Y tuvo que ser
Menudo, ese pequeño gran jugador que, desgraciadamente ya no está aquí en la
Ciudad de Cartagena, que me consta ama. ¡Qué pena! Ya no está aquí y sí por La
Rioja, Andalucía del norte, vendimiando goles y elaborando un juego con tanta
solera como esos reservas que por estos pagos se elaboran.
Que Menudo es un
gran jugador, nadie lo discute. Que no debió abandonar la disciplina de nuestro
Cartagena, todos lo dicen. Que se le echa en falta en la orilla de la Rambla,
no se duda. Que es un jugador maestro, a las pruebas me remito: Se llama Juan
Carlos, se apellida Menudo y no está aquí, pero se le quiere. ¡Ay, ay, ay!
Aquella mañana
de la noche de Reyes fue la mañana de Menudo. Tevenet se dio cuenta, movió el banquillo
y el sevillano Menudo puso en juego la gracia, el pellizco, el duende y el salero,
y surgió la remontada y el rescate.
Fueron dos los rescatadores, Menudo y Limones, los que rescataron a los de
Tevenet del infierno malagueño de El Palo. Fue entonces cuando nuestro Cartagena
empezó a dominar y a llevar el peso del encuentro para, a partir de ese minuto
60, llegar los mejores minutos de los
blanquinegros, decididos a llevarse los 3 puntos del Nuevo San Ignacio.
Recuerda el Icue
que aquella victoria fue sufrida pero merecida. Fue un triunfo a base de lucha,
trabajo y sabiduría, en el que hubo fantasía, habilidad, torería y un
“subalterno” llamado Menudo que tanto trasteó el partido que puso en suerte al
Palo para que, por dos veces, lo estoquearan Megías y Aranda en propia puerta.
Fue el día de la
noche de Reyes cuando apareció Menudo y nos regaló este triunfo.
El Icue y…las trirremes cartageneristas
“El mando y el
señorío es de aquellos que vencieron la batalla”. (Jenofonte)
Ahora
que ya está bien muerto el 2013 y perfectamente vivo este 2014, y cuando la
Cabalgata de Reyes está a punto de partir para hacer el reparto de regalos, va
el Icue, se echa a la calle para pasear por las arterias de la CIUDAD
TRIMILENARIA DE CARTAGENA: Mayor, Puerta de Murcia, el Carmen, Plaza de España
y Alameda de San Antón tratando de realizar una encuesta entre la efesemanía,
los no efesemaníacos y esos amantes de todo lo bueno de su ciudad, preguntando
si el 2014, año recién nacido y con cincos días de vida, será el año del
ascenso, puede asegurar el Icue que, probablemente y sin temor a equivocarse,
después del 1-2 conseguido esta mañana en el San Ignacio, campo del barrio del
Palo, más del 80 por ciento de los cartageneros creen que este año va a ser el
de la recuperación de esa Segunda División o Liga Adelante perdida años atrás.
Ahora bien, siempre habrá algún pesimista que crea, piense y divulgue, mala
follá para ellos, que no será así, porque el ave mítica todavía no ha llegado.
¿Serán malajes los tíos?
Allí
se trasladó el FC Cartagena, a ese San Ignacio, campo de barriada, en el que
jugar iba a ser difícil, tendrían que ponerse el mono de trabajo y salir a por
ellos. Así lo hicieron, ¡qué grandes sois chavales! Y nos ofrecieron un gran
regalo de Reyes. Y es que nuestro Efesé ha arrancado la segunda vuelta
exactamente igual que empezó la Liga, con remontada, con idéntico resultado y
es que estos chicos, con su Tevenet al frente, tienen algo diferente. Y tan
diferente, tanto que se ha hecho realidad lo que el míster vaticinó y,
efectivamente, la distancia con el 5º clasificado es tan importante que
nuestro, suyo Cartagena ya está a 7 puntos del Linense. Y para estar ahí el
Cartagena, tuvo que pasarlo mal, muy mal y aparecer Limones, como en el
Carranza, para poner una estrella más de héroe en sus galones. Y también
apareció la ilusión y el minuto 60 del partido, donde, de nuevo, Tevenet acertó
cambiando a Fede por Menudo, ese pequeño gran jugador, eléctrico, veloz y con
perfecto toque de balón.
