domingo, 31 de mayo de 2015







El Icue y…cuando el FC Cartagena resucitó bajo la cruz de Tejeda

“Cuanto más se encrespa el hombre en sus inútiles pasiones, más se acentúa el sufrimiento”. (Lao-Tsé)

Rejuvenizó la flor, esa flor que apareció con la llegada, cargada de colorido, con la llegada del joven Belmonte. Ahora la flor será de más de un día, aunque esto empezara, no se olvidará, desde el pasado mes de julio, desde la llegada de los componentes de ese magma que formaron los uruguayos, los javieres, los de Sofinvest y las madres, santas y meritorias ellas, que los parieron. Este equipo, ya no es un cadáver. Ha vuelto a nacer para la 2ª B. Este equipo vuelve a estar vivo, respira como lo hacen esas flores, salvia morisca o canariense del cercano Nublo, allá en Tejeda, junto a su Cruz y que han florecido para perfumar a este Cartagena y ayudarle a salir de ese infierno en el que ha estado ardiendo poco a poco pero durante meses. Hoy, ¡qué alegría!, este equipo no ha sido enterrado en Las Palmas y todos, fundamentalmente la efesemanía, desde la panorámica pantalla, hemos asistido a su resurrección. Ya no va más de sufrimiento y ahora sólo queda restañar las heridas de ese monumental castañazo que le acaban de proporcionar a los filiales canarios. Acabo de mandar un telegrama urgente a ultratumba para contarle en primicia que el FC Cartagena, sí, el nuestro el suyo y el vuestro, nuestro idolatrado FC Cartagena, ha ganado todo lo que tenía que ganar en el ámbito del fútbol español y tendrá, de nuevo, aspirar, si es que para entonces sigue existiendo, con jugar ese derbi deseado con los de la capital de la región. Aquí está este novedoso y animoso FC Cartagena y aquí, si existís, se os espera. 


La efesemanía está feliz dejando atrás el interrogante de ¿cómo se llegó hasta aquí? La afición grita de gozo. Gime consolada. Y en un arrebato de furia, ha vuelto a colocar las páginas y fotografías, antes arrancadas, que adornan y cubren las paredes de su choza. El Icue durante todo el partido y fundamentalmente desde que, minuto 64, Jesús Alvarado introdujera el balón en la portería de Limones, ha intentado calmarse y hasta se ha tomado ese valium que iba en ese cargamento perdido, luego encontrado y hallado en las cintas transportadoras de esos hangares de la terminal aeroportuaria y envuelto entre el  cargamento deportivo de camisetas, calzones, sudaderas, gorras y botas propias para pegar zapatazos a ese balón que, por fin, perforó red canaria, minuto 80, nada más entrar Gato al terreno de juego y proporcionar el pase para que Carlos Martínez lograse ese 1 – 1 que valía una permanencia. Y es entonces cuando aparecieron los guanches para intentar recoger los cascotes del derrumbe que les venía encima y, al encontrármelos, he tratado de explicarles la historia futbolística de este nuestro FC Cartagena, curtido en mil batallas, que siempre anduvo subiendo y bajando los peldaños de las Ligas de nuestro fútbol patrio, recordándoles que durante toda su historia y con distintos nombres, producto de sus desastres económicos,  solo consiguió deambular por la Preferente, Tercerola, 2ª División B y escasos años en la 2ª División. Pero de repente volvió a aparecer ese Icue indignado y me ha empezado a gritar que un hombre hecho y derecho no puede rebajarse a esos recuerdos. Yo le he explicado mil veces que las cosas hoy aquí son diferentes, pero él no lo comprende o no quiere comprenderlo. 


Parafraseando a Falstaff, el pícaro tripón, este equipo salió del alcance de los cañones canarios cuando el árbitro silbó el pitido final, deseando volver, para situarse definitivamente, en la burbuja de la fama pensando que ya nunca jamás serán estampados. Sepan ustedes, amigos cartageneristas, que los canarios esperaban a este Cartagena para herirles con un rejón en el cuello, pero Palomeque manejó los tiempos del partido como un puñal e intentando que no llegara la venganza.  Este equipo no sale de aquí erosionado y dañado, no, sale para darle vuelta a la situación y taponando esa gran vía de agua abierta en todo su púlpito de popa. Hoy, aunque me cuentan que allí la primavera estaba encapotada, no fue el día del fin del mundo y sí alegría y gozo y esperanza. 

Qué tranquilidad, qué inmensa tranquilidad, qué maravilla de plenitud la que nos queda con este resultado, preludio de hazañas mayores Las Palmas Atlético  1 –  FC Cartagena 1. Volvamos a coleccionar cromos. Llenemos nuestra casa de objetos y recuerdos cartageneristas. Guardamos las viejas y nuevas fotos de nuestros futbolistas. Almacenemos en nuestras estanterías esos recortes periodísticos donde se narren las hazañas de nuestro jugadores. 

Lo de hoy, lo de esta mañana ya no es reflejo de nuestro horror al vacío, ese 'horror vacui' que es el sentimiento más arraigado en el ser humano: el miedo a la nada, a la muerte. Escribía Lao-Tsé: “lo que da valor a una taza es el espacio vacío que hay entre sus paredes”. Igual ocurre en nuestras vidas: todo lo que hacemos sólo cobra sentido en relación a ese vacío que nos rodea y nos acecha.
Adiós Icue, adiós horror, adiós pasión, adiós sufrimiento, adiós atiborramiento, adiós vacío, adiós inútil pasión, adiós nebulosa, adiós angustia, adiós nada, aunque ya sé que estás al acecho,  porque “cuanto más se encrespa el hombre en sus inútiles pasiones, más se acentúa el sufrimiento”. Bienvenido fútbol. Bienvenido Belmonte y bienvenido  Palomeque. ¡Por favor¡ quédense con esto: fue Hegel quien escribió, en la “Ciencia de la Lógica”, que la nada y el ser son lo mismo, una aparente contradicción que se resuelve cuando observamos la bella fugacidad del vuelo de una mariposa en una tarde de verano, que, en nuestro caso, ha sido de primavera. ¡¡¡Ay, ay, ay!!!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 5/31: pridie Kalendas Iunias. Nº 376.

 
 Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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