El Icue y…cuando los jumillanos vinieron por uvas y no se llevaron
ni el mosto.
“Mis jugadores van «a demostrar ya este domingo contra el
Jumilla que somos mucho mejor equipo de lo que marca la clasificación en estos
momentos”. (Víctor Fernández, entrenador del FC Cartagena)
Esto es lo que manifestó Víctor en la previa y que una
vez terminado el partido, FC Cartagena 2 -
FC Jumilla 0, y viendo que ese deseo se ha cumplido, el Icue ha pasado
de seguirlo con relativo interés desde su butaca y conforme iba transcurriendo
ese interés se convirtió en desvelo.
Deseo e interés dos hermosas palabras para relatar todo lo que ha
sucedido esta tarde en el Cartagonova. Deseo se define como un movimiento afectivo
hacia algo que se apetece. Y es verdad, lo que a todos nos apetecía esta tarde,
lo que toda la efesemanía deseaba es que nuestro Cartagena dejase esa enorme
preocupación por el lugar que nuestro equipo estaba situado en la tabla
clasificatoria, decimosexto con cinco puntos tras firmar el peor arranque de su
historia en Segunda B. Pero el deseo se ha transformado convirtiéndose ya en un
mero objeto de ese deseo. Y, efectivamente, al terminar el partido todo terminó
en desvelo, porque a partir de ahora el resultado obtenido esta tarde va a
conducir a este Cartagena a un equipo que ya no va a quitarnos el sueño e va a
dejarnos dormir, a todos, a Belmonte y Deseado, a Víctor y su cuerpo técnico, a
toda la plantilla y, como no, a toda la efesemanía. Y es que cuando acudes al
estadio con unos deseos, y estos se cumplen, todo se convierte en desvelos.
Qué curioso, este partido lo gana el FC Cartagena
cuando los jumillanos vinieron por uvas, aquí a orillas del Mediterráneo,
bajando desde el Altiplano después de recoger los remolques estancos utilizados
para acarrear la uva y empleados durante estas pasadas semanas frenéticas; de
limpiar los cestos y de afilar tanto tijeras como corquetes, esas hoces de
pequeño formato que todavía usan los viticultores. La cuadrilla, ese conjunto
futbolístico jumillano, deseaba esta tarde disponerse a vivir con alegría,
acompañándola con triunfo, de la misma manera que disfrutó de esa vendimia
adelantada, su vendimia, en uno de los años más resecos que se recuerdan en la
Región de Murcia. Pero ya lo conocen, no ha podido ser. Han ganado los de la
ciudad Trimilenaria y este triunfo me ha
servido hasta para recordarme que, para completar la forma de ese racimo de uva
que tienen esos pendientes, pendientes hallados en el conjunto arqueológico de
Coimbra del Barranco Ancho, y que tienen una antigüedad de 2.300 años, le ha
faltado que el FC Cartagena marcase un tercer gol y de esa formar dibujar
perfectamente el racimo.
Esta tarde el resultado ha sido para la efesemanía
como la uva syrah, esa uva fundamental en los vinos jumillanos, nacida para el
sol y la caricia mediterránea. La syrah es una de las uvas fundamentales para
el vino jumillano, como fundamentales fueron los goles de Rivero en el minuto
57 y de Juan Carlos Menudo, por fin, en el 88.
Juan C. Menudo algo aprendió de uvas y vinos en su corta estancia en La
Rioja y sabe que su gol, el de la tranquilidad, ha sido un gol de aromas
gloriosos, de nuevo imaginativo, intenso, refinado, sólido, amable y hasta
sabroso. Ha sido un gol con aromas profundos a frutas salvajes y otoñales. Ha
sido un gol que, juntamente, con el
juego desarrollado por el cántabro Enrique Rivero, se comentará y compartirá en múltiples reuniones
cartageneras. ¡Por favor, coméntelo y degústenlo junto a esa mesa de diálogo
destapando una botella de Syrah!
Parecía que el FC Cartagena, amigos nuestros, iba a
pagar esta tarde, se veía a medida que se desarrollaba el partido, su falta de
pegada con un empate pese a su control del juego en la primera mitad, la
superioridad menos evidente tras la reanudación y el buen puñado de ocasiones
desaprovechadas. Pero no, no hubo sabor a ocasión perdida. El conjunto
blanquinegro cumplió con la mayoría de las cosas que se deben hacer para ganar
un choque... y hoy hasta con la más importante: marcar. Porque los de Víctor
Fernández, aun no brindando una primera parte prodigiosa, si atinaron ante los
jumillanos con un inspirado Rivero. Lo hicieron por dos veces. Subieron el
pistón tras la reanudación, tuvieron ocasiones suficientes como para haber
rellenado el remolque jumillano con más uvas y un mosto futbolístico
perfectamente cosechado en esta tarde. Pero el choque se volvió nervioso, con
cierto descontrol, más abierto, mientras aumentaba en el conjunto visitante la
sensación de que se estaban perdiendo los puntos y hasta la satisfacción de
ganar uno.
Existe una novela, excelente novela, publicada hace
unos meses por Milena Busquets bajo el título de “También esto pasará” que esta tarde, a partir de la finalización
del partido, ha conducido al Icue a caminar, como decía Miguel Hernández, yendo
de mi corazón a mis asuntos. Porque este FC Cartagena ya no está cojo ni ciego
ni manco, aunque en esto del fútbol las manos no sirvan para nada. Tiene el
Icue la sensación de que esta plantilla ya está aprendiendo. Para ellos la
historia ya está siendo, como dijese Heródoto, magistra vitae. Lo suyo es llevarle
la contraria a Cervantes cuando manifestó lo de “sostenerla y no enmendarla”.
Hoy ya la han enmendado. Sus dioses (o demonios) lares, manes y penates parece
se han marchado con los efluvios del mosto. El Efesé ha vuelto a ganar. El FC Cartagena ha vuelto a la Liga venturosa.
Termino y vuelvo a Miguel Hernández. Nanas de la cebolla: “No sepas lo que pasa
/ ni lo que ocurre” y me retiro hasta mi placentera Ribera del Mar Menor. ¡Ay,
ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 10/03: ante diem
quartum Nonas Octobres. Nº 381.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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