartagena se
jugaba la vida. No podía estar solo. No debía estar solo. Y la afición no quiso
que su equipo estuviese sólo y acudieron en número de unos 6.000.
Y allí que fuimos todos con flores de
esperanza en esa tarde, tarde de mayo calurosa, donde se reencontraron en el
Cartagonova Mariano Sánchez, Fran de Paula y otros muchos. Todo fue distinto y
todo fue lo mismo ya que terminó con el mismo olor a fracaso de tantas y tantas
“finales” jugadas en el Cartagonova y que siempre acabaron con la efesemanía
volviendo a casa y rumiando ese disgusto descomunal Benipila arriba y donde,
otra vez, el puente de Soldado Rosique, ese puente maldito, el que nos lleva y
nos trae desde ese estadio endemoniado que acaba convirtiéndose en el puente de
los suspiros. En el puente de las lamentaciones. Y donde como canta Jorge
Manrique en su copla se pierde la vida blanquinegra que se emplaza a las dos
últimas jornadas, mientras Palomeque hasta se refugió en ese su decir: “lo
único bueno del fin de semana es que los rivales han fallado y que dependemos
de ganar los dos últimos partidos”.
“Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir”.
¡¡¡Ay,
ay, ay!!!
El Icue y…cuando
al FC Cartagena le picó una víbora cornuda
“Al que ha sido mordido por una serpiente
le da miedo un trozo de cuerda.” (Proverbio)
Pudo ser un tarde maravillosa,
exultante, grandiosa y tarde de salvación la de hoy en el Cartagonova. Pudo ser
una tarde de fiesta, sí lo fue de expectación y hasta de ambiente, como hacía
tiempo no existía en el estadio de la orilla de La Rambla. Tarde de estreno y
de esperanza. Se presentaba Paco Belmonte y lo esperaba la plantilla y su
entrenador, no para darle la espalda, sino para mirarle a la cara y brindarle
este su primer triunfo después de que él cumpliera con lo prometido. Pero no
fue así, ha sido una tarde de fracasos y desesperanza: FC Cartagena 0 – Real Betis Balompié B 2 y el inicio de dos semanas
durísimas, de desesperación, nerviosismo, intranquilidad, desasosiego, cuando
todavía quedan, nada más y nada menos que dos últimos suspiros. Eso será otra
tarde, otro domingo, otro suspiro.
Podía haber sido una tarde
gloriosa, de esas que siempre se recuerdan y se dejan grabadas en algún tronco
de esos que están cercanos y dando escasa sombra en el aparcamiento donde dejé
estacionado mi vehículo para adentrarme a gozar, junto a esos 6000 aficionados,
¡ay qué tiempos!, del triunfo de este equipo que ya lo merecía. Pero no fue
así. Pensaba haber dejado allí, querido Icue, en ese minúsculo árbol, mi
alegría, como parte de esa pareja de enamorados, que lo soy, y deja grabado un
corazón traspasado por una flecha. Icue y FC Cartagena son los nombres que, de haber
ganado nuestro Cartagena, hubiese dejado inscritos en la corteza plateada a
punta de navaja. Pero tampoco ha podido ser en esta tarde, que pudo ser
gloriosa, de un día de mayo en el que se conmemoraba a la madre. No ha habido
manera de dejar en ese joven árbol la firma de este enamorado aficionado para
que cuando el tronco creciera y ensanchase no se pudiesen corroer los trazos de
una grandiosa victoria grabada a punta de navaja de niño. Y es que debajo del
corazón gozoso pensé, querido Icue, que podía haber habido una fecha y un
triunfo sonado, pero tampoco pudo ser y sólo quedó la fecha y ese maldito
resultado: 3 de mayo de 2015 y 0 - 2. Te recuerdo, amigo Icue, que al pie de
este árbol discurre una rambla, apacible, sin aguas menos cuando se encabrona
que, como la vida, puede que se lleve al mar o a la tumba la memoria de estos
amantes y esto es lo que sucedió esta tarde, que se encabronó la tarde. Pero lo
jugado, jugado está y ahí ha quedado. Recuerda, entusiasta Icue, que Plinio el
Viejo dejó escrito que los romanos escribían sobre estas cortezas antes de que
se descubriera el papiro. Recuerda que, tal vez, los enamorados aficionados de
esta tarde esperarán a que aterrice una tarde gloriosa de fútbol, que
aterrizará, para poder grabar sobre el tronco del árbol un corazón, una fecha y
un resultado, un simple, sencillo y gracioso resultado que ya no lo pueda
arrastrar esa enfurecida Rambla y así poder honrar en esa corteza arbórea a los
antiguos griegos y romanos.
