sábado, 21 de noviembre de 2015





Se estrenaba La Liga, se estrenaba el FC Cartagena 2014 – 2015, se estrenaba plantilla y, fundamentalmente se estrenaba entrenador en la persona de Julio Cesar Rivas Vlacovich, alias Gladiador, y en ese su estreno y en la previa, creo fue la primera y última conferencia de prensa que dio en Cartagena, se descolgó con lo siguiente: “Estoy ante la oportunidad más grande que me podía haber pasado”; Y allí, apoyado en la baranda de la tribuna baja quedó todo el partido reflexionando, más bien rumiando, por qué no se había cumplido aquello que había manifestado en la previa al inicio de la temporada: “Tenemos la ilusión de que pusimos mucho esfuerzo en una pretemporada muy dura. Tenemos muchos jugadores nuevos, pero con mucha ilusión. Queremos lograr ser competitivos”. 

Y comenzó el baile y los pasos de este baile no fueron pasos de ballet, sino unos pasos zarrapastrosos, pasos anodinos, tristes, como si fuesen dados por las piernas de un difunto. Y el Gladiador observando desde la baranda de la tribuna baja a su equipo, un conjunto desaseado, andrajoso, desaliñado y roto y Simón Ruiz junto al “Bomba” tratando de ordenar el desorden, animando a sus jugadores para que intentasen tener el balón y viendo como sus jugadores sufrían al quedarse sin fuerzas, exhaustos, sin fondo físico y sin capacidad para poder refrescarse. Y fueron los primeros puntos, después vendrían otros muchos, que volaron desde el Cartagonova.


Y el Gladiador, al final del partido, tratando de vender lo que nadie, tampoco la efesemanía quiso comprarle: “el rendimiento del equipo fue bueno. Fuimos sólidos y homogéneos. El empate es un punto, me gusta ver el vaso medio lleno y podríamos habernos llevado los 3 puntos”; “me siento muy feliz en mi puesto de trabajo, feliz por la gente que vino y aplaudió y feliz por la actitud de los jugadores”.

Y fue aquí donde a Gladiador se le comenzó a ver el plumero. Y fue en este partido donde se inició aquello que todos ustedes ya conocen: su escapada a su Uruguay querido en busca de homologación de su título de entrenador que le impedía, junto a su carta de trabajo, entrenar en España y poder sentarse en el banquillo del Cartagonova. 

Y al final recuerda el Icue el sueño de este soñador que se quedó recitando, cual Segismundo, en “La vida es sueño”, tratando de encubrir como Clotaldo su incapacidad con su perorata de siempre: “Siempre soñé con dirigir un proyecto. Me decidí por Cartagena porque es una ciudad con una historia maravillosa, al igual que el equipo. Además, estaba la posibilidad de hacer un proyecto. Por lo tanto, para mí, esto es lo más grande que me podía haber pasado, la oportunidad más divina de mi vida. Ni pienso utilizarla como puente para algo de futuro. No me interesa dirigir en ningún otro lugar de Europa. Durante muchos años de mi vida esperé esta oportunidad”. Menos mal que Cartagena y su afición lo conocieron pronto, pero al principio hay que reconocer nos embaucó. 


El Icue y…cuando se goza y se sufre en el inicio 

“Prefiero ser el primero en una aldea que el segundo en Roma.” (Julio Cesar)

Desde que la troupe de  SPORTO GOL MAN 2020 SL llegó al fútbol cartagenero, cuando ya casi agonizaba la pasada temporada, te has pasado esos meses, querido Icue, pidiéndoles la luna y este fin de semana, subido a la azotea y mirando al mar, cuando casi la tenías a tu alcance vas y me dices que nunca pediste la luna. A ver si ahora resulta que lo que querías era pedirles el Sol. Te diré, querido Icue, que la Mercantil Valenciana ya hizo un sacrificio muy grande subiéndose a la azotea con todos sus efectivos para divisar el horizonte de todo este Grupo IV con el que le ha tocado competir. También a ellos les ha entrado vértigo y, por lo tanto, te solicito no pretendas ahora, estamos en el inicio, que se suban hasta el astro rey. No debes fiarte de la luna que tiene una cara oculta y además es una mentirosa, cuando tiene forma de C decrece y cuando la tiene de D crece. Y es que para el equipo blanquinegro, lo hemos visto esta tarde-noche, un gol es la luna y éste, de momento, va a tener que esperar.

Esta tarde-noche, al contemplar el partido y como todavía ando tostándome al sol y con ganas de tomarme un refresco, me he acordado de aquel excelente periodista llamado Ruano, inventor del palabro chiringuito allá por tierras catalanas, concretamente en Sitges. Y es que yo, hoy frente al Marbella FC, he visto comportarse al equipo del “Gladiator” como un equipo de chiringuito, tan de chiringuito han sido que hasta me han entrado ganas de mandar un saludo al Quiosco Loli, mi chiringuito preferido de la playa Los Castillicos de La Ribera, al comprobar que los 3.058 asistentes al Cartagonova hicieron un esfuerzo para estar junto a La Rambla y salir del chiringuito.

