Fue una mañana de diciembre cuando media
España estaba en puente, cuando el invierno comenzaba a lucir, cuando el Cádiz
CF le untó, perfectamente maqueada, la cara al FC Cartagena, sacándole más
colores que los propios del arco iris. Fue un partido anunciado a bombo y
platillo, partido de altos vuelos en el Cartagonova, decían y hasta se
escribió, entre dos equipos llamados a comandar la categoría. Y como el
ambiente era de invierno, hubo poco, y al ser de pago la jornada las gradas se
resintieron y cómo el equipo no enganchaba a la afición esta escaseó.
El Cádiz FC jugó placenteramente y el FC
Cartagena ni puso atisbo de reacción y el público fue cuando estalló,
definitivamente, contra todo lo que se movió, incluido el cuerpo técnico,
jugadores y ¿directiva? Y estos hasta ordenaron a Miguel Cuesta, integrante del
cuerpo técnico del FC Cartagena, que se asomase, contra su voluntad o a
regañadientes, hasta la sala de prensa para ofrecer, quizá fuese la única, la
rueda de prensa posterior a la desagradable derrota para manifestar: “El
resultado ha sido negativo para nosotros, hemos hecho una buena primera mitad,
hemos disfrutado de ocasiones que no hemos materializado. El penalti ha marcado
el partido, antes el línea marcó fuera de juego. El Cádiz es un buen equipo.
Nunca hemos perdido la cara. Hemos sido superiores hasta el segundo gol, los
jugadores lo han dado todo”. Escuchar y ver estas manifestaciones para creer en
estos despropósitos justificativos de un equipo desangrado, abroncado y hasta
apaleado deportivamente con un fracaso absoluto y espectacular de taquilla.
Y acabó todo con una partida al escondite,
como si fueran niños y, con el tercer gol del Cádiz, la efesemanía tomó el camino
de la Alameda y, ante la crispación asomaron a la luz dos pancartas de apoyo a
los Riazor Blues y los abonados de tribuna arrearon contra Florentino Manzano.
Y hasta David Buitrago, Pedro Cordero, Pedro Reverte y el ex albinegro Fernando
se asomaron desde la tribuna y comenzaron las risas para sus adentros. Y el
Icue, raudo, puso pies en polvorosa, tenía que dar los últimos retoques al
Nacimiento y formular las peticiones, adornadas con unos rezos, para que los
Reyes Magos y de Oriente llegasen a solucionar este desastre de forma
anticipada. Y, en su marcha. El Icue llegó a escuchar aquello de: “nos van a
aburrir a todos; vaya equipucho y baya banda”. ¡Ay, ay, ay!
El Icue y…cuando los gaditanos, sin apretar,
untan la cara al EFESE
“Tarde o temprano, todo el mundo se enfrenta a las
consecuencias de sus actos”. (Robert L.
Stevenson)
Se pregunta el Icue, antes de
entrar en el corazón del partido de esta mañana en el Cartagonova frente al
Cádiz CF, si todo lo que manifestó Florentino Manzano en la rueda de prensa del
pasado jueves es absolutamente cierto. El Icue dice que no, que Florentino lo
sabe y añade, que si Txutxi Aranguren, amigo del Icue y ya gozando de la paz de
Dios, hubiese estado entre nosotros, al oír a Florentino, habría puesto el grito
en el cielo. Así que, amigo Florentino, aun estando cercanos a la Navidad, el
Icue le recomienda que se aleje a desovar a otro sitio ese buenísmo que usted
reflejó días atrás ante los medios informativos cartageneros: “Ese día del
Córdoba había muchos cartageneros en la plantilla, no he visto todavía decir
que esos fracasaron, solo me acusan a mí, eso es una historia que era mentira y
algunos de vosotros, la prensa, seguís manteniéndolo, la gente que no me conoce
hablará mal de mí, yo invito a hablar de lo que sea, no se puede decir nada de
ese partido, no existe nadie que me puede acusar de nada, porque no lo hay”.
Pero como lo que nos contó el
pasado jueves, juntamente con usted, es ya “exclusivamente pasado” en este
Cartagena de nuestras entretelas, dejémoslo estar y vayamos al partido de esta
mañana donde el resultado FC Cartagena 1
– Cádiz CF 3 lo dice todo.
