Aquella mañana de Domingo de Ramos, en lugar de batir palmas y
ondear palmas de gloria, volaba sobre el Cartagonova la sospecha del maletín
aterrizando sobre el bien cuidado terreno de juego. Ya en la previa la sospecha
estaba allí, tanto que llegó a preguntársele a Tevenet si él creía que en el
fútbol existían maletines. No tardó en responder que “él no los había visto y,
por lo tanto, no lo iba a valorar. Pero cuando llegan estas épocas del año
llegan rumores a todas partes y a todos los equipos.”
La sospechosa pregunta estaba lanzada y sólo era la punta del
iceberg que apareció e ese río de sospechas que inundaba todo el grupo cuarto en
el que, a estas alturas del campeonato, nadie se fiaba de nadie. Y todo
comenzaba a mirarse con lupa e incluso las redes sociales, en sus continuas discusiones
públicas lo emponzoñaban todo.
Luis Garcia Tevenet calificó el fútbol desplegado por los suyos
en la primera mitad de "magnífico", aunque lamentó la actitud
"medrosa" que siempre parece adoptar el Efesé cuando se ponía por
delante en el marcador y le entraba miedo a perder: “Salimos a por todas,
hacemos el 1-0 que nos da la vida y cuando tenemos el premio en el zurrón
empezamos a sufrir. Somos humanos y a todos nos cuesta sacar los partidos en
estas últimas jornadas, con tantas cosas en juego”.
Y la efesemanía terminó temblando aquella mañana. El equipo
mantuvo el tipo. Es cierto, así lo vimos, que no se jugó bien pero supo
aguantar el resultado que pudo ser más amplio si Mejías y Fernando hubiesen
tenido una pizca de acierto y fortuna en las ocasiones que desperdiciaron.
Y Fernando, que llevaba unas cuantas jornadas desaparecido, siete
semanas sin marcar, no estuvo. Siguió sin tener acierto goleador y sin
encontrar salida a ese largo túnel en el que andaba metido durante los dos
últimos meses. El Icue le notó demasiado acelerado y fruto de esa
precipitación, mediado el segundo tiempo y al ir choque con el portero en un
balón al que no llegaba, le mostraron tarjeta amarilla que bien pudo ahorrarse.
Y como era la matinal del Domingo de Ramos y la música ya estaba
en la calle, Raúl Vidal “El Balilla” fue la anécdota de la mañana al hacer el
saque de honor.
El Icue y…las escasas palmas de lo que pudo ser una mañana de Ramos
de ensueño
“Empiezo a andar por el
sendero.
Empieza a circundarme
la Naturaleza...” (M. Hernández)
Mañana sofocante a ras del césped del Cartagonova.
Cuando, en esta Cartagena de nuestros amores, ya huele a incienso y a cera y si
te apartas un poquico, hacia el Campo, allí es otra cosa. Allí huele a azahar y
frescura y hasta a salitre y mar. Y dentro, en las entrañas de la Cartagena
milenaria por tres veces, toda la ciudad está vestida y engalanada con colores
de cofrades, de blanco y negro, no podía ser de otra manera, de morado y rojo
con guirnaldas doradas. Hay monumentalidad en sus tronos, belleza en sus
imágenes, ricos bordados, colorido en sus tercios de Granaderos y Soldados
Romanos, luz en sus hachotes y un orden penitencial impactante.
Y así, en medio de olor, colorido, belleza,
luminosidad, expectación y orden se ha jugado en el Cartagonova el partido
entre el FC Cartagena y el CP. Cacereño. Unos, responsables ellos, pedían a la
efesemanía un esfuerzo más y ésta, la enésima petición en esta temporada, sólo
fue atendida por los 3742 de casi siempre. Está claro que una gran parte de la
efesemanía, de nuevo, dio la espalda, se deberá pensar el por qué. Otros
anunciaban, con pólvora huera, que esta mañana el FC Cartagena debía
presentarse en el Cartagonova para “rematar la faena”, ¿qué faena se preguntó
el Icue?: la faena que no pudo ser terminada contra el Guadalajara del último
partido en el Cartagonova? ¿La faena contra La Roda de la última salida donde
se perdió por un 2-0? ¿Qué faena había que rematar? Y otros, como queriendo dar
la razón al Icue, nos comunicaban que, dentro de un río de sospechas arribados
con maletín, Tevenet volvía a sus orígenes, tácticos, estratégicos y…de cambios
en la alineación. En fin, con este totum revolutum el Cartagena ha dejado pasar
esta esplendorosa mañana del Domingo de Ramos cartagenero con la victoria
escasa de un 1-0, ramplón, vulgar y
preocupante.
Particularmente al Icue, que ha comprendido la
revolución en la alineación, le ha parecido que los futbolistas alineados han
sido casi todos ellos seres anónimos
deambulando por el terreno de juego como autobuses un lunes por la
mañana, con el conductor somnoliento y los viajeros durmientes. Puede ser que
sucediera quizás por el calor bochornoso que caía plomizo en el Cartagonova y
que hacía jugar al trote a todo un equipo cambiado en sus nombres con los de
jornadas anteriores. Por allí anduvieron en su trote, como decía aquel,
cochinero sin que nadie tomase la manija, ni diseñase, pintase, limpiase y
firmase todo el cuadro ofensivo. Y cuándo lo hacían por allí aparecían Mejías y
Fernando y se estorbaban, no se veían o se enredaban. Fede estaba desaparecido,
Riau se lesionaba y marchaba para los vestuarios a refrescarse. Y Antoñito no
sabíamos si había salido. Es cierto que hubo un momento que parecieron
despertar y hasta pareció que las
variantes introducidas por Tevenet comenzaban a funcionar. Y en estas, minuto
30, entró Tarantino, marchó Riau, y un minuto después el propio Tarantino
centró medido al segundo palo y Mejías, para
resarcirse de su error inicial, minuto 11, mandó el balón al fondo de
las mallas. 1-0.
Funcionó la
revolución, cuando se esperaba una catástrofe, hasta se demostró que pudo
ser un acierto y hasta aparecieron
destellos de buen fútbol. Lo fue, pero los cuchillos se volvieron ansiosos para
cortar mantequilla. Salió De Lerma y a los norbienses se les comenzó a ver el
entrecejo, que es señal de mirada torva, y al FC Cartagena se le notaba la
alegría en la cara de quien mira distinguiendo el mar del horizonte. Duró poco
el plan. Está visto, querido Icue, que
últimamente el FC Cartagena se acomoda en partidos de resultados cortos.
Esta mañana, visto el juego de nuestro, suyo Cartagena
y la revolución del sevillano, el Icue, como regalo de Ramos y para no quedarme
sin manos con las que escribir, les va a revelar un pequeño secreto. En mi
catálogo particular, los entrenadores se dividen en dos: aquellos a los que
admiro y además me encantaría tomarme una copa con ellos, y aquellos que
también tienen mi admiración, pero una vez conocidos por mi parte se pueden ir
a tomar viento fresco, puesto que no movería una pestaña por cruzar juntos ni
un trozo de baranda del puente de La Rambla. Luis Tevenet pertenece al primer
grupo como anteriormente lo fueron Juan Ignacio y Pacheta. Daría cualquier cosa
por compartir con él un fino en un aperitivo para comprobar si su carácter es
atravesado, exigente o caprichoso. Quizás en estos días, que ya definitivamente
andaré por aquí, me acerque y lo intente. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde un “El Rincón del Icue”. Dies 4/13: pridie Idus
Apriles. Nº 329.
Texto El Rincón del Icue. Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/.
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