Señor…el futbolista señor de corazón debilitado
“La dicha no es más que sueño, y el dolor la realidad”. (Voltaire)
Ahí lo tienen, es un 10 de Septiembre de 2002, está
conversando con Manolo Palomeque, su segundo por aquellas témporas, son los
campos de entrenamiento de La Manga Club, antes de dirigir el primer
entrenamiento del Cartagonova FC. Ahí lo
tienen, todo un señor, señor de un pequeño-gran club, club señor y crisol de
esa sociedad querida por todos que es hoy el FC Cartagena. Lo
que ese señor no fue, aun en su corta estancia cartagenerista, es Truhan.
Jamás. Eso lo dejamos para otros.
Que al Cartagonova FC llegaba un entrenador, futbolista
que había sido prestigioso, muy prestigioso en el fútbol nacional e
internacional no lo dudó nadie, procedía de un año prácticamente sabático que
se había tomado después de entrenar, temporada 2000 - 2001, a la Unión Deportiva Salamanca y después
de haber estado en provincia romana de Lusitania y haber entrenado a CP Mérida
en la temporada 1999 – 2000. Aquel verano del 2002 fue para el Cartagonova FC
un tormentoso, movidito y caluroso verano. Había amerizado en la ciudad
trimilenaria un controvertido empresario, medio navarro-aragonés, de malos
recuerdos, con un historial que daba miedo y peores acciones que respondía al
nombre de Luis Oliver Albesa. Ya con anterioridad a aquellas fechas el diario
El País alertaba de que el tal Fernando Oliver Albesa junto a Francisco Javier
Gimeno Gaudosio, “directivos comerciales de la compañía de vigilancia y
seguridad Tucri, SA, de Zaragoza, fueron detenidos por la policía en Soria,
acusados de extorsionar a empresarios. El Gobierno Civil de Soria ha informado
que se dedicaban a visitar a industriales y comerciantes, ofreciéndoles sus
servicios como titulares de una empresa de seguridad”. Todo esto sucedía el 2
de marzo de 1989, trece años, maléfico guarismo, de que el empresario navarro
tras haber fracasado en su proyecto de ascender al Xerez CD a Primera División
llegase a Cartagena, colocase como presidente de paja a su testaferro, Manuel
Feitó, y prometiese el ascenso inmediato del Cartagonova FC formando una gran
plantilla. La temporada comenzó tormentosa: destituye antes del primer partido
de La Liga a José Murcia González (Córdoba, 3 de diciembre de 1964), y es
entonces cuando nombra como técnico a Juan Señor y Manuel Sánchez Palomeque (Cartagena, 1 de
enero de 1967) intentando llevar al equipo a lo más alto hasta que empezaron
los problemas económicos.
Juan Antonio Señor Gómez (Madrid, 26 de agosto de 1958)
era aquel futbolista-señor, héroe deportivo y culpable de un locutor de
televisión soltase aquel famoso grito televisivo, como gallo de ópera, escapado
de las cuerdas vocales de un tenor y que en aquella tarde sonó a música
celestial no sólo en el Benito Villamarín, cual teatro de La Scala, sino en
todos los cuartos de estar, salones o cocinas de nuestra querida España. Aquel
grito de gol fue una nota mal afinada pero que al Icue le suena todavía a
música celestial y algo que ve imposible de repetir: “¡Señooooor, Señooooor,
goooool de Señoooor!”. Fue el gol de ese madrileño que escribió su nombre con
letras de oro en la historia de la Selección española al conseguir el gol
duodécimo de España ante Malta y que significó la clasificación de la “Roja”
para la Eurocopa de Francia 1984. Fue un 21 de diciembre de 1983, miércoles, se
han cumplido 32 años de aquel legendario 12-1
que dio el billete para la Eurocopa del 84, de la que finalmente fuimos
subcampeones.
Este señor del gol número doce ante Malta no fue un
don nadie en esto del fútbol. Comenzó su carrera deportiva en las categorías
inferiores del Real Madrid. Jugó en el Ciempozuelos de Tercera, en el Deportivo
Alavés en Segunda División y debutó en Primera División con el Zaragoza en
1981, convirtiéndose en el buque insignia de uno de los equipos más brillantes
que se recuerdan en Zaragoza.
