Decía Simón en la previa al partido: “El
Sevilla tiene mucha calidad, pero lo hemos estudiado a fondo para poder
hacerles daño”. Pues nada, ahí tienen al bueno de Simón haciendo un master
largo, intensivo y pedagógicamente didáctico para, una vez finalizado el
estudio, empatar sin goles ante un filial, el Sevilla Atlético, que hizo, en
esa tarde otoñal, que el FC Cartagena no despertase para conseguir su primera
victoria en el Cartagonova en lo que se llevaba de temporada. Y sí los males
económicos eran grandiosos, retumbaban los tambores, tambores profundos de
guerra, de la Hacienda pública y cuando, para más inri, la plantilla comenzaba
a llenarse de lesionados fundamentalmente en los puestos defensivos.
Y el FC Cartagena, a pesar del master
realizado por Simón, se presentó aquella tarde en el Cartagonova sin ideas y,
además, espeso e incapaz para tratar de salir de ese atolladero y confuso
recuento de resultados cosechados hasta esta séptima jornada, nefasto arqueo el
que le condujo al bueno de Ruiz a declarar al final del partido: “El Cartagena
ya suma cinco empates y todavía no ha ganado en el Cartagonova. Los números
están ahí y son claros. Hemos sumado cuatro puntos en el Cartagonova, pero
estos puntos se hacen buenos ganando partidos fuera. Ya lo notamos al vencer en
Cáceres. Si los empates fueran derrotas, entonces sí que sería todo
preocupante”.
Y si preocupante era este historial de
resultados, qué me dicen de la aparición y posterior divulgación de unos
papeles en los que se constataba que un juzgado de Murcia había admitido que el
Cartagena se estaba topando con la muralla de esa fase inicial del concurso de
acreedores desde el 1 de agosto.
Así de enfermito se encontraba nuestro FC
Cartagena al finalizar esta séptima jornada del grupo IV de Segunda B., sin
haber ganado ningún partido en el Cartagonova, incapaces de marcar goles,
asfixiados económicamente y con la Agencia Tributaria pisándole los talones
y…con toda una temporada por delante. Nada, como para tirar cohetes. ¡Ay, ay,
ay!
El Icue y…cuando el telegrama anunció: el
equipo bien la puntería fatal
“La misma esperanza deja de ser felicidad
cuando va acompañada de la impaciencia”. (John Ruskin)
Querido Icue, llegábamos hoy al
Cartagonova, cuando decaía la tarde de la primera semana de octubre con un sol
membrillero que atontaba un poco, y con todo vendido, resuelto y hasta
aclarado: El señor Simón, ya lo sabemos, está rubricado, es el entrenador
testaferro, el entrenador cómplice y,
hasta si ustedes me lo permiten, el entrenador fiduciario o albacea,
según informes y otros servicios que obran en nuestro poder, de los cuadernos
azules, blanco y negro de Don Julio Cesar Ribas, alias Gladiator, y de los
consejos amplios y extensivos que, como hemos podido observar esta tarde le
susurra “ el Bomba” a la paciente oreja del señor Ruiz. Esto no es novedoso: lo
sabía y lo conoce el Gobierno de los Entrenadores, los correveidiles
provincianos del Gobierno de los entrenadores, hoy llamado Comité de
Entrenadores, y hasta todas las gentes principales del Reino, pero ha sido el
dichoso Comité el que ya se ha dado por enterado mientras que los nuestros, en
medio de la abulia y la indefinición, quedan a la espera. Pero no preocuparse,
Ribas está en un llegar, dicen esos enteradillos del ayer y más bien poco de
hoy, ¡Ojo!, que se va a encontrar con la novedad de que la furgoneta que los
utileros del Efesé usan para transportar todo el material quedó requisada y
esto puede preocuparle tanto que cómo dicen, los enteradillos, hasta puede
venir con unos chavales, mozos de cuerda, que le ayuden a transportar los
enseres del entrenamiento: esos conos, picas, balones, ropa y otros enseres
hasta los campos de ídem. No preocuparse: a Gladiator le falta poco. Pero la
experiencia le ha servido a la efesemanía para darse cuenta y comprobar que no
hay técnicos iguales; existe el técnico inferior, el técnico mediocre y el
técnico superior. El Icue, es cierto, no sabe cuál es el mediocre, pero sí
conoce cuál es el inferior.
