El Icue
y...cuando Sancho callaba y comía bellotas
“Y sin hacerse más de rogar se sentó
en el tronco de una desmochada encina, y, templando su rabel, de allí a poco,
con muy buena gracia, comenzó a cantar”. (El Quijote)
Aquí estamos,
querido Icue, fieles y firmes en nuestras convicciones y sabiendo de lo que
escribimos. Aquí estamos, todavía sin el Gladiator y, a partir de hoy, también
sin “el Bomba”. Lo dijimos el domingo pasado, está escrito. Simón Ruiz junior:
“El señor Simón, ya lo sabemos, está rubricado, es el entrenador testaferro, el
entrenador cómplice y, hasta si ustedes me lo permiten, el entrenador
fiduciario o albacea, según informes y otros servicios que obran en nuestro
poder, de los cuadernos azules, blanco y negro de Don Julio Cesar Ribas, alias
Gladiator, y de los consejos amplios y extensivos que, como hemos podido
observar esta tarde le susurra “el Bomba” a la paciente oreja del señor Ruiz”.
Así lo
escribimos, todos contentos y, ¿esta tarde en Lepe qué?, más de lo mismo: el FC
Cartagena sigue empatando 2 - 2,
cosa que no es suficiente; el FC Cartagena sigue teniendo problemas, grandes
problemas de dirección y todo suele medio solucionarse cuando se hacen los
cambios, tarde casi siempre, y salen los que a mi entender debieran ser
titulares: Chus Hevia y Gato.
Eso fue ayer y
hoy, más de lo mismo, cosa tan igual ha sido que, tirando de lo que largaban
las emisoras de radio y, como la retransmisión iba algo lenta y, en algunos
casos, muy, muy pesada, tanto que la línea on line no la aguantaba, me ha dado
tiempo de recordar aquello que decía don Quijote en el capítulo XI de la
Primera parte para poder titular lo de hoy y reflexionar, cosa que haré más
tarde.
Que nadie se
olvide que esta tarde el Efesé ha jugado en Lepe y por lo
tanto, amigo Icue, esta crónica de los sentimientos embutida en su intrahistoria
debería empezar con un chiste, pero comienza con una definición: la definición
de humor, y es que el partido jugado esta tarde por los jugadores del FC
Cartagena ha sido de risa y de llantos que hasta nos han transmitido a los
presentes y a los oyentes, por un lado una gran carga de humor, y por otro una
gran sonoridad de lloros: “Humor es la facultad de parodiar las propias
convicciones, o sea, de pensar”. Efectivamente el partido ha sido una parodia,
una auténtica parodia que, después del llanto más sublime, nos ha conducido a
toda la efesemanía a sonarnos con moquero grande. Y es que entre lloros, por no
haber ganado, se nos ha quedado un estado de ánimo más propio de rechinar de
dientes que de compatibilizar la risa a mandíbula batiente. Lo de Lepe y todos
sus añadidos: el Gladiator, el Bomba, el que hace de presidente y el recadero
es toda una conjura de la risa y hazmerreir del mundo mundial. Todo es un
chiste, una parodia, un esperpento, que
si Jotaefese, enorme viñetista, quisiera podría dibujar lo que sucede en este
Cartagena con pinceladas a lo Enrique
Jardiel Poncela, Quino y hasta aderezarlo con humor musical tipo Galaxia
Gutenberg.
Ni en Lepe, ni en Cartagena y su campo, ni en Uruguay a través de la nube, este
Cartagena carbura y está gripado mucho, mucho antes de que el Paloma se
marchara y engañara a los Javieres, a Daniel Golpe y a Floren Manzano, corresponsables
de lo que está sucediendo con el Gladiador. Este Cartagena ha perdido todo aquel
encanto de Fabri, Paco Jémez, Juan Ignacio, Pacheta, ¡ay mi Pacheta!, y
Tevenet. Este entrañable club, nuestro, vuestro, suyo, Cartagena, si no quiere hundirse, debe bucear
en su brillante pasado cercano. De lo contrario, ya saben: empate tras empate y
a no llegar al objetivo. Es muy triste para el Icue manifestar que este equipo
y su organización es tan sólo una silueta borrosa de lo que fue tiempos no muy
lejanos. Este equipo y su organización
están sin frescura, es tedioso, a veces sin ideas, ha perdido las teclas
y va a la deriva. Y ¡cuidado! va de cante en cante.
“Y tras esta larga arenga, que se pudiera muy
bien excusar como dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le
trujeron a la memoria la edad dorada, y antojósele hacer aquel inútil
razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y
suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho asimesmo callaba y comía bellotas,
y visitaba muy a menudo el segundo zaque, que, porque se enfriase el vino, le
tenían colgado de un alcornoque”.
¿Y qué le place, respondió el mozo? Llorar, pero de
risa. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 10/1: ante diem quintum Idus
Octobres. Nº 344.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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