El Icue siempre recordará al entrenador Juan Señor
como un jugador con furia, un futbolista menudo que había despuntado como
centrocampista y que fue ese jugador rechazado en el Real Madrid por bajito. Y
que poseía un excelente dominio del balón, visión de juego, ademanes de
artista, picardía, elegancia y coraje. Daba igual donde lo pusiesen: si jugaba
de falso lateral tenía algo de hombre invisible que irrumpía por sorpresa con
una velocidad letal; si le asignaban su ubicación natural en la media, dirigía
al equipo con talento y generosidad, con imaginación y verticalidad, invectivo,
sorprendente. Era un jugador laborioso y técnico. Fue todo un señor con galones
de capitán que ejerció, él era así, con carácter y entusiasmo. Fue un jugador
animoso, con grandes gestos de vitalidad adornados con guiños de rabia. Fue un director
impecable y futbolista capaz de acelerar un choque o de dormirlo a su antojo,
como si fuese un mago. Lo era, lo fue en su maestría de pequeño
jugador para ejecutar las faltas como nadie, desplazar el balón con absoluta
precisión a largas distancias, regatear y mantener una visión de juego y esa
lucidez innata que otorgan los dioses a los buenos atletas. Fue un
señor-futbolista para fabricar goles de ensueño y golazos de pícaro. El fútbol
carecía de secretos para él.
Y en estas estaba cuando llegó el serbio Radomir Antic,
1988 – 1989, y ese señor del fútbol cayó en desgracia, le arrebató el brazalete
de capitán, le prohibió que tirase los penaltis y lo acusó de instigador tras
haber insinuado sin modales que los veteranos deben jugar atrás. Fue una etapa
desgraciada para él, con divisiones entre la plantilla y desaires constantes
que salieron a la luz pública.
Y en marzo de 1990, durante un entrenamiento, Juan
Señor sufrió un desmayo. Fue el principio del fin. Su corazón estaba cansado
para la alta competición y se retiró con un palmarés envidiable: cerca de 50
partidos internacionales, 300 partidos en Primera División y 54 goles en su
haber, y muchas tardes y noches inolvidables en la Romareda y con la selección,
con la cual fue subcampeona de Europa tras aquella final aciaga ante la Francia
de Platini, Tigana y Giresse en 1984.
Este, querido Icue, es Señor, ese que llegó ser
entrenador del FC Cartagena y que nuestro fotógrafo Abel F, Ros nos lo muestra
aquí y hoy junto a Palomeque, otro nuestro y de los grandes, aunque sea a su
manera y con su curriculum. El Icue vio jugar y conoció a los dos. Y hasta, así
lo interpreto, ambos tienen características en común: ídolos de sus aficiones;
ambos jamás reblaron, con carisma, astucia, calidad y mucho temperamento; con
tanta autoridad sobre el césped como la que exhibían fuera del campo. Fueron líderes.
Quizá, querido Icue, haya pasado poco tiempo para
darnos cuenta de que pudo llegar a ser un entrenador fulguroso para nuestro
Club. Y así, en su estrellato, se acercó a Cartagena, entrenó a nuestro Efesé y
se largó, abandonado por el pícaro Oliver, hasta Logroño a entrenar a ese otro
equipo que el Icue también quiere, el CD Logroñés, donde trató de imbuir a sus discípulos esa
mescolanza de fuerza, velocidad, empuje, técnica y corazón, ese que,
desgraciadamente un día comenzó a debilitarse y no por ser un truhan, sino un
señor.
PD. Si todo lo de esta tarde hubiese sucedido como escriben que ha
sucedido. Si todo fuese como lo quisieran ver. ¿Si todo quedase en esa
insignificancia predicada por todos aquellos que ya dudan de la madurez y
hombría de este equipo, entonces mi Icue crítico qué tendría que hacer? ¿Si
todo se hubiese traducido en más goles que el marcado por Federico Laens, entonces
mi Icue crítico que tendría que hacer? Es cierto que el partido de esta tarde
no puede ser titulado como el partido del año o del siglo, ha sido un partido
normalito, con un justo empate. Y, señores críticos, lo que queda es un gran
equipo que debiera ser mejor. Tal vez. Hoy, así hay que decirlo, no ha sido un
partido de donde arrancar un prodigioso equipo, pero nuestro equipo, sí, con
alguna intriga, pesadumbre y una pizca, de desánimo que ya nos muestra que
detrás de él todavía hay una historia que habrá que contarla; una historia que puede
desazonarnos pero también asombrarnos.
Y colorín, colorado, hasta aquí el remember que, en una tarde a
mitad del otoño, se ha difuminado.
Algeciras CF 1-1 FC Cartagena
ALINEACIONES
Algeciras CF: Josemi, Maiquez, Suso, Samuel, Víctor González, Manzano,
Melchor, Cristo (Mario 82’), Iván, Javi Medina (Joselu76’) y Santi Luque.
FC Cartagena: Limones; Ceballos,
Moisés, Ayoze, Jesús Álvaro; Sergio Jiménez (Jorge Luque 85’), Rivero; Juanlu (Montero
78’), Jonxa (Sergio García 57’), Fede Laens y Menudo.
GOLES: Algeciras CF 1 (Melchor 56’) - FC Cartagena 1 (Fede Laens 74’)
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 11/15: ante
diem septimum decimum Kalendas Decembres. Remember Nº 06.
Texto El Rincón del Icue. Foto http://qapta.es/. Copyright ©
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