Y en esas estaba el Icue,
contándoselo a su vecino de butaca cuando se dio cuenta de que el partido había
comenzado y hasta terminado con ese resultado. Otra vez se ha empatado en casa,
ante un filial, de Sevilla y no del Betis, en el Cartagonova tuvo que ser. FC
Cartagena 0 – Sevilla Atlético 0. ¡Malaje resultado!
El partido de esta tarde me ha
recordado aquella anécdota que mi agricultor me contó no hace mucho y que,
deseando trasplantar un olivo mediterráneo en su tierra, lo compró y lo
transportó hasta allí con tal cariño que, cuando llegó la primavera floreció y
dejó de parecerse a un olivo, convirtiéndose en un tejo, árbol de frutos rojos,
pero de sombra venenosa que, según la superstición, me anunció que no me quedara
sopa a su sombra porque podría darse el caso de no despertar nunca. Esto es lo
que ha pasado esta tarde en el Cartagonova: el FC Cartagena quiso poner el
juego y lo puso. Quiso marcar y hasta tuvo ocasiones, hasta siete contabilizó
el Icue, y las recuerda y no las olvida: aquella primera, minuto 5, de Carlos
Martínez, en un mano a mano, que, solo delante del portero, lanzó fuera porque
el balón iba botando; otra segunda en una buena combinación entre Luque, Ribas
y Carlos con lanzamiento final desviado por poco; Otra, minuto 38, de Robusté
que, en un balón que le deja muerto Luque, inexplicablemente la manda fuera;
otra, ésta ya en la segunda parte, Ribas
recibe un balón en profundidad que cede de cabeza para que, de nuevo Carlos
Martínez, remate a puerta sin portero y un defensa, muy atento, la despeje; Y
ya terminando el partido un gran tiro de Chus Hevia, que acababa de entrar, el
portero la despeja a córner. Y otra de Gato que a punto estuvo de pegar el
arañazo definitivo y paradón del power rangers sevillista. Y la que pudo ser
definitiva en un penalti, que todos creímos pitado a favor del Efesé, cuando lo
que en realidad pitó el colegiado fue el final del partido. Fútbol sin suerte.
Futbol transformado. Y un partido en el que el Efesé le pudo cantar a los del
Nervión hasta tres bulerías, aunque pudieron ser cinco, seis, siete... Vaya
usted a saber. ¿Verdad, Icue? Pero el olivo se convirtió en tejo.
Pero es que el fracaso y el
ridículo blanquinegro sobrevolaron por todo el estadio en muchos pasajes del partido.
Hoy el partido de la mala suerte ha sido de risa y como un sainete de los
hermanos Quintero, por cierto, sevillanos. Hoy nadie, ni los 3630 espectadores,
ni los futbolistas y técnicos han sido estorbo ni esperpento, ni tampoco
mediocres. Esperpento sí, hubo uno: el resultado, el 0-0, que ha sido
esperpéntico.
Pero, ¿quién es, donde está, el
nuevo goleador de este Cartagena? El Icue se ha acordado de Florián, de
Fernando y hasta de Toché, pero si ya tenemos a Ribas y a Pallarés, me soltaba
mi compañero de butaca. Sí, pero no les llegan buenos balones, ni malos tampoco
a esos delanteros. El equipo ha jugado crecido y ha tocado y tocado y tocado, y
ha tenido empaque y talento, pero ha carecido de profundidad. Increíble.
Que el FC Cartagena ha dominado
hasta agotarse, pues claro. Y el problema, apreciado Icue, ya no es el
Gladiador ni su ausencia, ni “el Bomba”, ni Simón. El problema es el gol, ese
gol que me invita a recordar para cantar con ritmo de salsa aquella letra que
decía aquello de: "Que será de ti, si tu camino es incierto, sin tener a
quien contarle de lo nuestro". Bueno, ¡ánimo! No todo es tan trágico, no
olvidarse que llegará la luz de la nieve y de las flores, aunque ahora estemos
en la palidez de los días de otoño. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 10/5: ante diem tertium Nonas
Octobres. Nº 343.
Texto El Rincón del Icue. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
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