domingo, 5 de octubre de 2014





 El Icue y…cuando el telegrama anunció: el equipo bien la puntería fatal



“La misma esperanza deja de ser felicidad cuando va acompañada de la impaciencia”. (John Ruskin)



Querido Icue, llegábamos hoy al Cartagonova, cuando decaía la tarde de la primera semana de octubre con un sol membrillero que atontaba un poco, y con todo vendido, resuelto y hasta aclarado: El señor Simón, ya lo sabemos, está rubricado, es el entrenador testaferro, el entrenador cómplice y,  hasta si ustedes me lo permiten, el entrenador fiduciario o albacea, según informes y otros servicios que obran en nuestro poder, de los cuadernos azules, blanco y negro de Don Julio Cesar Ribas, alias Gladiator, y de los consejos amplios y extensivos que, como hemos podido observar esta tarde le susurra “ el Bomba” a la paciente oreja del señor Ruiz. Esto no es novedoso: lo sabía y lo conoce el Gobierno de los Entrenadores, los correveidiles provincianos del Gobierno de los entrenadores, hoy llamado Comité de Entrenadores,  y hasta todas las gentes principales del Reino, pero ha sido el dichoso Comité el que ya se ha dado por enterado mientras que los nuestros, en medio de la abulia y la indefinición, quedan a la espera. Pero no preocuparse, Ribas está en un llegar, dicen esos enteradillos del ayer y más bien poco de hoy. ¡Ojo! se va a encontrar con la novedad de que la furgoneta que los utileros del Efesé usan para transportar todo el material quedó requisada y esto puede preocuparle tanto que como dicen, los enteradillos, hasta puede venir con unos chavales, mozos de cuerda, que le ayuden a transportar los enseres del entrenamiento: esos conos, picas, balones, ropa y otros enseres hasta los campos de ídem. No preocuparse: a Gladiator le falta poco. Pero la experiencia le ha servido a la efesemanía para darse cuenta y comprobar que no hay técnicos iguales; existe el técnico inferior, el técnico mediocre y el técnico superior. El Icue, es cierto, no sabe cuál es el mediocre, pero sí conoce cuál es el inferior.

Y en esas estaba el Icue, contándoselo a su vecino de butaca cuando se dio cuenta de que el partido había comenzado y hasta terminado con ese resultado. Otra vez se ha empatado en casa, ante un filial, de Sevilla, en el Cartagonova tuvo que ser y no del Betis.  FC Cartagena 0 – Sevilla Atlético 0. ¡Malaje resultado!


El partido de esta tarde me ha recordado aquella anécdota que mi agricultor me contó no hace mucho y que, deseando trasplantar un olivo mediterráneo en su tierra, lo compró y lo transportó hasta allí con tal cariño que, cuando llegó la primavera floreció y dejó de parecerse a un olivo, convirtiéndose en un tejo, árbol de frutos rojos, pero de sombra venenosa que, según la superstición, me anunció que no me quedara sopa a su sombra porque podría darse el caso de no despertar nunca. Esto es lo que ha pasado esta tarde en el Cartagonova: el FC Cartagena quiso poner el juego y lo puso. 
Quiso marcar y hasta tuvo ocasiones, hasta siete contabilizó el Icue, y las recuerda y no las olvida: aquella primera, minuto 5, de Carlos Martínez, en un mano a mano, que, solo delante del portero, lanzó fuera porque el balón iba botando; otra segunda en una buena combinación entre Luque, Ribas y Carlos con lanzamiento final desviado por poco; Otra, minuto 38, de Robusté que, en un balón que le deja muerto Luque, inexplicablemente la manda fuera; otra, ésta ya en la segunda parte,  Ribas recibe un balón en profundidad que cede de cabeza para que, de nuevo Carlos Martínez, remate a puerta sin portero y un defensa muy atento la despeje; Y ya terminando el partido un gran tiro de Chus Hevia, que acababa de entrar, el portero la despeja a córner. Y otra de Gato que a punto estuvo de pegar el arañazo definitivo y paradón del power rangers sevillista. Y la que pudo ser definitiva en un penalti, que todos creímos pitado a favor del Efesé, cuando lo que en realidad pitó el colegiado fue el final del partido. Fútbol sin suerte. Fútbol transformado. Y un partido en el que el Efesé le pudo cantar a los del Nervión hasta tres bulerías, aunque pudieron ser cinco, seis, siete... Vaya usted a saber. ¿Verdad, Icue? Pero el olivo se convirtió en tejo.

Pero es que el fracaso y el ridículo blanquinegro sobrevolaron por todo el estadio en muchos pasajes del partido. Hoy el partido de la mala suerte ha sido de risa y como un sainete de los hermanos Quintero, por cierto sevillanos. Hoy nadie, ni los 3630 espectadores, ni los futbolistas y técnicos han sido estorbo ni esperpento, ni tampoco mediocres. Esperpento sí, hubo uno: el resultado, el 0-0, ese ha sido el esperpento. 


Pero, ¿quién es, donde está, el nuevo goleador de este Cartagena? El Icue se ha acordado de Florián, de Fernando y hasta de Toché, pero si ya tenemos a Ribas y a Pallarés, me soltaba mi compañero de butaca. Sí, pero no les llegan buenos balones, ni malos tampoco a esos delanteros. El equipo ha jugado y crecido y ha tocado y tocado y tocado, y ha tenido empaque y talento, pero ha carecido de profundidad. Increíble.

Que el FC Cartagena ha dominado hasta agotarse, pues claro. Y el problema, apreciado Icue, ya no es el Gladiador ni su ausencia, ni “el Bomba”, ni Simón. El problema es el gol, ese gol que me invita a recordar para cantar con ritmo de salsa aquella letra que decía aquello de: "Que será de ti, si tu camino es incierto, sin tener a quien contarle de lo nuestro". Bueno, ¡ánimo! no todo es tan trágico, no olvidarse que llegará la luz de la nieve y de las flores, aunque ahora estemos en la palidez de los días de otoño. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 10/5: ante diem tertium Nonas Octobres. Nº 343.  

Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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