Hace un año por estas fechas, día arriba, día abajo, el Icue
comenzó a caminar sólo, ufano, alegre y hasta dicharachero. Acababa de
separarse de unos padrastros nodriza porque, desde su tiranía, le fueron
cortando, poco a poco, las alas de su libertad, después de encerrarlo en una
jaula que, pareciendo de cristal, resultó ser de acero corten puro, duro y sin
ventanas que la ventilasen. Y voló libre y aquí está con unos cuantos miles de
lectores que cada semana acuden a él bien para leer lo que la temporada pasada sucedió,
bien para entretenerse gozando o sufriendo con la intrahistoria del partido
dominguero de nuestro FC Cartagena.
Y fue justamente contra La UD Almería B, un seis de octubre de
20013, cuando, ya instalado en su nueva casa y en su acicalado Rincón, les
contó lo acaecido en ese duelo de necesidad y sufrimiento en el que se
enfrentaron el FC Cartagena y La UD Almería B.
El FC Cartagena, lo mismito que mañana y frente al mismo rival,
estaba apremiado, tenía prisa, demasiadas prisas, esas prisas malas consejeras en
todos los órdenes de la vida y, fundamentalmente, en el mundo del fútbol. Tantas
eran esas prisas que obligaron a Tevenet a declarar, como buen andaluz y como
perfecto taurino, que: “Hay prisas y yo siempre he dicho que las prisas son para
los ladrones y para los malos toreros. No hay que tener prisa en el mundo del
fútbol, porque muchas veces la pausa y la calma son las que te dan muchos
momentos de gloria.”
Y al final se sufrió, pero se ganó, aunque fuese agónicamente y con ese solitario gol marcado por Fernando en el minuto 62. Fue un partido sufrido pero balsámico, tanto que obligó a Tevenet, en un alarde de sinceridad, a manifestar que: “La gente es soberana, y puede pensar lo que quiera. Sabemos que no somos un equipo para pasearnos. Somos un equipo de gente currante, humilde, con un escudo y un estadio que pesa mucho y eso hay que saber digerirlo”.
Y se digirió, vaya si el Icue lo digirió. Lo hizo a la luz de su
Rincón mientras otros quedaban en la oscuridad de su caverna en la que todavía
siguen, ¡Ay, ay, ay!
El Icue, su cambio de casa y…el sufrido triunfo del Cartagena
“las familias
felices se parecen y las infelices tienen su propia manera de serlo”. (León Tolstoi)
Eso es lo que decía Tolstoi y eso es lo que hoy le
pasa a La Medusa. Ella está contenta, mejor feliz y dichosa. Otros al otro lado
de La Medusa no, no están para echar cohetes. Son cosas de la publicidad. La
Medusa, decíamos, está feliz porque ha acogido en su nueva estancia, en esa
estancia lúcida, espaciosa y olorosa, con sabor a esa fruta de membrillo de
tiempo otoñal, a ese Icue que se ha trasladado de hogar, dulce hogar, para
disfrutar de libertad, sin ataduras de ningún tipo y así volver con esplendor
en la hierba y con la gloria en las flores como dejó escrito William
Wordsworth.
El Icue no ha muerto, aunque quisieron matarlo. Hay
que haber leído a los clásicos para saber que matar a un hijo es un acto
inconcebible en nuestra cultura, aunque Plutarco nos narrase que el
infanticidio era algo habitual en Cartago para aplacar a los dioses y las
mujeres romanas tirasen a sus hijos al río Tíber hasta que el emperador
Constantino prohibió esa práctica. Otra vez Cartago y Roma y otra vez cultura
contra incultura y sabiduría contra ignorancia.
Todos los días de partido de nuestro FC Cartagena
volverán a encontrar aquí a un Icue rejuvenecido, ambicioso, siempre correcto
en escribir, que para eso está protegido y bendecido por ese monasterio en el
que se produjo el primer vahído de nuestra lengua. ¡Léanlo, sólo como
entretenimiento, abandonando toda mezcla de pesimismo, desconfianza y envidia!
Aquí queda el Icue envuelto entre amores, elogios y
amistad, dejando para otros los desamores, las descalificaciones y la enemistad
para imponer sus ideas futbolísticas a dentelladas tratando de punzar en los
sentimientos de los lectores con estiletes.
¡Asómate ya, querido Icue a este nuestro patio de
vecinos, a este Rincón del Icue en el que los argumentos serán más importantes
que los gritos en nuestra tertulia y comienza a narrar esos sentimientos
futbolísticos de la tarde de hoy, aquí en la orillita de La Rambla, que para eso
viniste a esta tu nueva morada!
La de hoy ha sido una victoria deseada, necesaria y
aguerrida. Sí, sí, AGUERRIDA. Me explico: hace tiempo, uno era muy joven, esta
palabra se engastó en mi jerga futbolística y se quedó para siempre ahí pegada,
como esmeralda en oro. Es palabra inofensiva que, sin embargo, acabó
desplazando a otras más útiles y precisas en mí narrar futbolístico. Fue una de
las más conspicuas. Nació para definir a los soldados que tenían aficionados
en batalla y, por tanto, se consideraban curtidos. Luego empezó a
usarse, de forma más oblicua, para denotar valor y audacia. Y a partir de esa
segunda acepción adquirió una considerable popularidad en el fútbol.
La escuché por primera vez, dentro del ámbito
futbolístico, hace tiempo, en referencia a un equipo de principios de los años
70. Alguien dijo por televisión que aquel equipo tenía una defensa “aguerrida”.
Sí, aguerrido ha sido esta tarde el FC Cartagena en el sentido de la valentía,
de la combatividad y no de la violencia ni de la brutalidad.
Y aun mostrándose aguerrido el equipo me ha dado la
sensación de ser un equipo tosco y de recursos limitados, porque seguimos sin
saber bien a qué juega. Aguerrido sí, pero mediocre, aunque voluntarioso. O
sea, querido Icue, nada.
Según lo de esta tarde a los chicos de Tevenet les
falta, por supuesto, pasar la gran prueba: la del Cádiz y Linense, después del
partido de Copa contra el Tudelano, allá en La Ribera Navarra. Ese será el primer examen de la temporada que
permitirá hacernos idea de las perspectivas blanquinegras: veremos si los de la
Ciudad Portuaria pueden ser auténticos aspirantes a algo, en una Liga, para el
Icue, paupérrima.
El Icue, que no es un hombre de sonrisa fácil, esta
tarde no ha podido evitar un amago de carcajada cuando un amigo me preguntó si
estaba decepcionado porque nuestro equipo no hubiese marcado más goles con tan
soberbia actuación. El FC Cartagena acababa de vencer, sólo vencer 1 – 0 porque la UD Almería B había estado
huérfano de puño de acero, podía haber vencido y hasta empatado pero pecó de
una inédita falta de intensidad y calidad en un filial.
El Icue se alegra que hoy, en el día de su vuelta a su
Rincón, el FC Cartagena haya competido aguerridamente pero sin equilibrio y
magia y nos diese la impresión que se le va cayendo el pelo como a Marcos
Rodríguez y Diego Segura en el campo como en un otoño eterno. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce. Dies 10/06: Pridie Nonas
Octobres. Nº 299.
Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/ y La Medusa Paca.
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