Caía la tarde, también el agua, ésta a
cantaros al abrirse los cielos y el mermado equipo de la ciudad de Cartagena,
de la efesemanía y del bueno de Palomeque también sucumbió a pesas de dar la
cara y hasta ponerla para que, de nuevo se la destrozaran. Este fue el partido
de los casi, de las esperanzas, de las averías del autobús, de las sanciones y
de las desgracias. Fue el partido del “Pupas FC Cartagena”. Y con este
currículo no es extraño que los tres puntos se quedasen a las faldas del Peñón.
Tanto fue el partido del casi que hasta
Palomeque se soltó el pelo declarando en su resignado contento lo que sigue:
“Doy la enhorabuena a los chavales por el esfuerzo. Al final, hemos tenido ocasiones
para empatar y hemos dado la cara ante un rival duro y en un campo difícil. Es
para estar satisfechos, por el trabajo y por la implicación que han vuelto a
demostrar los futbolistas”. No pudiendo ahogar su contento que siguió
insistiendo con muy buen y correctísimo decir: “Hemos venido a por el partido,
a ganar. Se buscó un esquema apropiado, dentro de todas las dificultades que
teníamos para poner un “once”. Era una oportunidad para sumar y, en ningún
momento, hemos pensado en las dos siguientes jornadas. Debemos tener en cuenta
cómo veníamos, -con seis bajas y solo ocho jugadores de la primera plantilla
disponibles-, y, a pesar de todo, hemos terminado el partido metidos en su área
y hemos podido llevarnos un punto de aquí perfectamente. En cualquier caso,
estoy seguro de que vamos a sacar esto, porque veo a la gente con muchas ganas
y trabajando muy bien”.
Para que añadir más si el míster ya lo dejó
claro después de que el Efesé tuviese que alargar el viaje en dos horas y que
la anoche se les echase encima hasta llegar al hotel de concentración y hubiera
sido una proeza ganar o sacar algo positivo si, además, la expedición llegó con
7 futbolistas en perfectas condiciones físicas para buscar lo imposible. Así no
hubo manera Cierto que no había mucho que perder, pero tampoco se ganó nada.
Competir así y fue un milagro. Sí, sí un milagro y sabes, querido Icue, por
qué. Muy esperpéntico: Eran imprescindibles para realizar el viaje y poder
pernoctar en un hotel 800 euros, estos, aunque fuese a última hora, aparecieron
y, con ellos en la cartera, partió la expedición cartagenera rumbo a La Línea
de la Concepción pudiendo dormir medio felices. ¡Ay, ay, ay!
El Icue y…cuando todo está descuadernado
“Todas las semanas nos pasa algo nuevo y
toda esta situación extradeportiva nos afecta”. (Manolo Palomeque, entrenador FC Cartagena)
Que este querido Club, querido
Icue, es un equipo descuadernado ya no lo duda nadie y no sólo desencuadernado,
sino también desbaratado y descompuesto, deshecho y arruinado, disipado e
incapaz de malgastar los bienes al estar su caja a cero. Y también es un Club,
¡ay!, desordenado, desconcertado y poniendo en confusión a esa sufrida
efesemanía que hace que se pierda la confianza y que se indispongan los ánimos.
Y, además, es un Club averiado, estropeado y deteriorado. Y hasta ¿corrompido?
Y en estado de putrefacción. Y todo esto lleva a su equipo técnico y sufridos
futbolistas a estar constantemente desazonados y perder esa buena disposición
de todo un estado saludable, tanto que han llegado a perder, con razón, su
serenidad.
Y ayer, camino a toparse con el
diluvio universal allí cerca del Peñón, se pusieron en camino, después que el
administrador concursal autorizase a que los futbolistas pudiesen dormir en un
hotel de La Línea de la Concepción, y ¡oh casualidad! hasta se les averió el
autobús, tomaron otro y, al final, pudieron cenar y retirarse a las
habitaciones a descargar la adrenalina acumulada y repararse con ese plácido
sueño entre el suspense, las necesidades y las urgencias.
