domingo, 22 de marzo de 2015




 
El Icue y…cuando todo está descuadernado

“Todas las semanas nos pasa algo nuevo y toda esta situación extradeportiva nos afecta”. (Manolo Palomeque, entrenador FC Cartagena)

Que este querido Club, querido Icue, es un equipo descuadernado ya no lo duda nadie y no sólo desencuadernado, sino también desbaratado y descompuesto, deshecho y arruinado, disipado e incapaz de malgastar los bienes al estar su caja a cero. Y también es un Club, ¡ay!, desordenado, desconcertado y poniendo en confusión a esa sufrida efesemanía que hace que se pierda la confianza y que se indispongan los ánimos. Y, además, es un Club averiado, estropeado y deteriorado. Y hasta ¿corrompido? Y en estado de putrefacción. Y todo esto lleva a su equipo técnico y sufridos futbolistas a estar constantemente desazonados y perder esa buena disposición de todo un estado saludable, tanto que han llegado a perder, con razón, su serenidad.
Y ayer, camino a toparse con el diluvio universal allí cerca del Peñón, se pusieron en camino, después que el administrador concursal autorizase a que los futbolistas pudiesen dormir en un hotel de La Línea de la Concepción, y ¡oh casualidad! hasta se les averió el autobús, tomaron otro y, al final, pudieron cenar y retirarse a las habitaciones a descargar la adrenalina acumulada y repararse con ese plácido sueño entre  el suspense, las necesidades y las urgencias.

Y ante todos estos maleficios el Club de nuestros amores arde, mientras encuentra en la calle a muchos amigos que al mismo tiempo que tratan de salvar al FC Cartagena del incendio, también ellos intentan apagar el fuego para salvarse de la quema todos juntos. Cada cual, menos los Javieres, tiene su fórmula. Uno va y les compra material sanitario, otro viene, como vienen otros, queriendo lavar todas las heridas acumuladas por estos esforzados guerreros con ese detergente y suavizante que alivie la ropa de esos queridísimos colores blanquinegros. Y hasta llega ese buen samaritano para aportarles, cual bálsamo de fierebrás  esas ampollas de aporte energético para aguantar todo el tiempo del partido. Y, también, como no, ahí están esos, siempre generosos porteadores- cantineros de terraza para aportarles un 50% de pingues beneficios de su recaudación y tratar de regenerarlos como si estuviesen escuchando a Mozart y a Schubert. Y todo esto, y todos éstos, incluso, esos viajeros-jugadores noveles, chicos del filial: Segura, Delfín, Escobar, Santisteban y  Comino, me hacen pensar que estos futbolistas y sus  hombres- técnicos del FC Cartagena, también sus ¿dirigentes?, se dividen entre los que quieren un fútbol-deporte mejor y los que no. Es posible. Entre los primeros siempre estarán esos creadores y sufridos futbolistas: los que hoy han jugado, han podido ganar pero  han perdido a la sombra del Peñón pero tienen el calor de Palomeque y el amparo de su afición; y entre los segundos, están todos aquellos que piratean su imaginación, su trabajo y hasta su escaso talento. Estos, ustedes ya los conocen, se llaman SPORTO GOL MAN.
 
Y nuestros jugadores, todos sin excepción, sin nada que perder y sí con algo que ganar en sus corazones generosos, no han pensado, ni les ha importado si en la calle llovía, hacía frío o calor o está plagada de enemigos, como ese eficaz jardinero llanito que tuvo la húmeda idea de regar la portería que iba a defender Limones en la segunda parte. ¡Será bombero el tío! ¿Qué fuego quiso apagar? Toda esta anécdota, ilegal faena y truco vergonzante ha conducido al Icue a recordar aquella parábola en la que Buda explicó a sus discípulos, bajo una higuera, cómo debían salir huyendo de ese su mundo que se les estaba viniendo abajo. La casa de este bendito club, que es el FC Cartagena, está en llamas por esos pirómanos y mediocres dirigentes, podridos hasta la raíz en sus soluciones y que tratan de asfixiar a este Efesé hasta que éste se desplome en todos sus valores morales y estéticos que lo sustentan. Los “Javieres” tratan de desviarnos la mirada hacia esa parte de la casa para que la efesemanía no vea cómo avanzan las llamas hasta esa estancia secreta de salvación. Huye, huye, no importa adónde, nos dicen. Sálvese quien pueda, ellos sobre todo, es su consigna general. Y, como Buda, los “Javieres” vienen a decirnos a todos los amantes de este Club, ¡huyan, amigos, hemos incendiado vuestra casa y esta está ardiendo!
Se ha perdido, sí. ¿Qué pasa? Se ha hecho con honor y dignidad, si es que hay algo perdido digno y honorable. A nuestros futbolistas hoy no les han roto la cara. Han sido dos pequeños rasguños. No preocuparse han sido solo dos meros rasponazos: RB Linense 3 – FC Cartagena 0. No importa. El Icue se queda al lado de Sancho cuando callaba y comía bellotas “porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada. Y sin hacerse más de rogar se sentó en el tronco de una desmochada encina, y, templando su rabel, de allí a poco, con muy buena gracia, comenzó a cantar, diciendo desta manera: “Yo sé, Olalla, que me adoras”. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 3/22: ante diem undecimum Kalendas Apriles. Nº 366.

Texto El Rincón del Icue. Fotos descargadas twitter terraza Cartagonova. Copyright ©
 
 
 
 
 

 
 
 


 

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