Justo
se habían cumplido dos minutos desde que Javilillo había subido al marcador el 1-0
para los paleños. Todo salía mal para los nuestros, sólo había un partido de
rompe y rasga, de patadón y arriba, de balones aéreos hasta que apareció el Menudo
jugador y con su maestría, sacar una
falta al punto de penalti y el balón rozar en la cabeza de un defensa, corría
el minuto 65, y Aranda la desvío hacia su red
y empató el partido. Y todo cambió. Y el Icue comenzó a darse cuenta de que
este gran jugador, su toque de balón y sus saques de falta están, como nuestro
Cartagena, bendecidos. Y los de Tevenet tomaron aire, subieron las
revoluciones, se vinieron arriba, les dio alas y fueron a por el partido,
apostando por ser un equipo vencedor que nunca se da por vencido, juegue quien
juegue. Y, en estas estaban, cuando Carlos David, minuto 75, tuvo una muy clara
ocasión, para dos minutos más tarde aparecer Mejías con su tercer gol en la
temporada, adelantar al Cartagena y darle la vuelta al partido- 2-1-, y
no hubo más. Bueno sí, diez impresionantes minutos de remontada y en los que
todo el trabajo de este equipo tuvo su recompensa.
Si
hubo más, querido Icue, tanto, que me acordé de Jenofonte y, aunque demostró su
máximo talento como general de caballería, habitualmente viajaba en los
trirremes griegos. Y el Tevenet-Jenofonte notó que esas sus trirremes lograban
cubrir su camino hacia puerto en la mitad de tiempo que otras. Los remeros
llegaban sudando a tierra, pero felicitaban al cómitre que les mandaba y se
iban felices a casa. Los que llegaban más tarde no sudaban, pero hablaban mal
del viaje, de su jefe y del tiempo perdido. Según Jenofonte, la clave estaba en
un buen liderazgo: si el cómitre azuzaba y estimulaba a sus remeros, si les
imponía una cadencia de remo alta pero sostenible, el rendimiento del trirreme
era óptimo. Algo de eso ha habido en este partido celebrado en el barrio
malagueño de El Palo en esta mañana de la
noche de la ilusión.
Al
finalizar el artículo me he acordado de una visita que hice a Málaga, pleno mes
de agosto. Estaban en fiestas, ¡Dos mío qué calor, qué asfixia, que sofoco!, y
me llevaron a cenar a un bar en el que decenas de camareros se entrecruzaban
por las mesas de El Tintero, que es así como se llamaba y se llama el
restaurante-chiringuito y que estaba, desconozco si ahora también, situado al
final del paseo marítimo de El Palo, en Málaga. Aluciné. Los camareros llevaban
de todo menos la carta: jarras de cerveza, espetos de sardinas, jibia, rosada
plancha, vitorianos, ensaladilla rusa y algunos pimientos...En El Tintero los
comensales, lo practiqué, cazaban su plato al vuelo. Un camarero llevaba unos
buenos jureles, brazo en alto y a la mesa. Y valga la metáfora, esto es lo que
ha pasado esta mañana, los tres puntos los hemos cazado al vuelo del esforzado
empeño.
¡Ah!,
se me olvidaba; en El Tintero, recuerdo, tampoco había cuenta como tal. Un
señor se paseaba constantemente al grito de ¡El que cobro, oiga, yo soy el que
cobro! Y vino a nuestra mesa, contó los
platos y los procesó en una libretilla. Un, dos, tres... tomáramos lo que
tomáramos, acabamos tocando a veintitantos por cabeza. Ruidoso, como el partido
de esta mañana, aquí cerca, en El Palo, pero sabrosón: CD El Palo 1 -FC
Cartagena 2. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto
J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 1/5: Nonae
Ianuariae. Nº 315.
Texto La Medusa
Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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