El Icue y…cuando los empates pueden no ser suficientes
“cuán presto se va el
placer;
cómo después de
acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo
pasado
fue mejor”. (Jorge Manrique)
Yo no soy un enterao en esto del cante andaluz, en
esto del toque andaluz y en esto del flamenco, pero aprovechando que mi
Cartagena acaba de jugar y empatar 0-0
en Lucena deseo comenzar a escribir los sentimientos que he tenido en esta
tarde gris de noviembre acordándome, aun no siendo un enterao, de la música,
del estilo y hasta de la gracia y fuste que transmitían aquellas guitarras de Paco
Díaz de Lucena, El Niño Ricardo, Perico el del Lunar, Sabicas, Habichuela y Tomatito.
Y lo he hecho al comprobar, una tarde más, cómo este nuestro Cartagena de hoy
ha tenido algo de música, un poco de estilo, poca gracia y fuste y nada,
absolutamente nada de duende, ¡ay si hubiera estado hoy en este equipo, en este
campo y en esta ciudad andaluza nuestro Juan Carlos Menudo! Seguro, seguro que
la hubiese armao, como la está armando en Logroño.
Escribir de nuestro FC Cartagena cuando no queda nadie
y absolutamente nada de aquel glorioso del mayo del 2009 es una tristeza y
hasta cuesta trabajo. Ese Cartagena murió, desapareció sin música, casi sin
hacer ruido, sin acompañamiento y solamente arropado por el duelo de su fiel
efesemanía. Ese glorioso espíritu lo acaban de enterrar y sepultar unos
enterradores-sepultureros venidos de fuera y, ¡ay!, con ese funeral taparon con
tierra toba esas ilusiones, iniciativas y bien hacer de esos, “malditos”
hacedores de esperanzas e ilusiones: los José Teso, los Arango, los Pedro
Reverte y esos dos directivos de buena dirección como fueron Cristina Bustillo
y Fran de Paula. Y hasta, para que no quede huella de marketing, han cerrado
esa tienda cartagenerista, centrada en una de las calles más concurridas de
Cartagena y próxima al ciudadano a la hora de comprar prendas, recuerdos y suvenires
de nuestro bien amado Efesé. Pero, ¡cuidado, derribadores, destructores y
machacadores de todo olor fragante cartagenerista! No se olviden, llegará otro cancioneril tiempo
manriqueño y sus vientos los barrerá, también, a ustedes al ritmo poético de
esa primera copla que, recuérdenla, dice: “Recuerde el alma dormida, /avive el
seso y despierte/contemplando/cómo se pasa la vida, /cómo se viene la
muerte/tan callando; /cuán presto se va el placer; /cómo después de acordado/da
dolor; /cómo a nuestro parecer/cualquiera tiempo pasado/fue mejor”.
Y como ven, y a pesar de esos deshacedores de
esperanzas y vendedores de humo, ese tiempo de recuperación futbolística tampoco
ha llegado esta tarde al estadio Ciudad de Lucena en donde el equipo de Simón
Ruiz, o de quien sea, ha vuelto a empatar 0-0 aun sacando en la alineación una defensa, ya
familiar, un centro del campo con lo mejorcito que tenemos y una delantera que,
a pesar de la continuidad de Chus Hevia y Proxi junto a Sebastián Ribas, no ha
sabido asociarse, con demasiada ansiedad de ganar, no tener fortuna y llegar al
final del partido dándole vida a los lucentinos.
Este equipo, querido Icue, es un grupo de jugadores
melancólicos, como melancólicos son sus dirigentes y aunque todos los
personajes melancólicos tienen algo de literarios, este grupo humano ni hace
literatura deportiva ni es talentoso para proporcionarnos a los que escribimos
sobre él algo de belleza, de épica y hasta de cabriolas metafóricas. Este
equipo es inconstante e introvertido y sobre todo es inclasificable. Ellos,
jugadores, entrenadores mil, se mueven entre puntillas, como los Javieres, sin
sensibilidad goleadora y careciendo de un viejo caballero con capacidad de amenazar
a los molinos que están junto a la red de portería. El Icue siente pena al
escribir esto: este equipo carece de un as y de comodines, no tiene jugadores leyenda
ni capacidad para crearlos, tampoco estilo de juego ni ejecutores que lo creen.
Es un equipo que en algunos instantes del partido, cualquiera que se juegue, también
esta tarde, rasca, rasca, rasca y rasca pero no hace ni cosquillas y, además no
es capaz de meter un gol ni al arco iris, como así se demuestra en todos estos
meses y van doce jornadas.
Y así ha sido y está siendo, el fútbol se ha
convertido para la efesemanía en pequeños senderos de gloria. Con un solo
partido ganado, el de la semana pasada, los “gurús” condujeron al
cartagenerismo a tocar las mismas puertas del cielo. Y otro partido, el de esta
tarde, nos devuelve por camino de charcos y perjuicios. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 11/9: ante diem quintum
Idus Novembres. Nº 348.
Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©
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