El Icue y…cuando el FC Cartagena resucitó bajo la cruz de Tejeda
“Cuanto más se encrespa el hombre en sus inútiles pasiones, más
se acentúa el sufrimiento”. (Lao-Tsé)
Rejuvenizó la flor, esa flor que apareció con la
llegada, cargada de colorido, con la llegada del joven Belmonte. Ahora la flor será
de más de un día, aunque esto empezara, no se olvidará, desde el pasado mes de
julio, desde la llegada de los componentes de ese magma que formaron los
uruguayos, los javieres, los de Sofinvest y las madres, santas y meritorias
ellas, que los parieron. Este equipo, ya no es un cadáver. Ha vuelto a nacer para
la 2ª B. Este equipo vuelve a estar vivo, respira como lo hacen esas flores,
salvia morisca o canariense del cercano Nublo, allá en Tejeda, junto a su Cruz
y que han florecido para perfumar a este Cartagena y ayudarle a salir de ese
infierno en el que ha estado ardiendo poco a poco pero durante meses. Hoy, ¡qué
alegría!, este equipo no ha sido enterrado en Las Palmas y todos,
fundamentalmente la efesemanía, desde la panorámica pantalla, hemos asistido a
su resurrección. Ya no va más de sufrimiento y ahora sólo queda restañar las
heridas de ese monumental castañazo que le acaban de proporcionar a los
filiales canarios. Acabo de mandar un telegrama urgente a ultratumba para
contarle en primicia que el FC Cartagena, sí, el nuestro el suyo y el vuestro, nuestro
idolatrado FC Cartagena, ha ganado todo lo que tenía que ganar en el ámbito del
fútbol español y tendrá, de nuevo, aspirar, si es que para entonces sigue
existiendo, con jugar ese derbi deseado con los de la capital de la región.
Aquí está este novedoso y animoso FC Cartagena y aquí, si existís, se os
espera.
La efesemanía está feliz dejando atrás el interrogante
de ¿cómo se llegó hasta aquí? La afición grita de gozo. Gime consolada. Y en un
arrebato de furia, ha vuelto a colocar las páginas y fotografías, antes
arrancadas, que adornan y cubren las paredes de su choza. El Icue durante todo
el partido y fundamentalmente desde que, minuto 64, Jesús Alvarado introdujera
el balón en la portería de Limones, ha intentado calmarse y hasta se ha tomado
ese valium que iba en ese cargamento perdido, luego encontrado y hallado en las
cintas transportadoras de esos hangares de la terminal aeroportuaria y envuelto
entre el cargamento deportivo de
camisetas, calzones, sudaderas, gorras y botas propias para pegar zapatazos a
ese balón que, por fin, perforó red canaria, minuto 80, nada más entrar Gato al
terreno de juego y proporcionar el pase para que Carlos Martínez lograse ese 1 –
1 que valía una permanencia. Y es entonces cuando aparecieron los guanches para
intentar recoger los cascotes del derrumbe que les venía encima y, al encontrármelos,
he tratado de explicarles la historia futbolística de este nuestro FC Cartagena,
curtido en mil batallas, que siempre anduvo subiendo y bajando los peldaños de
las Ligas de nuestro fútbol patrio, recordándoles que durante toda su historia
y con distintos nombres, producto de sus desastres económicos, solo consiguió deambular por la Preferente,
Tercerola, 2ª División B y escasos años en la 2ª División. Pero de repente
volvió a aparecer ese Icue indignado y me ha empezado a gritar que un hombre
hecho y derecho no puede rebajarse a esos recuerdos. Yo le he explicado mil
veces que las cosas hoy aquí son diferentes, pero él no lo comprende o no
quiere comprenderlo.
Parafraseando a Falstaff, el pícaro tripón, este
equipo salió del alcance de los cañones canarios cuando el árbitro silbó el
pitido final, deseando volver, para situarse definitivamente, en la burbuja de
la fama pensando que ya nunca jamás serán estampados. Sepan ustedes, amigos
cartageneristas, que los canarios esperaban a este Cartagena para herirles con
un rejón en el cuello, pero Palomeque manejó los tiempos del partido como un
puñal e intentando que no llegara la venganza. Este equipo no sale de aquí erosionado y
dañado, no, sale para darle vuelta a la situación y taponando esa gran vía de
agua abierta en todo su púlpito de popa. Hoy, aunque me cuentan que allí la
primavera estaba encapotada, no fue el día del fin del mundo y sí alegría y
gozo y esperanza.
Qué tranquilidad, qué inmensa tranquilidad, qué
maravilla de plenitud la que nos queda con este resultado, preludio de hazañas
mayores Las Palmas Atlético 1 – FC
Cartagena 1. Volvamos a coleccionar cromos. Llenemos nuestra casa de
objetos y recuerdos cartageneristas. Guardamos las viejas y nuevas fotos de
nuestros futbolistas. Almacenemos en nuestras estanterías esos recortes periodísticos
donde se narren las hazañas de nuestro jugadores.
Lo de hoy, lo de esta mañana ya no es reflejo de
nuestro horror al vacío, ese 'horror vacui' que es el sentimiento más arraigado
en el ser humano: el miedo a la nada, a la muerte. Escribía Lao-Tsé: “lo que da
valor a una taza es el espacio vacío que hay entre sus paredes”. Igual ocurre
en nuestras vidas: todo lo que hacemos sólo cobra sentido en relación a ese
vacío que nos rodea y nos acecha.
Adiós Icue, adiós horror, adiós pasión, adiós
sufrimiento, adiós atiborramiento, adiós vacío, adiós inútil pasión, adiós
nebulosa, adiós angustia, adiós nada, aunque ya sé que estás al acecho, porque “cuanto más se encrespa el hombre en
sus inútiles pasiones, más se acentúa el sufrimiento”. Bienvenido fútbol. Bienvenido
Belmonte y bienvenido Palomeque. ¡Por
favor¡ quédense con esto: fue Hegel quien escribió, en la “Ciencia de la
Lógica”, que la nada y el ser son lo mismo, una aparente contradicción que se
resuelve cuando observamos la bella fugacidad del vuelo de una mariposa en una
tarde de verano, que, en nuestro caso, ha sido de primavera. ¡¡¡Ay, ay, ay!!!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 5/31: pridie
Kalendas Iunias. Nº 376.
Texto El Rincón del Icue.
Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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