Llegábamos a este enfrentamiento
con titulares como estos en la prensa cartagenera: “Primera mini final”; “Cartagena-Cádiz, un partido con sabor a Segunda”
y “Primera final en diciembre”. El Icue, ni harto de vino riojano, hubiera
lanzado las campanas al vuelo con estos titulares; era éste un partido normal,
de dos equipos normales, uno el gaditano, con más historia y años en Primera
División, y otro el FC Cartagena, con iguales o parecidos problemas económicos
y hasta con parecidas convulsiones en el equipo técnico y dentro de su
plantilla. ¿Qué se podía esperar con estos antecedentes? Pues lo que ha salido:
un partido insulso, con ilusión hasta que duró, con muchas carencias y hasta
con los mismos defectos, arropado por el miedo y por el temor de sus
contendientes. Pero apareció Jona, minuto 31, y marcó el primero para el Cádiz
y aquí se descompuso el FC Cartagena y aparecieron la tristeza, el cabreo, la
desesperanza y el desasosiego. Y en estos “valores” estaba la afición cuando de
nuevo Jona, minuto 60, marcó el segundo de penalti y aparecer Juan Villar,
minuto 65 y firmar el tercero gaditano, fue todo uno. Aquí se rompió la
esperanza, la estrategia, si la hubo, la expulsión de Montoya, los
inexplicables cambios, la Jornada económica, el tapado cuerpo técnico dentro
del banquillo y las lamentaciones. Todo envuelto y confuso con esa eterna
carencia del equipo cartagenero: la de ser un equipo sin gol. Pero hete aquí
que apareció “el pechotes” Sebas Ribas, lanzó un zapatazo y puso, cuando el
mediodía fenecía, minuto 89, el de la vergüenza.
Ha sido éste un partido que en
nada se ha parecido al de la pasada temporada, solamente que se ha jugado a la
hora del aperitivo y, aun con sol, ha sido una mañana fría, muy fría, casi
heladora, como el partido y de tímpanos como el resultado, ¡qué pena!, que este
equipo, nuestro Cartagena, no haya sido capaz de ganar, y hoy, ni de empatar y
que los gaditanos, sin hacer un gran encuentro, han pasado por encima al FC
Cartagena, se encontraran con Jona y Villar y hasta con balones al larguero de
Limones. Este podía ser el resumen, pero esta mañana también han existido otras
diferencias: la primera se ha dado en el palco, se han mostrado en él, como el
pasado año, Florentino Manzano representando no al Cádiz, sino al FC Cartagena;
la segunda es que en la mañana de hoy, se esperaba, por lo menos como el año
pasado, a la afición gaditana y no ha sido así y la tercera la que se refiere a
la asistencia de aficionados al Cartagonova, ésta, señores Javieres, ha sido
escasa, ¿2000 espectadores?, muy escasa para ser, como dicen los titulares de
la prensa cartagenera, un partido con sabor a Segunda. ¿A Segunda de qué? ¡Ay,
ay, ay!
Durante el partido y,
fundamentalmente, después de marcar el Cádiz el segundo, se han escuchado voces
pidiendo dimisiones, ciertamente no ha sido un chaparrón de voces, pero sí las
hubo, hasta las han escuchado los árboles de la Alameda teñidos de oro y de
luz. Para contarlo todo, es cierto que hasta hemos visto pancartas toscas y
pareados vulgares, pronto retiradas. No, esto no, no están los tiempos
futboleros para esto y tampoco hubiese sido bueno que la RFEF se enterara de
ello. Ay, la efesemanía se está quedando sin estética y sin poetas. ¿La culpa?,
ya lo sabes, querido Icue, es de los Javieres y, ahora ya lo sabemos, también
de Florentino Manzano, a pesar de que manifieste: “Me dijeron que el Cartagena
se moría y, por eso, traje a Martínez”. ¡Ay del Papá Noel de barba blanca al
viento, trajín y ruido de tráfico!
Hoy le hubiera gustado al Icue
narrar la crónica de un sensacional partido. Lo pensó en los primeros veinte
minutos. Y por primera vez en esta temporada, haber sentido y disfrutado la
posibilidad de que este FC Cartagena - Cádiz CF, tan absolutamente amoral por
las diferencia de presupuesto, hubiese sido un partido guerreado y con suspense
hasta el final y parecido a esos combates entre dos boxeadores al borde del KO
en el último asalto. Pero no ha sido así, el FC Cartagena cayó y besó la lona y
no fue en el último suspiro, fue en esos minutos fatídicos de cada jornada.
Quizá no fuera justo, pero así es el mundo de esos partidos de “final en
diciembre” como anunciaron iba a ser éste.
Al ver el Icue en el palco a los
Javieres, los Manzano, algún que otro edil, todos ellos custodiados desde un
vomitorio, su vomitorio, por el Gladiator y vigilado por Isi, de la Terraza
Cartagonova, ha recordado esa lenta agonía del pez fuera del agua. Todos ellos allí
mezclados cómo las esfinges egipcias mezclaban la cara de los faraones. Todos
ellos deseando parecerse o ser nuevos faraones cartageneristas en periodo de
desarrollo y todos ellos muertos del susto que esta mañana nos ha proporcionado
este Cádiz que ha estado más serio que nunca, y que tiene un hombre, Claudio
Barragán Escobar, jugando a ser un lúcido entrenador, mientras el FC Cartagena
sigue sin entrenador y sin saber a qué juega. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 12/7: ante diem septimum Idus
Decembres. Nº 352.
Texto El Rincón del Icue. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
0 comentarios:
Publicar un comentario