Juan Carlos Menudo, un “andalusí”
junto a La Rambla
“La necesidad, según se dice, es maestra
en utilizar el ingenio”. (Miguel de Cervantes)
El pasado jueves, 21 de octubre del mes en curso, me senté, nos sentamos,
juntos en un rincón típicamente cartagenero, “El rincón de Miguel”, el “Nano”
Menudo, su pareja Ángela, belleza andaluza como corresponde, mi señora y el
Icue. Fue en torno a un vino de Rioja, un superior adobado de cazón, un pulpo
cartageneramente aliñado y unos perfectamente fileteados de entrecot como si
fuesen escalopines. Todo fue perfecto: el aperitivo, la comida, los postres y,
fundamentalmente, para eso nos juntamos, la conversación.
El Icue, al despedirse, se dio cuenta que se iba con la piel de gallina.
Todo le había resultado tremendamente familiar, hasta la impecable dicción
empleada por Juan Carlos en sus expresiones coloquiales perfectamente
fundamentadas. Me impresionó su forma correcta y elegante en el vestir. Se
presentó, como marcando estilismo, vistiendo un polo blanco, como de Ralph
Lauren, pantalón corto en azul marino y unas zapatillas azules a tono con el
cuello del niki.
El jugador sevillano y bético tiene desparpajo y se ha integrado perfectamente en el vestuario y fuera de él. Quiere a esta ciudad y tiene como objetivo ir conociéndola, poco a poco y profundamente en sus días de descanso semanal. Este futbolista es un andaluz culto, preocupado y hasta con inquietudes intelectuales en su formación, lo demuestra ese adentramiento en la lengua de Shakespeare, cosa meritoria en su balbuceo andaluz.
Este futbolista posee la misma pausa y finura cuando habla que cuando
conduce el balón entre sus pies y toma la pelota para buscar la portería rival
inmediatamente. Parece, a mí me lo parece, es un futbolista callejero con
estilo personal y hasta posee recursos de fútbol sala. El chico tiene
desparpajo y se ha integrado tanto en el vestuario y fuera de él que su vida en
Cartagena no hace falta tenga la vigilante mirada de reojo por el club. Su camino
fuera de los terrenos de juego está encauzado por los estudios que está
cursando y por los exámenes que deberá rendir en tiempo de ello. Este “Nano”
tiene y posee hoy la suficiente fortaleza mental que le ha hecho crecer,
después de venir de La Rioja, bajo la sonrisa y el hechizo de su pareja, Ángela,
una mujer prudente, atractiva y preocupada.
Este menudo futbolista ha estado mirando con ojos de niño durante las cinco
horas que estuvo junto al Icue. Posee una mirada llena de curiosidad y
observación. Es la misma curiosidad con la que le enseñaron a vivir sus abuelos
y sus padres, ¡ay sus abuelos! Es la misma curiosidad que ha guiado esos pies
con los que a los 24 años puede labrarse un palmarés soberbio como futbolista. Hoy,
después del destierro riojano es un ídolo entre la efesemanía además de ser ya un
jugador contrastado, que se encuentra cómodo y con un gusanillo dentro por
aprender cosas nuevas. Ahora la curiosidad le lleva, en sus tardes libres, a
visitar las zonas históricas de Cartagena y a pasear por las calles céntricas
de la Ciudad trimilenaria, actividad que le hace calmar esa imagen de tipo
inquieto que constantemente manifiesta. Observándole piensa el Icue que a este
futbolista le enseñaron de pequeño a ser curioso, cualidad fundamental a la
hora de su vivir.
Como buen andaluz él tiene sus tradiciones y no las pierde por nada del
mundo. Son costumbres, sus costumbres, diferentes, con viveza y chispa andaluza,
con tronío que le hace llevar una vida relajada. Aquí en Cartagena lo tiene
todo y no echa de menos a la familia y amigos, intranquilidad que sí le sucedía en La
Rioja. Ahora está muy bien, y habiendo pasado, hace dos años, una temporada en
Cartagena tiene la sensación de que acaba de llegar y de que le quedan muchas
cosas por hacer.
Sabe, conoce y hasta entiende lo que representa el
fútbol aquí. Es fantástico me dice. Percibe, no en todos los medios y le duele,
un respeto especial hacia el jugador. Es increíble, me sigue afirmando. Sabe
que está en un equipo de máximo nivel comprobándolo, hasta ahora, que cuando el
equipo pierde la afición sigue animando, lo que le lleva a pensar con ilusión en
el próximo partido. Es un futbolista ilusionado. Eso le da más ganas de ganar,
marcar goles, pellizcarse las mejillas y de dedicárselo a ellos. Es un muchacho
diferente. Entiende el fútbol de forma especial. Lo comprende como un juego que
puedes ganar, pero también perder. Es un jugador de vestuario y de equipo a
muerte, en las buenas y en las malas. Él tiene su manera de vivirlo y es feliz.
Lo que prefiere del fútbol es jugar, entrenarse. No revelo ningún secreto si
les cuento que acude a los entrenamientos media hora antes de su comienzo para
castigarse un poco, antes de que lleguen sus compañeros. Del fútbol le gusta
todo, incluso todo lo que le rodea, aunque tiene que estar alerta para que la
gente que hay alrededor, que a veces trata de aprovecharse, no lo haga.
Prefiere junto a él personas directas, honestas, curiosas, divertidas y le
desagradan las interesadas o las que tienen una personalidad alejada de la
sencillez o de la franqueza. Y el Icue, observando cómo fija su mirada en la
cercanía del Faro de Navidad, también cree que este joven futbolista admira a
todos los que han dedicado su vida o parte de ella, a tratar de mejorar la
situación de la humanidad. Ellos, de verdad, son los que merecen reconocimiento,
el suyo y el nuestro.
La nueva temporada ha comenzado como un rayo para Menudo.
El estadio Cartagonova comienza a idolatrarle y el sevillano ya responde con
números: dos goles, él sabe que son pocos, y varias asistencias en los primeros
10 partidos de esta temporada. El Cartagena de Víctor está luchando por
recuperar viejos días de gloria. Para eso confía en este futbolista que lo
sigue mirando todo con los ojos curiosos de un niño pequeño.
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 10/27: ante diem
sextum Kalendas Novembres. Nº 383.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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