Este equipo, hoy de chiringuito, se nos ha presentado con una alineación, esto es habitual en esta casa en las últimas temporadas, con dos jugadores de la temporada pasada (Limones y Tarantino), dos viejos conocidos (Ramón Arcas y Ceballos), un medio novato Sergio Jiménez y seis futbolistas de nuevo cuño para la efesemanía en los confines del Cartagonova (Nacho Neira, German, Prosi, Luque, Carlos Martínez, Gato y Pallares).


Ya está aquí La Liga, como cada temporada, como siempre en Agosto, más pronto de lo normal, justamente en Augustus, conocido como sextilis por ser el sexto mes del calendario original romano. Mes con 31 días y que, para no desmerecer de la misma longitud del de Julio Cesar, recibió su nombre actual en honor a Augusto: Octavio Augusto, el emperador de Roma que hace cinco días se cumplió el bimilenario de su muerte y que trajo la transición y la paz a Hispania gracias a tender la mano a los nuevos pueblos conquistados.


Y en estos recuerdos, historias y saludos estábamos cuando en el Cartagonova apareció la insolencia y hasta la imaginación. ¡Hay cuánto se ha acordado el Icue de Menudo, Antoñito, Carlos David y Fernando, jugadores insolentes, con imaginación a raudales y atrevidos que, recientemente, hayan pasado por el Cartagonova! Nada mejor que la insolencia en los actos convencionales. Y en asuntos de insolencia nada mejor que el bermeotarra Francisco Javier Tarantino Uriarte para inventar, minuto 14 de la primera parte, el infinito, jugársela a una carta, atreverse con el horizonte en la confianza de que su cabeza recogiese ese balón salido de un gran córner botado por Prosi para cabecearlo al fondo de la red. El equipo estaba entregado. Gustaba el Cartagena en estos primeros minutos. El graderío gozaba ante ese remate y ante el primer gol de la temporada. Un gol que le daba al FC Cartagena ventaja en el marcador y en el ánimo calando el peso en oro de este futbolista ante un Marbella, que algunos, presuntamente, le dieron hasta favorito pero psicológica y físicamente muy débil. Pero no, pasaron veinte minutos y apareció un tal Rubiato, falló la defensa cartagenera y subió el empate (1-1) al marcador. Se llegó al descanso y nos dio la impresión de que el Marbella estaba más hecho y más entero y el FC Cartagena haciéndose. El Cartagena sufría defensivamente, Gato no terminaba las jugadas, le faltaba llegada y hasta el desorden colectivo se apoderaba. A Luque le faltaba fondo y al equipo alma. Y a todos chispa para llegar hasta la portería de Toni y acceder a los salones del gol.  


Pero el fútbol, como los menús, tiene segundos platos. El primero fue del FC Cartagena y el segundo del Marbella, porque el equipo de Rivas se enredó, se descontroló, se desorganizó. Y en ese río revuelto nadie podía pescar y además a esas alturas del partido ya estaba todo el pescado vendido. A este FC Cartagena de chiringuito le ha faltado esta noche un don, el don del primer toque, aquel que se resume y consiste en parar, templar y mandar con un solo…toque.

Un arreón en los últimos diez minutos con cohetes mojados, en sendos remates de Chus Hevia, acabaron con los fuegos artificiales de una remesa muy escasa de los de “Gladiator”, cohetes que fueron apocados por el ruido de esos otros que, juntamente con el sonido de la banda de música, comenzaron a sonar por la romería de San Ginés en los exteriores del Cartagonova. Y es que los futbolistas cartageneros tenían el corazón torpe. Y el corazón en el fútbol vale si va acompasado.  
  
Es cierto que el equipo de Rivas, dirigiendo desde la tronera de la grada, gozó y padeció de esa catalepsia típica que provoca siempre el arranque de La Liga. Deduzco que esa catalepsia es la que ha producido en algunos jugadores inmovilidad mental y hasta rigidez muscular que el Icue no ha sabido apreciar si es física, psíquica o química. El caso es que su aparición ha sido esta tarde-noche letal. Hoy a mi Cartagena lo he visto cataléptico y, como los he seguido durante toda la pretemporada, tengo confianza de que se podrán recuperar a lo largo de las próximas semanas para que mayo dicte sentencia. ¡No desesperar! Esta, amigo Icue, será su gran temporada. Decididamente. Sí, porque pensar lo contrario será como soñar con lo contrario al Nirvana, será pensar en el Infierno. Casi imposible. En el infierno ya están otros, los de la huerta. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 9/23: ante diem decimum Kalendas Septembres. Nº 337.

Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/ e Icue. Copyright ©

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Toggle Footer