Me vas a perdonar querido Icue,
bien lo sabes, que esta tarde acudimos al Cartagonova con malos y enrevesados
pensamientos. Imbuidos, quizás, por esos devaneos arqueológicos que ayer
tuvimos al analizar el ataúd de Ankhefenkhonsu, sacerdote de Amón. Ese que fue
hallado en 1891 y que el Gobierno egipcio lo regaló a España en 1895. Bien recuerdas que aparecen en él muchas
serpientes y, como bien conoces, la serpiente es ambivalente en el mundo del
Antiguo Egipto. Hay ocasiones en las que la serpiente aparece con símbolo de
renacimiento y divinidad protectora, mostrándose en otras como forma maligna,
espiritualmente destructora. Conoces Icue que de estas hay muchas, abundan en
las tumbas, les gustan porque están fresquitas. Y hoy, no sé por qué, el Betis
pequeño se nos mostraba como una de estas, como si fuese Apofis, aliada de Seth
y una de las fuerzas del caos. Desgraciadamente así ha sido así y nos han
sucedido todas las desgracias. Y hasta ha habido que recurrir a los servicios
de un tradicional especialista en serpientes, el encantador, para que las
apartara de los sitios más frescos del Cartagonova. No, hoy no pudo ser, tiempo
al tiempo.
Este Betis B de hoy ha sido un
trance para el FC Cartagena que deseaba tragarse el primer suspiro de los tres
que le restaban. Pero no ha podido ser. Fue con demasiado cuidado y a pesar de
eso se encontró con un bicho, cuando lo mejor hubiese sido es ir metiéndose en
el partido haciendo ruido, golpeando con un palo y tirando piedras y de esta
manera ahuyentar a la cornuda. Y ¡Válgame Osiris! Nos mordió la cobra que más
se parecía a una víbora cornuda, lo hizo por dos veces y poco pudo hacerse. Lo
mejor hubiera sido sentarse, beber un trago y pensar que la muerte iba a llegar
de todas formas.
Y así fue. Hubo unos cuantos
picotazos al larguero de los nuestros: de Migue, Luque y Chus Hevia pero no
entraron. Eran ellos, los béticos, los que poseían el antídoto. El FC Cartagena
también los poseía, pero fueron muy complejos de preparar, de conservar y de
aplicar. Estaban en su banquillo, pero no se aplicaron o lo hicieron tarde. Y
todo eso sin hablar de las maldiciones, que también las ha habido esta tarde a
la orilla de La Rambla. Una enorme maldición es lo que parece haber caído de un
tiempo a esta parte sobre este histórico, que no antiguo, Efesé.
Para qué seguir. Acabo recordando
que a partir de hoy el FC Cartagena tendrá que venerar como favorito a ese
grandioso dios egipcio de nombre Upwaut, “el que abre caminos”. Y es que en
esta tarde futbolera, aunque haya abandonado a este nuestro y vuestro FC
Cartagena, a partir de ahora mismo tendrá que inspirar a nuestros jugadores y
su entrenador para romper moldes y, empecinado, conducirlo hasta las dos
victorias posibles que aún restan. Y, además, este Cartagena tendrá que estar
vigilante. Todavía silban por ahí víboras cornudas que pueden picarles para
arrojarles a los infiernos. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 4/26: ante diem quintum Nonas Maias.
Nº 372.
Texto El Rincón del Icue. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
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