Y ante todos estos maleficios el
Club de nuestros amores arde, mientras encuentra en la calle a muchos amigos
que al mismo tiempo que tratan de salvar al FC Cartagena del incendio, también
ellos intentan apagar el fuego para salvarse de la quema todos juntos. Cada
cual, menos los “Javieres”, tiene su fórmula. Uno va y les compra material
sanitario, otro viene, como vienen otros, queriendo lavar todas las heridas
acumuladas por estos esforzados guerreros con ese detergente y suavizante que
alivie la ropa de esos queridísimos colores blanquinegros. Y hasta llega ese
buen samaritano para aportarles, cual bálsamo de fierebrás, esas ampollas de
aporte energético para aguantar todo el tiempo del partido. Y, también, como
no, ahí están esos, siempre generosos porteadores- cantineros de terraza para
aportarles un 50% de pingues beneficios de su recaudación y tratar de
regenerarlos como si estuviesen escuchando a Mozart y a Schubert. Y todo esto,
y todos éstos, incluso, esos viajeros-jugadores noveles, chicos del filial:
Segura, Delfín, Escobar, Santisteban y Comino, me hacen pensar que estos
futbolistas y sus hombres- técnicos del FC Cartagena, también sus ¿dirigentes?,
se dividen entre los que quieren un fútbol-deporte mejor y los que no. Es
posible. Entre los primeros siempre estarán esos creadores y sufridos
futbolistas: los que hoy han jugado, han podido ganar, pero han perdido a la
sombra del Peñón, pero tienen el calor de Palomeque y el amparo de su afición;
y entre los segundos, están todos aquellos que piratean su imaginación, su
trabajo y hasta su escaso talento. Estos, ustedes ya los conocen, se llaman SPORTO GOL MAN.
Y nuestros jugadores, todos sin
excepción, sin nada que perder y sí con algo que ganar en sus corazones
generosos, no han pensado, ni les ha importado si en la calle llovía, hacía
frío o calor o está plagada de enemigos, como ese eficaz jardinero llanito que
tuvo la húmeda idea de regar la portería que iba a defender Limones en la
segunda parte. ¡Será bombero el tío! ¿Qué fuego quiso apagar? Toda esta
anécdota, ilegal faena y truco vergonzante ha conducido al Icue a recordar
aquella parábola en la que Buda explicó a sus discípulos, bajo una higuera,
cómo debían salir huyendo de ese su mundo que se les estaba viniendo abajo. La
casa de este bendito club, que es el FC Cartagena, está en llamas por esos
pirómanos y mediocres dirigentes, podridos hasta la raíz en sus soluciones y
que tratan de asfixiar a este Efesé hasta que éste se desplome en todos sus
valores morales y estéticos que lo sustentan. Los “Javieres” tratan de
desviarnos la mirada hacia esa parte de la casa para que la efesemanía no vea
cómo avanzan las llamas hasta esa estancia secreta de salvación. Huye, huye, no
importa adónde, nos dicen. Sálvese quien pueda, ellos, sobre todo, es su
consigna general. Y, como Buda, los “Javieres” vienen a decirnos a todos los
amantes de este Club, ¡huyan, amigos, hemos incendiado vuestra casa y esta está
ardiendo!
Se ha perdido, sí. ¿Qué pasa? Se
ha hecho con honor y dignidad, si es que hay algo perdido digno y honorable. A
nuestros futbolistas hoy no les han roto la cara. Han sido dos pequeños
rasguños. No preocuparse han sido solo dos meros rasponazos: RB Linense 2 – FC Cartagena 1. No
importa. El Icue se queda al lado de Sancho cuando callaba y comía bellotas:
“porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada. Y
sin hacerse más de rogar se sentó en el tronco de una desmochada encina, y,
templando su rabel, de allí a poco, con muy buena gracia, comenzó a cantar,
diciendo desta manera: “Yo sé, Olalla, que me adoras”. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 3/22: ante diem undecimum Kalendas
Apriles. Nº 366.
Texto El Rincón del Icue. Fotos descargadas
twitter terraza Cartagonova. Copyright ©
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