sábado, 25 de octubre de 2014




Y tuvo que ser Menudo, ese pequeño gran jugador que, desgraciadamente ya no está aquí en la Ciudad de Cartagena, que me consta ama. ¡Qué pena! Ya no está aquí y sí por La Rioja, Andalucía del norte, vendimiando goles y elaborando un juego con tanta solera como esos reservas que por estos pagos se elaboran. 

Que Menudo es un gran jugador, nadie lo discute. Que no debió abandonar la disciplina de nuestro Cartagena, todos lo dicen. Que se le echa en falta en la orilla de la Rambla, no se duda. Que es un jugador maestro, a las pruebas me remito: Se llama Juan Carlos, se apellida Menudo y no está aquí, pero se le quiere. ¡Ay, ay, ay!

Aquella mañana de la noche de Reyes fue la mañana de Menudo. Tevenet se dio cuenta, movió el banquillo y el sevillano Menudo puso en juego la gracia, el pellizco, el duende y el salero,  y surgió la remontada y el rescate. Fueron dos los rescatadores, Menudo y Limones, los que rescataron a los de Tevenet del infierno malagueño de El Palo. Fue entonces cuando nuestro Cartagena empezó a dominar y a llevar el peso del encuentro para, a partir de ese minuto 60,  llegar los mejores minutos de los blanquinegros, decididos a llevarse los 3 puntos del Nuevo San Ignacio. 

Recuerda el Icue que aquella victoria fue sufrida pero merecida. Fue un triunfo a base de lucha, trabajo y sabiduría, en el que hubo fantasía, habilidad, torería y un “subalterno” llamado Menudo que tanto trasteó el partido que puso en suerte al Palo para que, por dos veces, lo estoquearan Megías y Aranda en propia puerta. 

Fue el día de la noche de Reyes cuando apareció Menudo y nos regaló este triunfo. 


El Icue y…las trirremes cartageneristas

“El mando y el señorío es de aquellos que vencieron la batalla”. (Jenofonte)

Ahora que ya está bien muerto el 2013 y perfectamente vivo este 2014, y cuando la Cabalgata de Reyes está a punto de partir para hacer el reparto de regalos, va el Icue, se echa a la calle para pasear por las arterias de la CIUDAD TRIMILENARIA DE CARTAGENA: Mayor, Puerta de Murcia, el Carmen, Plaza de España y Alameda de San Antón tratando de realizar una encuesta entre la efesemanía, los no efesemaníacos y esos amantes de todo lo bueno de su ciudad, preguntando si el 2014, año recién nacido y con cincos días de vida, será el año del ascenso, puede asegurar el Icue que, probablemente y sin temor a equivocarse, después del 1-2 conseguido esta mañana en el San Ignacio, campo del barrio del Palo, más del 80 por ciento de los cartageneros creen que este año va a ser el de la recuperación de esa Segunda División o Liga Adelante perdida años atrás. Ahora bien, siempre habrá algún pesimista que crea, piense y divulgue, mala follá para ellos, que no será así, porque el ave mítica todavía no ha llegado. ¿Serán malajes los tíos? 

Allí se trasladó el FC Cartagena, a ese San Ignacio, campo de barriada, en el que jugar iba a ser difícil, tendrían que ponerse el mono de trabajo y salir a por ellos. Así lo hicieron, ¡qué grandes sois chavales! Y nos ofrecieron un gran regalo de Reyes. Y es que nuestro Efesé ha arrancado la segunda vuelta exactamente igual que empezó la Liga, con remontada, con idéntico resultado y es que estos chicos, con su Tevenet al frente, tienen algo diferente. Y tan diferente, tanto que se ha hecho realidad lo que el míster vaticinó y, efectivamente, la distancia con el 5º clasificado es tan importante que nuestro, suyo Cartagena ya está a 7 puntos del Linense. Y para estar ahí el Cartagena, tuvo que pasarlo mal, muy mal y aparecer Limones, como en el Carranza, para poner una estrella más de héroe en sus galones. Y también apareció la ilusión y el minuto 60 del partido, donde, de nuevo, Tevenet acertó cambiando a Fede por Menudo, ese pequeño gran jugador, eléctrico, veloz y con perfecto toque de balón. 


