martes, 27 de octubre de 2015





Juan Carlos Menudo, un “andalusí” junto a La Rambla

“La necesidad, según se dice, es maestra en utilizar el ingenio”. (Miguel de Cervantes)

El pasado jueves, 21 de octubre del mes en curso, me senté, nos sentamos, juntos en un rincón típicamente cartagenero, “El rincón de Miguel”, el “Nano” Menudo, su pareja Ángela, belleza andaluza como corresponde, mi señora y el Icue. Fue en torno a un vino de Rioja, un superior adobado de cazón, un pulpo cartageneramente aliñado y unos perfectamente fileteados de entrecot como si fuesen escalopines. Todo fue perfecto: el aperitivo, la comida, los postres y, fundamentalmente, para eso nos juntamos, la conversación.

El Icue, al despedirse, se dio cuenta que se iba con la piel de gallina. Todo le había resultado tremendamente familiar, hasta la impecable dicción empleada por Juan Carlos en sus expresiones coloquiales perfectamente fundamentadas. Me impresionó su forma correcta y elegante en el vestir. Se presentó, como marcando estilismo, vistiendo un polo blanco, como de Ralph Lauren, pantalón corto en azul marino y unas zapatillas azules a tono con el cuello del niki.

El jugador sevillano y bético tiene desparpajo y se ha integrado perfectamente en el vestuario y fuera de él. Quiere a esta ciudad y tiene como objetivo ir conociéndola, poco a poco y profundamente en sus días de descanso semanal. Este futbolista es un andaluz culto, preocupado y hasta con inquietudes intelectuales en su formación, lo demuestra ese adentramiento en la lengua de Shakespeare, cosa meritoria en su balbuceo andaluz.

Este futbolista posee la misma pausa y finura cuando habla que cuando conduce el balón entre sus pies y toma la pelota para buscar la portería rival inmediatamente. Parece, a mí me lo parece, es un futbolista callejero con estilo personal y hasta posee recursos de fútbol sala. El chico tiene desparpajo y se ha integrado tanto en el vestuario y fuera de él que su vida en Cartagena no hace falta tenga la vigilante mirada de reojo por el club. Su camino fuera de los terrenos de juego está encauzado por los estudios que está cursando y por los exámenes que deberá rendir en tiempo de ello. Este “Nano” tiene y posee hoy la suficiente fortaleza mental que le ha hecho crecer, después de venir de La Rioja, bajo la sonrisa y el hechizo de su pareja, Ángela, una mujer prudente, atractiva y preocupada. 

 Este menudo futbolista ha estado mirando con ojos de niño durante las cinco horas que estuvo junto al Icue. Posee una mirada llena de curiosidad y observación. Es la misma curiosidad con la que le enseñaron a vivir sus abuelos y sus padres, ¡ay sus abuelos! Es la misma curiosidad que ha guiado esos pies con los que a los 24 años puede labrarse un palmarés soberbio como futbolista. Hoy, después del destierro riojano es un ídolo entre la efesemanía además de ser ya un jugador contrastado, que se encuentra cómodo y con un gusanillo dentro por aprender cosas nuevas. Ahora la curiosidad le lleva, en sus tardes libres, a visitar las zonas históricas de Cartagena y a pasear por las calles céntricas de la Ciudad trimilenaria, actividad que le hace calmar esa imagen de tipo inquieto que constantemente manifiesta. Observándole piensa el Icue que a este futbolista le enseñaron de pequeño a ser curioso, cualidad fundamental a la hora de su vivir. 

Como buen andaluz él tiene sus tradiciones y no las pierde por nada del mundo. Son costumbres, sus costumbres, diferentes, con viveza y chispa andaluza, con tronío que le hace llevar una vida relajada. Aquí en Cartagena lo tiene todo y no echa de menos a la familia y  amigos, intranquilidad que sí le sucedía en La Rioja. Ahora está muy bien, y habiendo pasado, hace dos años, una temporada en Cartagena tiene la sensación de que acaba de llegar y de que le quedan muchas cosas por hacer.

Sabe, conoce y hasta entiende lo que representa el fútbol aquí. Es fantástico me dice. Percibe, no en todos los medios y le duele, un respeto especial hacia el jugador. Es increíble, me sigue afirmando. Sabe que está en un equipo de máximo nivel comprobándolo, hasta ahora, que cuando el equipo pierde la afición sigue animando, lo que le lleva a pensar con ilusión en el próximo partido. Es un futbolista ilusionado. Eso le da más ganas de ganar, marcar goles, pellizcarse las mejillas y de dedicárselo a ellos. Es un muchacho diferente. Entiende el fútbol de forma especial. Lo comprende como un juego que puedes ganar, pero también perder. Es un jugador de vestuario y de equipo a muerte, en las buenas y en las malas. Él tiene su manera de vivirlo y es feliz. Lo que prefiere del fútbol es jugar, entrenarse. No revelo ningún secreto si les cuento que acude a los entrenamientos media hora antes de su comienzo para castigarse un poco, antes de que lleguen sus compañeros. Del fútbol le gusta todo, incluso todo lo que le rodea, aunque tiene que estar alerta para que la gente que hay alrededor, que a veces trata de aprovecharse, no lo haga. Prefiere junto a él personas directas, honestas, curiosas, divertidas y le desagradan las interesadas o las que tienen una personalidad alejada de la sencillez o de la franqueza. Y el Icue, observando cómo fija su mirada en la cercanía del Faro de Navidad, también cree que este joven futbolista admira a todos los que han dedicado su vida o parte de ella, a tratar de mejorar la situación de la humanidad. Ellos, de verdad, son los que merecen reconocimiento, el suyo y el nuestro.

La nueva temporada ha comenzado como un rayo para Menudo. El estadio Cartagonova comienza a idolatrarle y el sevillano ya responde con números: dos goles, él sabe que son pocos, y varias asistencias en los primeros 10 partidos de esta temporada. El Cartagena de Víctor está luchando por recuperar viejos días de gloria. Para eso confía en este futbolista que lo sigue mirando todo con los ojos curiosos de un niño pequeño.


Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 10/27: ante diem sextum Kalendas Novembres. Nº 383.



Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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