viernes, 13 de febrero de 2015






Aquella mañana de Domingo de Ramos, en lugar de batir palmas y ondear palmas de gloria, volaba sobre el Cartagonova la sospecha del maletín aterrizando sobre el bien cuidado terreno de juego. Ya en la previa la sospecha estaba allí, tanto que llegó a preguntársele a Tevenet si él creía que en el fútbol existían maletines. No tardó en responder que “él no los había visto y, por lo tanto, no lo iba a valorar. Pero cuando llegan estas épocas del año llegan rumores a todas partes y a todos los equipos.”

La sospechosa pregunta estaba lanzada y sólo era la punta del iceberg que apareció e ese río de sospechas que inundaba todo el grupo cuarto en el que, a estas alturas del campeonato, nadie se fiaba de nadie. Y todo comenzaba a mirarse con lupa e incluso las redes sociales, en sus continuas discusiones públicas lo emponzoñaban todo.  

Luis Garcia Tevenet calificó el fútbol desplegado por los suyos en la primera mitad de "magnífico", aunque lamentó la actitud "medrosa" que siempre parece adoptar el Efesé cuando se ponía por delante en el marcador y le entraba miedo a perder: “Salimos a por todas, hacemos el 1-0 que nos da la vida y cuando tenemos el premio en el zurrón empezamos a sufrir. Somos humanos y a todos nos cuesta sacar los partidos en estas últimas jornadas, con tantas cosas en juego”.

Y la efesemanía terminó temblando aquella mañana. El equipo mantuvo el tipo. Es cierto, así lo vimos, que no se jugó bien pero supo aguantar el resultado que pudo ser más amplio si Mejías y Fernando hubiesen tenido una pizca de acierto y fortuna en las ocasiones que desperdiciaron.
Y Fernando, que llevaba unas cuantas jornadas desaparecido, siete semanas sin marcar, no estuvo. Siguió sin tener acierto goleador y sin encontrar salida a ese largo túnel en el que andaba metido durante los dos últimos meses. El Icue le notó demasiado acelerado y fruto de esa precipitación, mediado el segundo tiempo y al ir choque con el portero en un balón al que no llegaba, le mostraron tarjeta amarilla que bien pudo ahorrarse. 

Y como era la matinal del Domingo de Ramos y la música ya estaba en la calle, Raúl Vidal “El Balilla” fue la anécdota de la mañana al hacer el saque de honor.


El Icue y…las escasas palmas de lo que pudo ser una mañana de Ramos de ensueño

“Empiezo a andar por el sendero.
Empieza a circundarme la Naturaleza...” (M. Hernández)

Mañana sofocante a ras del césped del Cartagonova. Cuando, en esta Cartagena de nuestros amores, ya huele a incienso y a cera y si te apartas un poquico, hacia el Campo, allí es otra cosa. Allí huele a azahar y frescura y hasta a salitre y mar. Y dentro, en las entrañas de la Cartagena milenaria por tres veces, toda la ciudad está vestida y engalanada con colores de cofrades, de blanco y negro, no podía ser de otra manera, de morado y rojo con guirnaldas doradas. Hay monumentalidad en sus tronos, belleza en sus imágenes, ricos bordados, colorido en sus tercios de Granaderos y Soldados Romanos, luz en sus hachotes y un orden penitencial impactante.  


Y así, en medio de olor, colorido, belleza, luminosidad, expectación y orden se ha jugado en el Cartagonova el partido entre el FC Cartagena y el CP. Cacereño. Unos, responsables ellos, pedían a la efesemanía un esfuerzo más y ésta, la enésima petición en esta temporada, sólo fue atendida por los 3742 de casi siempre. Está claro que una gran parte de la efesemanía, de nuevo, dio la espalda, se deberá pensar el por qué. Otros anunciaban, con pólvora huera, que esta mañana el FC Cartagena debía presentarse en el Cartagonova para “rematar la faena”, ¿qué faena se preguntó el Icue?: la faena que no pudo ser terminada contra el Guadalajara del último partido en el Cartagonova? ¿La faena contra La Roda de la última salida donde se perdió por un 2-0? ¿Qué faena había que rematar? Y otros, como queriendo dar la razón al Icue, nos comunicaban que, dentro de un río de sospechas arribados con maletín, Tevenet volvía a sus orígenes, tácticos, estratégicos y…de cambios en la alineación. En fin, con este totum revolutum el Cartagena ha dejado pasar esta esplendorosa mañana del Domingo de Ramos cartagenero con la victoria escasa de un 1-0, ramplón, vulgar y preocupante. 


Particularmente al Icue, que ha comprendido la revolución en la alineación, le ha parecido que los futbolistas alineados han sido casi todos ellos seres anónimos  deambulando por el terreno de juego como autobuses un lunes por la mañana, con el conductor somnoliento y los viajeros durmientes. Puede ser que sucediera quizás por el calor bochornoso que caía plomizo en el Cartagonova y que hacía jugar al trote a todo un equipo cambiado en sus nombres con los de jornadas anteriores. Por allí anduvieron en su trote, como decía aquel, cochinero sin que nadie tomase la manija, ni diseñase, pintase, limpiase y firmase todo el cuadro ofensivo. Y cuándo lo hacían por allí aparecían Mejías y Fernando y se estorbaban, no se veían o se enredaban. Fede estaba desaparecido, Riau se lesionaba y marchaba para los vestuarios a refrescarse. Y Antoñito no sabíamos si había salido. Es cierto que hubo un momento que parecieron despertar  y hasta pareció que las variantes introducidas por Tevenet comenzaban a funcionar. Y en estas, minuto 30, entró Tarantino, marchó Riau, y un minuto después el propio Tarantino centró medido al segundo palo y Mejías, para  resarcirse de su error inicial, minuto 11, mandó el balón al fondo de las mallas.  1-0.
 

Funcionó  la revolución, cuando se esperaba una catástrofe, hasta se demostró que pudo ser  un acierto y hasta aparecieron destellos de buen fútbol. Lo fue, pero los cuchillos se volvieron ansiosos para cortar mantequilla. Salió De Lerma y a los norbienses se les comenzó a ver el entrecejo, que es señal de mirada torva, y al FC Cartagena se le notaba la alegría en la cara de quien mira distinguiendo el mar del horizonte. Duró poco el plan.  Está visto, querido Icue, que últimamente el FC Cartagena se acomoda en partidos de resultados cortos.

Esta mañana, visto el juego de nuestro, suyo Cartagena y la revolución del sevillano, el Icue, como regalo de Ramos y para no quedarme sin manos con las que escribir, les va a revelar un pequeño secreto. En mi catálogo particular, los entrenadores se dividen en dos: aquellos a los que admiro y además me encantaría tomarme una copa con ellos, y aquellos que también tienen mi admiración, pero una vez conocidos por mi parte se pueden ir a tomar viento fresco, puesto que no movería una pestaña por cruzar juntos ni un trozo de baranda del puente de La Rambla. Luis Tevenet pertenece al primer grupo como anteriormente lo fueron Juan Ignacio y Pacheta. Daría cualquier cosa por compartir con él un fino en un aperitivo para comprobar si su carácter es atravesado, exigente o caprichoso. Quizás en estos días, que ya definitivamente andaré por aquí, me acerque y lo intente. ¡Ay, ay, ay! 

Pedro-Roberto J.P. desde un “El Rincón del Icue”. Dies 4/13: pridie Idus Apriles. Nº 329.

Texto El Rincón del Icue. Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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