sábado, 15 de marzo de 2014






El Icue y…cuando la luz cartagenera no lució en los aledaños del Generalife
“Las que van delante, garzas
la que va detrás, paloma,
abren por las alamedas
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra!”  (García Lorca)

D. Javier, querido Icue, lo llamaré siempre así, ha aterrizado en el FC Cartagena como si regresase de los Andes a los Apeninos, cargado de oxígeno, de dinero ya veremos, y fundamentalmente, de alegría y educación, fruto de su atesorada cultura, que parece cultiva. Digo que ha aterrizado y lo primero que ha hecho, me dicen, ha sido limpiar el trono que anteriormente fue de una Paloma, por si en él hubiese humores, malos humores sobrantes de algún aquelarre de esas brujas que tan malamente le aconsejaron.  He dicho que aterrizó, no que se sentara en el trono, ¡no por Dios!, eso lo dejo para posaderas gordas. Este D. Javier, me da la sensación que, por lo visto y oído, ha iniciado una catarsis alrededor de sus acompañantes para purificar a D. Francisco López de algunas malas tendencias que aprendió del Paloma en aquellos tiempos no muy lejanos, maléficos tiempos, en los que hasta intentó construir un hospital de campaña para auxiliar a los damnificados de aquella explosión con la que quiso reventar el Cartagonova por no sé qué cuitas. He dicho que ha aterrizado y lo ha hecho entre una nube de una popularidad asombrosa.  Y además, dos días después, nuestro y suyo ya FC Cartagena, acaba de empatar 0-0 esta tarde en el Nuevo los Cármenes. 

Si esta tarde en lugar de haberse jugado un partido de fútbol en el nuevo Los Cármenes, nuestro Cartagena hubiese celebrado una corrida de toros, sus jugadores, juntamente con su entrenador seguro no hubiesen salido a hombros, aunque después de que los filiales nazaríes se quedasen con diez por esa alevosa entrada que Luis Lozano, minuto 76, infringió a De Lerma sí pudieron cortar aunque solo fuese una oreja. Tevenet se rajó y lo que pudo ser una faena espléndida, quedó en faena de aliño y mala. Nada resplandeció y, al no haber remate, ni Fernando, ni Fede, ni  Carlos David pudieron asestar a los de Granada ni una sola estocada y creo recordar que tampoco hubo intento de entrar a matar. 

Hoy, querido Icue, sin turbulencias internas ya, y con todo casi conciliado, todos pensamos que nuestro Cartagena iba a entrar en un periodo de exaltación.  No ha sido así. Faltaban unos cuantos pilares: Menudo, Mariano, Zurdo y Antoñito que, por sanción, quedaron en Cartagena y bien que se echaron en falta. Por no haber no hubo ni hambre y sí demasiada rutina, que les pudo, y demasiada apatía. A falta de rematar hoy una faena grande, el equipo ha transitado indeciso, voluble y hasta sumiso y dócil. Hoy nuestro Cartagena ha bajado el pistón y ha dado la impresión de no tomarse a pecho cada asalto. El Cartagena jugó sin la firmeza necesaria, y a ratos, excepto los últimos minutos, menos que bien. A los veinte minutos Picón cometió penalti, Machís, máximo goleador del Granada-10 goles- no logró transformar ante Limones, providencial el guardameta, atajando la pena máxima.


Con esto no hizo falta que apareciese el sol, estuvo presente durante todo el día y casi toda la tarde y calentó de plano. La tarde se preparaba, cuatro de la tarde, para que mi perro ladrase y no lo hizo, solo hubo pereza y ninguna música. Los gitanos, allá por el Albaicín, comenzaron a  tocar suavemente pero la música solo quedó en tibias palmas. Las flores del membrillo de mi vecino, llegaron a recordarme el membrillo que esta tarde ha sido nuestro Cartagena. Aunque aquí va a empezar la primavera, allí ya luce fastuosa y no para nuestro Cartagena. Después de lo del pasado jueves, todos pensamos que la suerte ya no nos la podrían reducir, no ha sido así pero Granada aunque se empate bien merece un viaje para recordar que su cultura  nos trajo el sabor de vocablos como albaricoque y almirez, y palabras de placer como alcoba, baraja y alcohol. Edificaron acequias y albercas y mostraron el esplendor de las flores y el deleite del cántico de los pájaros. 

Hoy querido Icue me estoy acordando constantemente de Washington Irving cuando se refirió al palacio de Carlos V como una “orgullosa intrusión”. Pienso que esta tarde en los Nuevos los Cármenes no hubo ni orgullo, ni intrusión, solo he visto a “los que vuelan”: murciélagos, palomas, gorriones, cernícalos primillas, garzas y vencejos, y es que así como no hay una sola Alhambra, sino varias Alhambras, no hay un solo Cartagena, sino infinitos Cartagena, donde los murciélagos han empezado su cacería. Pero el Paloma ya no está. Mañana hay que trabajar.

Después de este empate a cero no me queda otra que terminar con estos versos del visir Ibn Zmrak: ¿No ves cómo el agua se derrama en la taza, pero sus caños la esconden enseguida? Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas…” ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 3/15: Idus Martiae. Nº 325

Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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