Aquellas vísperas, primeros días de diciembre de 2012, los
diarios cartageneros titulaban sus columnas de la siguiente manera: “A La Isla en
busca de colchón”. “De nuevo a jugarse la hegemonía”. Y una vez jugado todo
quedó sin colchón, volvieron sin hegemonía y los de Pato mostrando su peor cara
para salirse del play-off en San Fernando. Y un tal “Pato” lo consagró todo con esas lapidarias
frases; “El San Fernando quería ganar más que el Cartagena" y me he visto
en la obligación de preguntarles a mis jugadores en el descanso si querían ganar o no”.
Estas frases le sonaron al Icue a
despedida, hecho que ocurriría dos semanas después, cuando el Villanovense se
acercó hasta el Cartagonova, remontando el vuelo y ganando 0-1. Fue entonces
cuando el Pato escuchó la primera bronca seria en el Cartagonova y hasta
aparecieron los primeros pañuelos solicitando su marcha.
Aquella tarde
decembrina, como lo refleja el Icue en su intrahistoria del partido, el
Cartagena dilapidó el liderato en San Fernando, salió del playoff convirtiéndose
en un vulgarote equipo y volvió a firmar una actuación horrible y horripilante.
Y por aquellas fechas y días Pato estaba
muy enfadado, como salido de sí, con barruntes, y también sus futbolistas, no
sé si unos con otros o con el presidente que, despreocupado de lo futbolístico
y afanado en sus vinos y en sus aceites, ni aparecía por el club ya que llevaba
dos meses sin dar señales de vida. No acudía a los partidos ni viajaba con el
equipo y su despreocupación deportiva era absoluta.
UN RINCÓN PARA DOCE.
Pedro Roberto
El Icue y…el aroma amargo a
uva, a vino y vida
“Esteros de Sancti
Petri / salinas de San Fernando / espejos de sol y sal / donde se duermen los
barcos”. (Fernando Villalón)
Domingo, 02 de diciembre de 2012
Habló Pato, se descolgó con esta
declaración en la previa del partido: “Nunca
he visto a un Cartagena malo”. Y subió el pan. El FC Cartagena hizo el
ridículo en el estadio Bahía Sur de San Fernando, perdió y salió roto, con “el
Volteretas” expulsado y fuera de los puestos con opción a jugar la fase de
ascenso. ¡Pato, mejor calladito! porque con sólo sacar a pasear la lengua,
¡zas!, dos en todos los morros: San
Fernando CD 2 – FC Cartagena 0
A este buen hombre hay que decirle que la efesemanía no tiene un pelo de tonta y recordarle que los periodistas, plumillas o sucedáneos no son imbéciles, ni gilipollas hasta creerse aquello de: “un día quedamos todos los que estamos aquí y vemos tranquilamente un vídeo de un partido del equipo, ya sea por partes o completo. Y ahí interactuamos y me decís si el Cartagena juega bien o no. Lo que hacemos aquí no se lo veo a ningún otro equipo de Segunda”.
Cite cuando quiera, cite donde desee a toda la canallesca, veamos lo que ha sucedido esta tarde y deje de inter-actuar. Ya no podrá decir, por nunca jamás, que vio a un Cartagena malo. No, ya está ahí. Este equipo, no sé si el suyo, ha inter-actuado hoy contra los cañaíllas, no como malo, sino como peor. Se nos ha mostrado como esa estrella que, sin esperar pase la Navidad y sus Majestades los Reyes vuelvan al Oriente de sus arenas, ha dejado de iluminar, se ha agotado y ya no puede proporcionar esa luminosidad e ilusión que venía impartiendo hasta la llegada de este diciembre.
Este Cartagena, el de hoy, es un Cartagena que no sólo ha perdido la hegemonía al no saber ejercerla, sino que ha perdido la primogenitura y no por un plato de lentejas, sino también todo el respeto de sus rivales. Ha perdido hasta el oremus. No digo que haya perdido hasta la vergüenza deportiva, pero si ha tenido pérdidas y se ha ido desangrando a medida que avanzaba la temporada y le han ido soltando algún que otro mandoble que lo han dejado tumbado en la quinta escalera de subida al cuadrilátero.
Hay algunos cronistas que manifiestan
que, el Cartagena cuando juega fuera del Cartagonova, “sube un par de enteros”. No. Para subir enteros hay que jugar y
saber jugar a la Bolsa y, de momento, este equipo comandado por un
“Pato”, ni juega, ni sabe jugar porque no tiene reservas económicas, ni
físicas suficientes para presentarse en el patio de operaciones y sentarse a
observar cómo se mueve la pantalla de los índices bursátiles. Este Cartagena
está tieso y no hay tu tía, ni Pato que valga. Este equipo no crece, todo lo
contrario, mengua.
El partido de hoy allí, en San Fernando, ha sido una explosión que ha roto la calma de toda esa afición que, cada quince días, transita jubilosa o triste por ese querido puente de la Rambla que tiene como fondo tres de los más famosos castillos cartageneros: el Castillo de Galeras, el Castillo de Atalaya y el Castillo San Julián. Todo lo de esta tarde, tratándose de ciudades marineras, ha sido como una explosión que ha sacudido el valle mostrándose como una lluvia de piedras saltando como un vómito al vacío.
Hoy hubiera deseado recordar San Fernando de otra manera, haberla recordado con un triunfo de nuestro equipo y como la conocí hace demasiado tiempo, días en los que me encantaron sus calles de casas hermosas en la parte baja y más sencillas en la alta, sus plazuelas en las que es tan lógico salir a tomar unas copas de manzanilla... después de visitar palacios neomudéjares o renacentistas como el de los duques de Medina Sidonia, conventos, iglesias y...
Hoy y deseo terminar, el alma del Cartagena se esfumó, perdiéndose, entre las tranquilas aguas del Guadalquivir. No quiso, no pudo, cuando todo era propicio, y quedó enterrada entre las bodegas de esta ciudad de manzanilla ahogándose con esa bebida deliciosa y un tanto demoníaca –demasiado fácil de beber y demasiada resaca que sufrir. Sí, el alma cartagenerista y cartagenera se adormeció entre las botas de esas bodegas deliciosas, antiguas y bellísimas que al no estar bajo tierra, como otros calaos que yo conozco y quiero, son acariciadas por ese aire del mar y del río para colmar con toque especial a ese toque vino.
Y mientras el FC Cartagena, adormecido,
que no muerto, por ese embriagador y suave aroma a uva, a vino y vida de
manzanilla, quedó allí hundido junto al contento de los isleños al no
poder paladear ese triunfo tan deseado. No pudo hacerlo, ni
disfrutó de esa manzanilla bien fría para arrancarse por esas alegrías
que un día ya lejano se arrancó Camarón y traerse hasta la bahía cartagenera la
luminosidad de esta tierra que, por ser también marinera, le prestase, empapase
o inspirara con el embrujo de estos hermosos versos de Fernando Villalón: “Esteros
de Sancti Petri / salinas de San Fernando / espejos de sol y sal / donde se
duermen los barcos”. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 12/2: ante diem quartum Nonas Decembres. Nº 267.
http://lamedusapaca.blogspot.com.
Texto y fotos El Rincón del Icue. Copyright ©
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