El Icue y…Ole, ole, ole!
Gato y Pallarés!
“No hay ningún viento favorable para el
que no sabe a qué puerto dirigirse”. (Schopenhauer)
Decía Simón al terminar el partido de Lucena: "No estoy de acuerdo con
que se diga hoy por lo que se hizo aquí, que somos un equipo mediocre. No
admito la palabra mediocre. Somos un equipo nuevo, con un proyecto nuevo como
sabe nuestra afición, a largo plazo, y se va creciendo". Y en el mismo
lugar Sebas Ribas, el hijo, manifestaba: "Ahora nos toca trabajar para
preparar esta nueva salida. Ganar allí sería un buen balance en el global de
estos dos desplazamientos. Vamos otra vez a un campo de césped sintético pero
nosotros estamos en el buen camino".
Pues miren ustedes, señores Ruiz y Ribas, acertaron, este equipo, aún a
regañadientes, algo creció esta mañana, ha comenzado a andar, ha dejado de
estar como estancado y ha conseguido su segunda victoria y las dos en campos
contrarios. Y, señor Ribas junior, por fin, aún con el beneplácito de Savu, este
equipo parece arrancar el camino de la buena senda. Eso sí, la buena senda vino
jugando Gato por delante de Ribas, convenciendo y siendo sustituido en su mejor
momento del partido por Pallarés para marcar entre los dos ese 0-2 de la victoria cartagenera que, de
haber fallado, se hubiera armado lo que no está en los escritos. El Icue, amigo
Simón, está en desacuerdo con usted, si se atiene a la definición de mediocre
que da el DRAE, en muchas cosas pero, fundamentalmente, en que este equipo está
dirigido, en lo deportivo, en lo humano y también en lo divino, muy mediocremente.
El Icue sigue pensando que el staff técnico le falta algo de calidad, un poco
de mérito y muy mucho de sapiencia y habilidad deportiva, aun siendo, en
calidad futbolística de sus jugadores, un equipo tirando a bueno.
Al Icue, después de escuchar lo que salía de las ondas, y ante la situación
de este 0-2 se le ocurre lo
siguiente: fue Guiseppe Tomás di Lampedusa autor de la excepcional novela
"El Gato Pardo", quien en la memorable versión cinematográfica de Luchino
Visconti y ante la revolución que embargaba a la Italia de la reunificación, el
que logra que uno de sus personajes dijera aquello de cambiar todo para que todo
siga igual. Conoce el Icue que Lampedusa no compartía la idea de que era necesario
que todo cambie para que todo siga igual. Y, ante la situación que
constantemente muestra nuestro Cartagena, bueno sería que “los Javieres”,
Gladiator, Simón Ruiz y hasta el Bomba también compartieran la idea, no del
personaje de Lampedusa, sino la del propio autor de la novela.
Piensa el Icue esta mañana que nada es ni será igual en el FC Cartagena
después de la respiración asistida prestada en Arroyo de La Luz. Lo de esta
mañana, quiere el Icue pensar, ha sido el principio de un bien muy gratificante,
para una etapa prodigiosa, y ese cambio, esta vez sí puede servir para que todo
cambie. Ya está ahí y es su principal y perentorio desafío. Pero, arránquense
el velo de sus ojos, nuestro club necesita de una transformación profunda y la victoria de esta mañana debe ser el
principio, porque ya no se trata de administrar, con criterio y cautela, lo
heredado, no queda nada que administrar, sino de crear, de alumbrar con audacia
una manera de jugar, un manejar la situación, de adecuar un modelo a las
características propias de estos jóvenes futbolistas ante lo que resta de Liga
con decisiones que pueden resultar acertadísimas, dejando de escuchar a esa
corte de mariachis y palmeros que desde un digital deportivo suelen batirles
las palmas.
El Icue reflexiona que con este resultado retornan y reaparecen los
llamados resultadistas, esa cofradía de simpatizantes que hacen gala de que en
la competición sólo importa el fondo, es decir, el resultado final. Las formas
son una entelequia o, en el mejor de los casos, un efecto secundario del que se
apropian sistemáticamente los cursis y los cuentistas. Aunque nunca se han tomado la molestia de explicar sus teorías, conviene
rechazar sus razones. Es cierto que perder es fracasar y que en la victoria y
la derrota caben emociones cuyo valor se registra en el estado de ánimo. Hay
que concederles, además, otro beneficio: si bien algunos equipos, precisamente
los más débiles, sólo miden su rendimiento en el marcador, nadie puede
reprocharles que acepten cualquier camino y justifiquen cualquier procedimiento
para alcanzarlo. Aprovechar alguna ventajilla ocasional, ya sea una jugada de
laboratorio o un golpe de suerte, es el derecho indiscutible de quienes carecen
de los recursos del campeón.
Para los resultadistas, el FC Cartagena hasta hoy es, mal que nos pese, el
equipo que en La Liga 2014-2015, era ese chusquero de moda que enganchando
siete puntos de nueve, se reafirma, nos venden el encanto de bostezar y vuelven
a insistir en que sólo hay dos tipos de juego: uno feo, pero práctico, y otro
vistoso, pero inútil. Esos resultadistas olvidan que el fútbol de esta 2ª B es
un juego que carece de espectáculo, y que un espectáculo puede ser cualquier
cosa, salvo aburrido. El aburrimiento, para el que lo trabaja.
El partido de esta mañana, otra mañana de luz otoñal, ha sido, aun ganando,
la vuelta de tuerca a ese principio del cambio. De su velocidad y criterio
darán respuesta los resultados. El FC Cartagena se encuentra ante el mayor reto
de su historia, corta historia, por cierto. Ójala los caprichosos y redondos
dioses del balón le sean favorables. Es la hora de los valientes. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. desde el “Rincón del
Icue”. Dies 11/16: ante diem sextum
decimum Kalendas Decembres. Nº 349.
Texto El Rincón del Icue. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
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