Justo se habían cumplido dos minutos desde que Javilillo había subido al marcador el 1-0 para los paleños. Todo salía mal para los nuestros, sólo había un partido de rompe y rasga, de patadón y arriba, de balones aéreos hasta que apareció el Menudo jugador  y con su maestría, sacar una falta al punto de penalti y el balón rozar en la cabeza de un defensa, corría el minuto 65, y Aranda la desvío hacia su red  y empató el partido. Y todo cambió. Y el Icue comenzó a darse cuenta de que este gran jugador, su toque de balón y sus saques de falta están, como nuestro Cartagena, bendecidos. Y los de Tevenet tomaron aire, subieron las revoluciones, se vinieron arriba, les dio alas y fueron a por el partido, apostando por ser un equipo vencedor que nunca se da por vencido, juegue quien juegue. Y, en estas estaban, cuando Carlos David, minuto 75, tuvo una muy clara ocasión, para dos minutos más tarde aparecer Mejías con su tercer gol en la temporada, adelantar al Cartagena y darle la vuelta al partido- 2-1-, y no hubo más. Bueno sí, diez impresionantes minutos de remontada y en los que todo el trabajo de este equipo tuvo su recompensa.


Si hubo más, querido Icue, tanto, que me acordé de Jenofonte y, aunque demostró su máximo talento como general de caballería, habitualmente viajaba en los trirremes griegos. Y el Tevenet-Jenofonte notó que esas sus trirremes lograban cubrir su camino hacia puerto en la mitad de tiempo que otras. Los remeros llegaban sudando a tierra, pero felicitaban al cómitre que les mandaba y se iban felices a casa. Los que llegaban más tarde no sudaban, pero hablaban mal del viaje, de su jefe y del tiempo perdido. Según Jenofonte, la clave estaba en un buen liderazgo: si el cómitre azuzaba y estimulaba a sus remeros, si les imponía una cadencia de remo alta pero sostenible, el rendimiento del trirreme era óptimo. Algo de eso ha habido en este partido celebrado en el barrio malagueño de El Palo en esta mañana de la  noche de la ilusión.

Al finalizar el artículo me he acordado de una visita que hice a Málaga, pleno mes de agosto. Estaban en fiestas, ¡Dos mío qué calor, qué asfixia, que sofoco!, y me llevaron a cenar a un bar en el que decenas de camareros se entrecruzaban por las mesas de El Tintero, que es así como se llamaba y se llama el restaurante-chiringuito y que estaba, desconozco si ahora también, situado al final del paseo marítimo de El Palo, en Málaga. Aluciné. Los camareros llevaban de todo menos la carta: jarras de cerveza, espetos de sardinas, jibia, rosada plancha, vitorianos, ensaladilla rusa y algunos pimientos...En El Tintero los comensales, lo practiqué, cazaban su plato al vuelo. Un camarero llevaba unos buenos jureles, brazo en alto y a la mesa. Y valga la metáfora, esto es lo que ha pasado esta mañana, los tres puntos los hemos cazado al vuelo del esforzado empeño.

¡Ah!, se me olvidaba; en El Tintero, recuerdo, tampoco había cuenta como tal. Un señor se paseaba constantemente al grito de ¡El que cobro, oiga, yo soy el que cobro! Y vino  a nuestra mesa, contó los platos y los procesó en una libretilla. Un, dos, tres... tomáramos lo que tomáramos, acabamos tocando a veintitantos por cabeza. Ruidoso, como el partido de esta mañana, aquí cerca, en El Palo, pero sabrosón: CD El Palo 1 -FC Cartagena 2. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 1/5: Nonae Ianuariae. Nº 315.

Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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