miércoles, 29 de enero de 2014




El FC Cartagena en sus días de enero


Termina enero y el FC Cartagena, después de volver de las vacaciones navideñas y comenzar la segunda vuelta de su Liga,  se ha quedado aterido y medio congelado al cosechar sólo seis puntos de los doce que le correspondían. Y lo malo no es esto, lo peor es que habiéndose enfrentado a dos de los rivales directos a competir entre sí para alcanzar puestos de ascenso se ha parado y quedado como aletargado, sonado, como le sucedió a Tom Simpson cuando iniciaba las primeras rampas del Mont Ventoux en aquel verano de de 1967. Termina enero este nuestro y vuestro Cartagena está famélico, inseguro, sin fondo, con la respiración cortada y en un entorno casi de película de miedo.

Tanto miedo le da al Icue la situación que no hace otra cosa que pensar que las sombras, espectros, ánimas o duendes de los “Pacos”; Paco Gómez, presidente y Paco López, ex gerente de Don Francisco, todavía habitan por La Rambla. Los veo, bueno, sus sombras como queriendo intrigar para que no se lleve a cabo la abdicación volátil del “Paloma”. ¡Váyase usted D. Francisco porque si años atrás fue un riesgo para la estabilidad del FC Cartagena ahora lo es más por esa deuda que nos apremia! ¡Qué callado se lo tenían ustedes desde aquel mes de enero en el que ambos fulminaron con su destitución al señor Buitrago, al señor Rufete para finalizar con ese otro caballero de la vida y del fútbol que se llama Juan Ignacio Martínez Jiménez! 

Si cuando llegue el calor, ese calor pegajoso de los últimos días de Julio, toda la congoja de hoy no ha pasado, todo puede ser insoportable y quizás sea tarde para recibir avituallamiento y tomar ese bidón fresco que contenga algo de reconstituyente para salir del paso o para caer desfallecidos y que nos arrastre la marabunta. No se le olvida al Icue que nuestro club anda en tiempos de crisis y en épocas convulsas que están agravando la situación. A la ruina económica, en ella estamos, le puede acompañar la ruina deportiva y la efesemanía y cartagenerismo en particular y los cartageneros en general pueden terminar sorprendidos, taciturnos y desolados al comprobar la catadura de quienes dirigen el cotarro, o al menos de aquellos que nos lo donaron. 

El Icue, en sus tiempos universitarios, tuvo un compañero de Colegio Mayor, Vicente, que así se llamaba, era hijo de un  señor muy importante del pueblo alicantino de Agost y siempre se estaba riendo. Recuerdo que entre sus innumerables virtudes destacaban un par: era  la persona que mejor sabía decir la palabra BOBO, la pronunciaba  así, con la boca llena de aire, en mayúsculas; y sabía dar puñetazos muy certeros en la parte superior externa del brazo, de ésos que parecen amistosos pero duelen de narices. Normalmente eran simultáneos, el ¡bobo! y el puñetazo en el deltoides. Entre bobo y bobo, a veces también hablaba de fútbol y hasta  me hablaba de un tal Blanqueras, jugador catalán que fue de nuestro Cartagena, delantero centro fino, de pelo ensortijado, pero algo vago y bobalicón en el sentido de extremada y neciamente candoroso. Este recuerdo le viene al Icue al pelo para señalar lo que en estos días últimos de enero puede estar sucediéndonos a toda esa querida y afectuosa efesemanía. Puede que nos estén llamando BOBOS desde ciertas torres y hasta intenten flagelarnos no en los deltoides, que también, sino en la capacidad  del mediastino, intentando dejarnos sin aire que respirar. Piensan que estamos locos. Y se ríen, los tíos.
Finiquita  enero, estamos endeudados y acabamos de fichar a un jugador que viene de las listas del Inem, es decir, del paro, y a otro procedente de un filial que hasta ahora sólo jugó dos partidos. No preocuparse, no pasa nada, seguimos buscando soluciones. Vale.

 
Fotografía bajada de la página de Ginés Lario en Facebook

Texto La Medusa Paca. Foto http://qapta.es/. Copyright ©

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