domingo, 9 de noviembre de 2014






El Icue y…cuando los empates pueden no ser suficientes

“cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor”. (Jorge Manrique)

Yo no soy un enterao en esto del cante andaluz, en esto del toque andaluz y en esto del flamenco, pero aprovechando que mi Cartagena acaba de jugar y empatar 0-0 en Lucena deseo comenzar a escribir los sentimientos que he tenido en esta tarde gris de noviembre acordándome, aun no siendo un enterao, de la música, del estilo y hasta de la gracia y fuste que transmitían aquellas guitarras de Paco Díaz de Lucena, El Niño Ricardo, Perico el del Lunar, Sabicas, Habichuela y Tomatito. Y lo he hecho al comprobar, una tarde más, cómo este nuestro Cartagena de hoy ha tenido algo de música, un poco de estilo, poca gracia y fuste y nada, absolutamente nada de duende, ¡ay si hubiera estado hoy en este equipo, en este campo y en esta ciudad andaluza nuestro Juan Carlos Menudo! Seguro, seguro que la hubiese armao, como la está armando en Logroño.


Escribir de nuestro FC Cartagena cuando no queda nadie y absolutamente nada de aquel glorioso del mayo del 2009 es una tristeza y hasta cuesta trabajo. Ese Cartagena murió, desapareció sin música, casi sin hacer ruido, sin acompañamiento y solamente arropado por el duelo de su fiel efesemanía. Ese glorioso espíritu lo acaban de enterrar y sepultar unos enterradores-sepultureros venidos de fuera y, ¡ay!, con ese funeral taparon con tierra toba esas ilusiones, iniciativas y bien hacer de esos, “malditos” hacedores de esperanzas e ilusiones: los José Teso, los Arango, los Pedro Reverte y esos dos directivos de buena dirección como fueron Cristina Bustillo y Fran de Paula. Y hasta, para que no quede huella de marketing, han cerrado esa tienda cartagenerista, centrada en una de las calles más concurridas de Cartagena y próxima al ciudadano a la hora de comprar prendas, recuerdos y suvenires de nuestro bien amado Efesé. Pero, ¡cuidado, derribadores, destructores y machacadores de todo olor fragante cartagenerista!  No se olviden, llegará otro cancioneril tiempo manriqueño y sus vientos los barrerá, también, a ustedes al ritmo poético de esa primera copla que, recuérdenla, dice: “Recuerde el alma dormida, /avive el seso y despierte/contemplando/cómo se pasa la vida, /cómo se viene la muerte/tan callando; /cuán presto se va el placer; /cómo después de acordado/da dolor; /cómo a nuestro parecer/cualquiera tiempo pasado/fue mejor”. 

Y como ven, y a pesar de esos deshacedores de esperanzas y vendedores de humo, ese tiempo de recuperación futbolística tampoco ha llegado esta tarde al estadio Ciudad de Lucena en donde el equipo de Simón Ruiz, o de quien sea, ha vuelto a empatar 0-0  aun sacando en la alineación una defensa, ya familiar, un centro del campo con lo mejorcito que tenemos y una delantera que, a pesar de la continuidad de Chus Hevia y Proxi junto a Sebastián Ribas, no ha sabido asociarse, con demasiada ansiedad de ganar, no tener fortuna y llegar al final del partido dándole vida a los lucentinos.


Este equipo, querido Icue, es un grupo de jugadores melancólicos, como melancólicos son sus dirigentes y aunque todos los personajes melancólicos tienen algo de literarios, este grupo humano ni hace literatura deportiva ni es talentoso para proporcionarnos a los que escribimos sobre él algo de belleza, de épica y hasta de cabriolas metafóricas. Este equipo es inconstante e introvertido y sobre todo es inclasificable. Ellos, jugadores, entrenadores mil, se mueven entre puntillas, como los Javieres, sin sensibilidad goleadora y careciendo de un viejo caballero con capacidad de amenazar a los molinos que están junto a la red de portería. El Icue siente pena al escribir esto: este equipo carece de un as y de comodines, no tiene jugadores leyenda ni capacidad para crearlos, tampoco estilo de juego ni ejecutores que lo creen. Es un equipo que en algunos instantes del partido, cualquiera que se juegue, también esta tarde, rasca, rasca, rasca y rasca pero no hace ni cosquillas y, además no es capaz de meter un gol ni al arco iris, como así se demuestra en todos estos meses y van doce jornadas.

Y así ha sido y está siendo, el fútbol se ha convertido para la efesemanía en pequeños senderos de gloria. Con un solo partido ganado, el de la semana pasada, los “gurús” condujeron al cartagenerismo a tocar las mismas puertas del cielo. Y otro partido, el de esta tarde, nos devuelve por camino de charcos y perjuicios. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del Icue”. Dies 11/9: ante diem quintum Idus Novembres. Nº 348. 
 Texto El Rincón del Icue. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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