viernes, 23 de enero de 2015





Fue el penúltimo partido de la Liga 2012 – 2013. ¿Lo recuerdan? Fue el domingo anterior a que “el Paloma” se convirtiese en pájaro del diablo y aterrizase en el Cartagonova para transformarlo en un infierno, ese infierno sartriano, en el que los malos son los otros, y hasta dantesco en el que Dante Alighieri, en uno de sus 9 círculos de su Divina Comedia sitúa. Como ya sabrán, ¿lo recuerdan?, el círculo palomino, por aquel entonces, estuva muy concurrido en su convivencia con alcahuetes, seductores, aduladores, incompetentes, frívolos y hasta analfabetos del mundo futbolístico y de la vida real.

Pero eso fue ayer, cuando el FC Cartagena llegó a jugar la fase de ascenso y les partieron la cara. Hoy es distinto. También el campo de la contienda es diferente. Si en la temporada en la que aterrizó el pájaro del diablo se jugó en “El Mayayo” de Sangonera la Verde, en esta se jugará en la Vieja Condomina de gratos e ingratos recuerdos; si en aquella temporada el FC Cartagena iba con la mecha medio encendida para ascender en ésta va como un cohete, pero para evitar el descenso. Cosa contraria al equipo de la UCAM que descendió en aquella temporada mientras en ésta imbatido y ocupando el primer lugar de la Liga. Así son las cosas. Son cosas del fútbol, de “los Paloma”, “los Javieres”,  los de Sporto-Gol-Man 2020 y hasta de ese maldito “sino” de este Cartagena de nuestras entretelas.

Aquellos fueron los días en los que se rompió el cántaro, se desparramó la leche y las ilusiones de la Lechera se hicieron trizas. Nadie tuvo la culpa y todos se inculparon de haber perdido el primer puesto y como manifestó Hugo Álvarez: “Era nuestra oportunidad, lo teníamos en nuestra mano y lo hemos tirado por tierra nosotros solos”.

¡Qué tiempos aquellos, Icue de mi vida, en los el que Cartagonova era una caldera efesemaníaca a reventar y no la caldera de Lucifer en la que la convirtió su pájaro favorito! ¡Qué tiempos aquellos en los que la bandera blanquinegra arropaba al “somos la ostia”!  ¡Qué tiempos aquellos! ¡Qué tiempos! Y es que éstos parecen no pasar pues el Efesé llega a la vieja Condomina, como ayer y como hoy, con muchos apuros y jugándose la vida. ¡Ay, ay, ay!


El Icue y…cuando la épica quedó a medio camino

“Les van a faltar dos semanas para salvarse”. (Manuel  Rueda García, jugador del FC Cartagena).

¿Quién cree usted que ganará? preguntó el Icue al articulista, antes de comenzar el partido, tratándome de usted- últimamente lo hace muy a menudo- como si no nos conociéramos. No me gusta apostar y tampoco pronosticar, le he contestado. El fútbol es infiable.

Y, dentro de esa infiabilidad, Rueda tuvo razón a medias en esas sus declaraciones. El FC Cartagena no ha ganado y, al empatar, deja al católico equipo urdiendo algo que no es ni chicha ni limoná y a ambos haciendo la goma como los ciclistas. 

A falta del último partido, “alea iacta est” y, como la suerte está lanzada, con este empate no se han terminado las turbulencias que algunos, los de siempre, siguen anunciando azotan el vestuario del Cartagonova. El FC Cartagena, compréndelo y entiéndelo, amigo Icue, encontró sosiego con el fútbol, con el balón por el medio, con el juego como único catalizador hasta el esperanzador gol de Florián. Y entonces, gritando, anuncié que el balón volvía a estar por encima de los narcisos y todas sus cuitas. 

A falta del último partido, “alea iacta est” y llegó el partido del Mayayo como si éste fuese la resurrección de esos derbis murcianos de épocas pasadas en el que los dos equipos iban a luchar por un botín distinto: los unos, los de la Católica, por salvarse del infierno y los de la Trimilenaria para consolidarse en esa resurrección que solo duró hasta que Florián, minuto 48, resucitó y marcó un golazo. Poco hubo de alegría en la casa del pobre, en seguida vino el uno dos y a falta de diez minutos el 2-2 definitivo que de nada sirve a ninguno de los dos equipos. O sí. Y entonces el Icue se acordó que estos días, son días de Mayo y Cruces. Días de abucheos y ovaciones. Días de vino y rosas y, en fin, días de lágrimas, tristezas y alegrías. 

Y ahí llegó el partido y lo futbolístico como relato. La hora de los futbolistas y su gente, para que UCAM y FC Cartagena, en lo esencial, despacharan su duelo con divertimento, trepidante y accidentado, sobre todo para el cuadro de Luis Tevenet, maltrecho por la expulsión de Quesada.
Y ninguno de los dos equipos supo solventar esa cita de hierro en la que habían quedado ante un estadio más de la mitad cartagenerista y un rival tan necesitado como el Efesé al que le obligó a picar piedra. Yo sé, querido Icue, que a este Cartagena le faltan algunas cosas, pero le sobra fe y voluntad. Regala esfuerzo en cada acción y a partir de ahí encuentra recursos para someter al más pintado pero al final siempre les pintan la cara y esta tarde Oya les mandó al hoyo del empate y no sé si, definitivamente, al segundo lugar de la clasificación. Y fue entonces cuando, con un cosquilleo de disgusto y tristeza, me he acordado de Pacheta y de sus futbolistas que aguantan, aguantan y aguantan, y no se quejan, no se quejan y no se quejan. Y lo que te rondaré, morena. ¡Jolines con este entrenador y estos futbolistas, qué tarde nos han dado y qué partido se les ha vuelto a ir de la mano!
A falta del último partido, “alea iacta est” y sólo queda un suspiro, éste en casa, para después, el próximo día 26, comenzar la noria de la promoción y ahí, el Efesé deberá ser mucho más de lo que fue durante la Liga ordinaria. Deberá crecerse y multiplicarse para que suframos los dos, tú Efesé y todo el cartagenerismo.

Y “alea, querido Icue, iacta est” y no va más, que dirían al unísono Cesar y el repartidor del casino. Con una jornada por jugar, los hoy vestidos con la camiseta de la provincia marítima, han  llegado al objetivo y ¡YA!, de una vez por todas, deben presentar la credencial de equipo solvente para jugar la fase de ascenso y optar a la matrícula de honor grabada con sangre en el pergamino del título ascensor. Ha sido injusto, por demasiados arbitrarios y desaforados, pedirles más a los de Pacheta en lo que ha sido una competición doméstica. La Liga grítalo, amigo Icue, para que lo oigan todos los leoninos, ha servido para demostrar el cuajo de equipo que, desde diciembre, fue construyendo, con desigual éxito,  pasito a paso José Rojo Martín “Pacheta” y sus futbolistas. ¡Alea iacta est, amigo, alea iacta est! ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce. Dies 5/12: ante diem quartum Idus Maias. Nº 288.


Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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